El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.

Paul Greenberg

14 de marzo de 2010

PLAN DE GOBIERNO INCUMPLIDO

PARTIDO APRISTA PERUANO - PLAN DE GOBIERNO 2006-2011

II. PLAN DE ACCION INMEDIATA – 180 DIAS

6. Seguridad Alimentaria.

Ampliar la entrega del vaso de leche.

Restituir el Ministerio de Pesquería. NO SE HA CUMPLIDO.

E. PROMOCION DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICION

159. Concertar un Programa Nacional de Pesca para consumo humano directo de calidad, mediante la reestructuración de la flota. NO SE HA CUMPLIDO.

D. PESQUERIA Y ACUICULTURA
254. Considerar al Sector Pesquero como fuente primordial para la alimentación y prevención de la salud para la población nacional pobre y en extrema pobreza, especialmente de madres gestantes y lactantes y de niños de tres años, orientado a reducir la desnutrición (proteínas, calorías) y eliminar la malnutrición (vitaminas y minerales), en un plazo de diez años, mediante el consumo de pescado- Anchoveta, de 14.2 Kg./ hab. a 31.1Kg./ hab., complementado con productos regionales (papa, camote, quinua, maíz, entre otros), mediante la comercialización de cadenas y cluster privados. EL AVANCE ES POBRE Y NO ARTICULADO DEBIDAMENTE.

255. Impulsar el desarrollo de la Acuicultura Marítima (langostinos, concha de abanico, choros, abalones, turbot, engorde de atunes), Lacustre (tilapia, trucha) y Fluvial (gamitana, paiche y peces ornamentales), para desarrollar productos competitivos y de alto valor agregado, que generen trabajo y divisas. Para consolidar esta actividad proponemos crear el Instituto de Desarrollo de la Acuicultura (IDEA). NO SE HA CUMPLIDO.

256. Impulsar la implementación de un adecuado Reordenamiento Pesquero concertado. NO SE HA CUMPLIDO.

257. Proponer que en el Reordenamiento del Estado, se considere que el Sector Pesquero debe estar incluido dentro del primer nivel de decisión política y que el Instituto del Mar del Perú se reubique fuera del sector pesquero, pero dentro del más alto nivel del Estado. NO SE HA CUMPLIDO.

258. Proponer que el Rol del Estado en el sector pesquero sea el de promover, facilitar y regular su desarrollo, con participación del sector privado, quien asume la inversión y gestión en todas las actividades de extracción, transformación y comercialización. NO SE APRECIAN AVANCES.

259. Reafirmar nuestra soberanía territorial marítima de las 200 millas.

260. Sostener que es de interés nacional preservar las especies pelágicas y declarar la zona costera de las 5 millas, para pesca exclusiva de los pescadores artesanales. NO SE HA CUMPLIDO.

261. Proponer la modernización y construcción de embarcaciones artesanales con tecnología y asignación de líneas de créditos; propiciaremos que las embarcaciones industriales estén dotadas de adecuadas bodegas refrigeradas y aparejos apropiados para pesca de consumo humano directo e indirecto; promoveremos la presencia de flota nacional para pesca de altura, bacalera y atunera; y prohibiremos la construcción de nuevas embarcaciones industriales. NO SE HA CUMPLIDO.

262. Propiciar que el desarrollo de la pesca de pota, atún y especies pelágicas principalmente anchoveta, jurel y caballa, se destine para el consumo humano interno, para la industria nacional (conservas, etc.) y la exportación; así como la investigación y utilización de nuevas especies pesqueras. NO SE HA CUMPLIDO.

263. Impulsar la consolidación del Perú como “primer país de extracción de especies para la producción y exportación de harina y aceite de pescado de alto valor agregado”. EL AVANCE ES EXCLUSIVO DEL SECTOR PRIVADO Y NO DERIVADO DE UNA ACCION DE ESTADO.

264. Proponer la consolidación y el fortalecimiento del Fondo de Desarrollo Pesquero, como ente financiero. LA ENTIDAD NO ES SOLAMENTE FINANCIERA, ES RESPONSABLE DE INFRAESTRUCTURA, DESARROLLO ACUICOLA Y LUEGO UNA FUSION INCONVENIENTE CON EL CENTRO DE ENTRENAMIENTO PESQUERO DE PAITA TIENE RESPONSABILIDAD EN CAPACITACION.

265. Fortalecer el aseguramiento de salud y de jubilación de los pescadores incluyendo en forma efectiva a los pescadores artesanales, a través de consolidar la Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador, convirtiéndola en institución especializada y competitiva. EL PROBLEMA DE LA CAJA CONTINUA.

266. Propiciar el desarrollo de la investigación científica, tecnología e innovación. NO SE APRECIA AVANCE ALGUNO.

267. Apoyar la presencia del PERU en la Antártida.

Se han incumplido la mayor parte de los puntos ofrecidos en el Plan de Gobierno, especialmente el referido a la restitución del Ministerio de Pesquería.
El sector ha tenido un importante logro en colocar al país en un excelente ranking mundial de sostenibilidad de la pesquería de anchoveta como se reconoce en la “EVALUACIÓN COMPARATIVA DE LA BIODIVERSIDAD, LA PESCA Y LA ACUICULTURA EN LA ZONA ECONOMICA EXCLUSIVA DE 53 PAÍSES”, editado por Jackie Alder y Daniel Pauly.

Otro logro importante ha sido el primer paso en el ordenamiento de la pesquería de anchoveta merced al Decreto Legislativo 1084, que aprobó los límites máximos de captura por embarcación, y sobre el cual el Tribunal Constitucional señaló que la regulación contenida en él también es compatible con una de las materias específicas que fueron delegadas por la Ley 29157, como es la mejora del marco regulatorio del sector pesquero en lo que respecta a los recursos de anchoveta y anchoveta blanca, afirmando que el establecimiento de límites máximos de captura por embarcación es constitucional en la medida que busca tutelar el derecho de toda persona a disfrutar de un entorno ambiental idóneo para el desarrollo de su existencia, pues se orienta a garantizar la adecuada captura y extracción del recurso de anchoveta y anchoveta blanca.

Sin embargo ambos logros no se encuentran contenidos en la oferta electoral y fueron alcanzados por una administración independiente, no por Ministros ni viceministros del Partido de Gobierno.

Aparentemente, en lo que queda de este gobierno, no se verá un intento de rectificar y cumplir algunas de las ofertas electorales. Durante esta administración, al parecer, no se verá un Ministro ni Viceministro aprista que rectifique en algo el incumplimiento de la oferta electoral hecha durante la campaña.

Dos de los OPD del sector tuvieron un jefe del Partido durante algún tiempo. Dos OPDs fueron fusionadas innecesariamente (FONDEPES Y EL CEP PAITA). De los tres organismos públicos del sector que quedan a la fecha, ninguno de ellos está dirigido por funcionarios del Partido gobernante.

Al parecer, el régimen terminará su período sin presencia aprista en el sector pesquero.

Para colocar la actividad pesquera en un contexto de desarrollo sostenible, la política debe afrontar específicamente las relaciones recíprocas entre el presente y el futuro en lo que respecta al agotamiento de las poblaciones ícticas, así como a los efectos perjudiciales de la actividad pesquera en los asentamientos costeros y el vertido de residuos sobre ecosistemas marinos más amplios.

Para realizar una gestión política de ordenamiento pesquero se necesita conocer, tener cierta especialización y cierto orden en los procedimientos. Pero solo ello no basta. Es necesario contar con capacidad de comunicación, habilidad de trabajo en equipo, herramientas como la negociación y el manejo de conflictos, interpretación de comportamientos sociales y capacidad de análisis y síntesis de problemas y soluciones. Igualmente, integridad moral, principios y ética compatibles con la protección y desarrollo de los recursos pesqueros.

Los ministerios son los responsables en el rol del Estado para promover el desarrollo en su ámbito. La forma general de gestión fragmentada y sectorializada tiene como expresiones concretas una alta desestructuración entre las instancias estatales que realizan tareas similares, propicia la duplicidad de esfuerzos, compone bases de datos no compatibles, vela por los intereses institucionales específicos antes que los del conjunto del territorio, reduce la capacidad de prevenir conflictos y mantiene un escaso conocimiento del valor de los daños y perjuicios que causa la improvisación y la inexperiencia.
Una política pesquera debe ser parte de una estrategia general de desarrollo sostenible.

Una política exitosa debe basarse en un proceso de planificación completo e integrado, para armonizar los valores culturales, económicos, ambientales y para equilibrar la protección ambiental y el desarrollo económico. Sin un proceso integrado de planificación, ni de participación ciudadana, tiende a ser incompleta, desintegrada y sectorial.

La actividad pesquera viene siendo manejada en una forma muy poco eficiente y no sostenible, originando al Estado grandes pérdidas de renta y costos sociales y ambientales muy altos, ya ha afectado la composición y estructura ecosistémica, ha reducido la productividad del sistema, afecta la salud de las poblaciones costeras y mantiene a la mayoría de participantes del sector en niveles de pobreza.

En general, los grandes beneficios económicos del sector pesquero alcanzan a una fracción mínima del empresariado pesquero y genera rentas mínimas al Estado que no permiten el financiamiento adecuado de programas sociales o la investigación y programas de monitoreo, control y supervisión necesarios para el manejo sostenible de los recursos. No genera beneficios para la gran mayoría de la población ni provee alimentación a los sectores de menores recursos, especialmente los alejados de la costa.

El país tendrá que esperar un nuevo gobierno para desarrollar una Política de Estado que asegure una pesquería sostenible, a menos que se den los primeros pasos en lo queda de esta administración.

12 de marzo de 2010

El nuevo FONDEPES

  MALAS MANERAS

Esta emblemática institución del sector pesquero artesanal peruano cuenta desde marzo 2010 con un nuevo Reglamento de Organización y Funciones.

Por mandato de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo y del DS 034-2008-PCM, esta entidad no cuenta ya con un Consejo Directivo, el cual ha cesado en sus funciones.

Un nuevo Jefe ha sido designado en reemplazo de su último presidente, el economista Cesar Vargas Luna quien ha sido cesado abruptamente. Los relevos de los cargos de confianza son válidos, sin embargo es censurable la forma como se ha hecho en este caso. No es correcto que el funcionario se entere leyendo la Resolución de cese en el diario El Peruano, en lugar de recibir la noticia, primero, de la autoridad que lo cesa en sus funciones.

César Vargas Luna, jefe del Plan de Gobierno del sector pesquero del partido de gobierno, deja el cargo luego de una gestión marcada por su honestidad, sencillez, don de gentes y compromiso con el sector pesquero artesanal. Abandonado por su partido deja el equipo de gobierno digno, tranquilo, sereno, y afable como siempre. Representa uno de los últimos exponentes de un APRA identificada con los ideales de su fundador, Víctor Raúl Haya de la Torre. Una gran pérdida para el sector.

Su recuerdo quedará marcado para siempre entre los pescadores artesanales y entre la gente que lo conoció y tuvo el honor de trabajar con él.

El partido de gobierno en este último tramo de su gestión ya no posee líderes en el sector. Vargas Luna deja el recuerdo de una gestión memorable y una sensación de frustración por el incumplimiento de las ofertas del Plan de Gobierno que el APRA ofreció al país en la campaña electoral.


13 de febrero de 2010

ADMINISTRACION Y GESTION DE LA PESQUERIA

El régimen legal pesquero adolece de defectos estructurales graves que nacen en una equivocada definición de los límites y tratamiento que se da a los agentes activos.
 
Se discrimina indebidamente entre artesanales e industriales cuando ambos grupos pescan comercialmente.
 
Todas las personas que extraen recursos naturales renovables contribuyen a la mortalidad de las especies y por tanto deben estar sujetos a reglas, siendo la primera y más elemental, la de no exceder los límites de captura de ningún recurso para no extinguirlo.
 
Debiera definirse legalmente al pescador artesanal como aquella persona que pesca para alimentarse directamente y para subsistir, usando herramientas manuales y su propia fuerza física. Si se mecaniza, deja de serlo.
 
Por el contrario, se debe definir que aquellas personas que pescan con asistencia mecánica o por encima de su capacidad de consumo individual lo hacen por negocio y por tanto debiera denominárseles pescadores comerciales y estar sujetos a regulación respecto a las cantidades máximas que están facultados a extraer.
 
A toda la pesquería comercial debiera asignársele cuotas máximas de captura por especie, por caladero, puerto o región de desembarque.
 
Sucede que actualmente la actividad de los llamados pescadores artesanales es inequívocamente con propósitos comerciales y faenan sin medida (ni clemencia) hasta que agotan o desaparece su recurso objetivo.
 
Debiera, así mismo, adoptarse medidas para recuperar las biomasas objetivo para consumo humano, revisar y discutir la vigencia y validez de mecanismos de manejo pesquero como es el "libre acceso" y evaluar opciones de manejo regulando el acceso a los recursos mediante cuotas por especie y por caladeros.
 
Los enormes volúmenes de desembarque de los recursos pesqueros hacen del Perú un país rico y privilegiado. Sin embargo, esta bonanza nunca se ha traducido en alimentación para los peruanos ni en beneficios económicos para ellos. La mayor parte de la extracción se transforma en harina y aceite que son exportados. Esta exportación aporta como tributo el impuesto a la renta, pero en una proporción inadecuada. Genera bonanza empresarial y empleo (aunque no mucho, por cierto), pero al país no le representa una cifra importante en términos de recaudación tributaria. Por otro lado, los derechos de pesca que se pagan por la extracción de algunos recursos, como la anchoveta, no guardan proporción con los niveles de exportación.
 
La producción de conservas se exporta en su mayor parte, y la que se destina al mercado nacional está dirigida a sectores con capacidad adquisitiva alta. No contribuyen con la alimentación popular, pues la lata es cara y no permite variedad en la cocina (no se puede hacer un ceviche ni un chilcano con una lata de atún, por ejemplo). Por otro lado, no sabemos a ciencia cierta qué es lo que contiene dicha lata. Se etiqueta como atún, pero no hay forma de que el consumidor esté seguro de eso.
 
La producción de congelado está reservada básicamente a la exportación. El mercado interno no lo recibe por falta de infraestructura de frío, y lo poco que queda para el consumo nacional está destinado a quienes compran en grandes supermercados.
 
La producción de curados es la que más impacto tiene sobre la alimentación popular, pero a su vez es la de menores volúmenes.
 
La pesca fresca se circunscribe a alimentar a las ciudades costeras y a algunas pocas de la sierra, pero a un bajo precio para el pescador artesanal, en volúmenes insuficientes, a precios relativamente altos para la población de menores ingresos, y en condiciones sanitarias dudosas.
 
La definición de una política de Estado para el corto, mediano y largo plazo es necesaria. Una política pesquera debe ser parte de una estrategia general de desarrollo sostenible, y su éxito debe basarse en un proceso de planificación integrado para armonizar valores (culturales, económicos, ambientales) y equilibrar la protección ambiental y el desarrollo económico.
 
Esta política debería lograr gradualmente una pesca sostenible que alcance objetivos de desarrollo tales como el mantenimiento de la calidad, diversidad y disponibilidad de recursos en el contexto de la seguridad alimentaria y la mitigación de la pobreza. Una política que regule la tributación a niveles más convenientes para el país y lo compense por el impacto ecosistémico que produce.
 
A diferencia de los recursos agrícolas y ganaderos, los pesqueros no se riegan, no se abonan ni se fumigan. Además, no tienen un propietario, pues aunque teóricamente lo es la Nación, ésta resulta un concepto abstracto. El pescador artesanal extrae los recursos sin regulación y sin pagar ningún derecho por hacerlo.
 
Por otro lado, la extracción del pescador industrial paga muy pocos derechos de pesca, y no por todos los recursos extraídos. Esta captura va fundamentalmente a la industria reductora de harina, por la cual el país percibe un impuesto a la renta lamentable, y una parte más pequeña va a al CHD para alimentar a otros países.
 
Tanto el industrial como el armador ganan mejor que el pescador artesanal, pero aún así no gana el país. Así, la exportación de alimentos con alto componente de proteína debe hacerse después de haber atendido el consumo nacional. Por eso, los recursos hidrobiológicos necesitan una política sectorial diferente, donde la soberanía y seguridad alimentarias (en términos de FAO) sean privilegiadas.
 
Todos los planes de gobierno, todos los diagnósticos existentes y todos quienes critican el manejo del sector proponen cosas en términos generales.
 
De la gran variedad de diagnósticos y propuestas existentes se puede rescatar un buen proyecto, sin embargo no hay reforma o política válida si no se dispone de los recursos económico suficientes.
 
Por ello, se concluye que lo más razonable para poder entrar a un período de reforma estructural del sector, lo primero es trabajar un dispositivo que genere los recursos necesarios y a su vez dicte las medidas más urgentes que requiere el sector. Y que además, de su activación puedan desprenderse efectos colaterales que contribuyan al ordenamiento pesquero que todos reclaman y exigen, pero sobre el cual no existen propuestas viables y acciones efectivas.
 
La subasta de cuotas es una medida interesante que ga-rantiza el derecho al acceso a la captura mediante el pago de un justiprecio y teniendo como límite el tamaño de la biomasa a ser extraída determinada por métodos científicos.
 
No habrá acuicultura si no hay fondos para investigación y desarrollo.
 
No habrá descontaminación ambiental si no hay fondos para limpiar las bahías contaminadas
 
No habrá mayor consumo interno de pescado si no hay infraestructura de frío para la comercialización.
 
No habrá calidad sanitaria en los productos hidrobiológicos si no hay infraestructura de desembarque y de comercialización adecuada y habilitada para ofrecer inocuidad de los productos.
 
El ajuste tributario y por pago de derechos de pesca es un factor de urgencia para poder empezar a aplicar un reforma sobre el modelo de gestión pesquera actual.
 
Este solo ajuste permitiría al Ejecutivo hacer una acción de gobierno eficaz, largamente reclamada por la población e insatisfecho a la fecha:
  •  Limpieza de las bahías contaminadas por la industria pesquera y los propios desembarcaderos pesqueros.
  •  Incrementar la investigación que hace el órgano científico en beneficio del estudio de nuevas especies y de la determinación de una tasa anual de captura de anchoveta que no afecte negativamente al resto de especies predadoras y dependientes de esta última.
  •  Colocar los desembarcaderos pesqueros y los merca-dos en condiciones sanitarios óptimas que garanticen la comercialización de pescado sin riesgos para la sa-lud.
  • Disponer de fondos para mejorar los controles sobre la pesca ilegal en forma eficiente.
  • Disponer de fondos para impulsar el desarrollo de la acuicultura.
 
Las externalidades negativas de la pesquería de la anchoveta afectan al resto de recursos pesqueros del eco sistema marino de Humboldt. La administración pesquera debería priorizar la investigación científica sobre esta interdependencia con el objeto de disponer de información adecuada para determinar cuotas máximas de captura para todas las especies.
 
En ese orden de cosas, la legislación en materia pesquera debe dejar de ser promocional y alentadora y más bien debe cerrar el acceso de nuevos actores al negocio pesquero tanto artesanal como industrial.
 
Se impone un enfoque precautorio en un escenario donde es evidente el agotamiento de los recursos pesqueros.
 
Continuar promocionando el crecimiento y el desarrollo de nuevos pescadores, cualquiera sea la magnitud y el tamaño de estos es atentar contra los actuales administrados y contra la sostenibilidad de las pesquerías.
 
La sobrepesca no constituye el único problema. La degradación del entorno marino, y la interferencia con el eco-sistema a través de la consciente o inconsciente utilización de los océanos como receptor de desechos, además de la destrucción del hábitat originadas por malas prácticas de extracción, son factores de creciente incidencia en términos de deterioro de la producción marina.
 
La industria pesquera atribuye a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino además, la cualidad de inagotable. Han elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos.
 
El problema podría ser más profundo. Los modernos sistemas de administración pesquera, no han dado la suficiente importancia a las pautas de comportamiento que caracterizan al pescador según su contexto económico, social y cultural.
 
Las generalizaciones del problema, que pretenden simplificar una situación extremadamente compleja, tienden a opacarlo. Un ejemplo es el concepto de que la reducción de la flota, o de su capacidad de bodega es una solución. Si bien esto es cierto en parte, el problema presentado de esta manera se ve reducido a una cuestión de números y, por ende, susceptible de solucionar mediante formas sencillas de regulación. El término evade el hecho de la capacidad de captura que la tecnología moderna le confiere o puede conferir a las embarcaciones de hoy. El número de embarcaciones e incluso las formulas que combinan eslora, envergadura y potencia del motor para medir la reducción o incremento del esfuerzo pesquero son bastante relativas.
 
Este punto también simplifica, relega y/o evade las complejidades ecosistémicas y las asociadas con la dinámica de poblaciones, factores determinantes del tamaño y comportamiento de los stocks.
 
Al no tener en cuenta los impactos medioambientales y ecosistémicos así como los aspectos institucionales, los sistemas de gestión han buscado soluciones que tratan los síntomas del problema y no sus causas.
 
Existen debilidades en el modelo que sirve de base a la administración pesquera. Primero, la teoría no toma en cuenta la tendencia hacia la inestabilidad que caracteriza al entorno marino; también simplifica en extremo el comportamiento de las diferentes poblaciones de peces e ignora las complejas interacciones entre las distintas especies, a través de su obstinada insistencia en utilizar referencias tomadas basándose en una sola especie. Por último, desconoce el impacto provocado por la compleja dinámica que conjuga la escasez del recurso, el desarrollo tecnológico y el comportamiento humano.
 
La industria pesquera enfrenta una crisis de administración.
 
La estructura del mercado y la vocación exportadora, han destronado al pescador artesanal, único proveedor del mercado nacional, de su tradicional presencia y participación.
 
Los aportes que representa la transmisión de conocimientos de generación en generación, han sido sustituidos por la investigación experimental, las encuestas por muestreo y la programación lineal de los resultados. En términos de política, este enfoque tecnocrático que tiene por finalidad lograr una mayor comprensión del recurso marino, ha reemplazado las estrategias flexibles originalmente empleadas en el contexto de las pesquerías locales, por rígidas normas que abarcan territorios mucho mas extensos.
 
La intervención de capitales industriales ha irrumpido en territorios tradicionalmente artesanales, transgre-dido regulaciones básicas y sustituido el concepto de sustentabilidad colectiva por el de explotación competitiva.
 
La supervivencia de los recursos pesqueros fue afectada por los procesos de penetración de capitales, las inversiones en tecnología y la creación de mercados globales.
 
La coexistencia armónica entre la pequeña empresa artesanal y la gran operación industrial perduraría solo mientras los recursos marinos mantuvieran cierto nivel de abundancia.
 
La pesquería peruana se ha centrado, desarrollado y re-gulado en los últimos años en función de la industria harinera basada en la anchoveta. Analizada por volúmenes de extracción, la pesquería peruana califica desde entonces como monoespecífica.
 
La cuota anual de captura de anchoveta se viene determinando en función del sostenimiento de la propia especie sin considerar su contribución al resto de especies en el ecosistema.
 
La anchoveta constituye el recurso forraje de las diversas especies predadoras y que son principalmente aquellas de mayor interés para el consumo humano. Su extracción intensiva tiene consecuencias desequilibrantes en el ecosistema puesto que disminuye la disponibilidad de alimento para las especies que se sirven de ella.
 
La extracción de la anchoveta hasta el límite de su sostenibilidad ha afectado seriamente la estructura trófica reduciendo la productividad del sistema hidrobiológico en el mar peruano.
 
Como consecuencia se producen externalidades negativas en el ámbito social y ambiental cuyo costo lo asume indebidamente la Nación.
 
Las biomasas de las diversas especies destinadas al con-sumo humano se han reducido, lo que ha obligado al poblador costero pescador a exacerbar sus esfuerzos sobre juveniles y a reorientarse ilegalmente hacia el recurso anchoveta, agravando aún más el desequilibrio y el estado de pobreza del sector.
 
El hecho es que hoy hay menos peces que antes. El hecho es que la pesca de otras especies que no sean anchoveta ha disminuido a niveles notorios, sin que medie explicación oficial. Ya no hay meros, corvinas, congrios, cabrillas, etc. como antes.
 

21 de diciembre de 2009

INFORMACION Y DESINFORMACION

El desconocimiento del sector pesquero es compartido por la prensa y por la propia sociedad, y por tanto ambos resultan indolentes al problema. Existe un vacío de conocimiento que es aprovechado para manipular información en uno u otro sentido. El ciudadano común está expuesto a una u otra corriente de opinión sin mayor posibilidad de defensa o de réplica.

Los temas pesqueros se analizan con superficialidad. La desinformación es evidente. Si los medios de comunicación y los analistas exhibiesen en un cuadro comparativo los valores de exportación FOB del sector, junto con los pagos que han hecho por impuesto a la renta de tercera categoría y derechos de pesca, y los ingresos recibidos por drawback y restitución de IGV por exportaciones, veremos un panorama distinto al que vemos cuando se elogia exclusivamente a las exportaciones. La labor de los medios debe ser educativa y analítica antes que destructiva y sensacionalista en determinadas circunstancias de coyuntura.

Gracias a unos medios limitados en su información y análisis, seguimos creyendo que somos buenos porque exportamos mucha harina de pescado. No asumimos conciencia, aún, de que como dueños de esos recursos pesqueros, a los ciudadanos del país no se nos está pagando un precio justo por su explotación, ni asumimos con conciencia el impacto que la industria está causando en nuestro ecosistema marino a cambio de nada, o de muy poco.

No tenemos medición del impacto causado al ecosistema derivado de la actividad de extracción. No tenemos medición del impacto causado al medio ambiente derivado de la operación de la flota y del vertimiento de residuos tóxicos al mar. No sabemos cuanto se requiere de dinero para limpiar y reparar los daños producidos al medio ambiente y al ecosistema en todo el litoral.

No se dispone de recursos suficientes para investigación y desarrollo y para controlar la pesca ilegal.

Las cifras, los cálculos, y la metodología tienen que ser revisados dentro del marco conceptual de una política pesquera que pretenda tener una pesquería sostenible. La industria pesquera debe dejar de ser un problema ecológico y además debe contribuir adecuadamente con el país, tal como lo hace la minería y la industria en general.

El Estado deberá prestar mayor atención a la educación de la población sobre las posibilidades del país como país pesquero, propiciando que sean accesibles y entendibles para todos los conceptos de ecosistema, soberanía alimentaria, cambio climático, fenómeno El Niño y sostenibilidad.

Deberá prestar atención a la difusión de los impactos de la industria pesquera sobre el medio ambiente y su verdadera contribución con los intereses nacionales, con el objeto de crear corrientes de opinión y entendimiento correctos sobre el papel que juega la industria pesquera en la vida económica de la Nación. De esta manera los medios de comunicación encontrarán a un público mejor preparado en la materia que no sea fácilmente manipulado, donde los comentarios sobre el sector no sean sesgados, equivocados, inexactos y llenos de críticas destructivas algunas veces y elogiosos sin sustento otras veces. Generalmente con muy poco aporte constructivo.

Un país con educación y bien informado siempre constituirá la mejor garantía para una pesquería sustentable que se enfrenta al futuro.

Una población conciente de la necesidad de preservar el ecosistema y el medio ambiente en beneficio de alimentos asequibles a la población nacional, constituirá la primera línea de defensa contra la sobre explotación de la industria y la desinformación de los medios.

PARA QUE LA PESQUERÍA PERUANA TENGA UN FUTURO SOSTENIBLE SE DEBERÁ:

1. Poner límites a la extracción de todos los recursos a través de una cuota global anual y cuotas individuales.

2. Imponer un pago justo y adecuado por derecho de extracción a todas las pesquerías que realicen extracción con fines comerciales.

3. Reducir el esfuerzo pesquero impidiendo el acceso de más embarcaciones a las pesquerías plenamente explotadas y sobre explotadas, y limitando el acceso a otras especies en base a estudios ecosistémicos que impongan una cuota global que no debe ser sobrepasada.

4. Poner a la exportación de productos hidrobiológicos en las mismas condiciones de competitividad que a la venta en el mercado interno. La exportación goza de privilegios como el drawback y restitución de IGV, en clara competencia desleal con el mercado interno. La industria será quien decida si exporta o vende al mercado interno, pero con las mismas ventajas para ambos mercados.

5. Imponer las más drásticas medidas para detener la contaminación producida por los vertidos de efluentes contaminantes procedentes de las embarcaciones y de las plantas de procesamiento de harina, congelado y enlatado.

6. Introducir el pago de regalías y destinarlo para llevar la investigación a niveles adecuados, para mejorar las condiciones sanitarias de los desembarcaderos pesqueros artesanales y para crear un fondo de limpieza de las bahías contaminadas por la industria.

DEFENDER LOS INTERESES DEL PAÍS ES FUNCIÓN Y DEBER DEL ESTADO

No se puede subordinar tácita o explícitamente el interés público al interés privado. El concepto de Nación y de Estado está ligado a la subordinación de los intereses privados al interés nacional, dentro de un marco legal legítimamente constituído.

Regalías o derechos de pesca, la extracción de recursos naturales renovables como los pesqueros debe pagar un justiprecio.

No es lo mismo que el impuesto a la renta. Lo que falta es que paguen un “justo precio” por el uso de recursos naturales de propiedad pública. “El justiprecio” intenta capturar, para beneficio del país, el valor de la renta económica del recurso pesquero.

Este no es un pago caprichoso para aumentar los ingresos del tesoro público, sino que más bien es un instrumento que permitirá el adecuado balance entre la mortalidad comercial de recursos naturales y los beneficios económicos de las empresas operadoras. Un dividendo por el derecho a explotar un recurso natural, que es de propiedad de todos los peruanos. Una compensación por los impactos generados sobre el ecosistema y sobre el medio ambiente.

Es el justo precio o remuneración que debe recibir el propietario de los recursos naturales, como contrapartida del aporte que éste hace al ceder sus recursos en el proceso extractivo. Así como el trabajador que es dueño de su fuerza de trabajo recibe un salario como retribución a su participación en la producción, y el capitalista una rentabilidad por sus aportes de capital, los dueños de los recursos naturales, deben recibir una retribución justa y consistente con el aporte real que estos recursos hacen a la producción.

Se afirma que el Perú aumentó sus exportaciones pesqueras y que obtuvo éxitos destacables. Lo que no se especifica es quiénes son los que ganaron. Lo que tampoco se menciona es lo que se perdió y quiénes perdieron para que el Perú de las cifras oficiales ganara.

Detrás de las utilidades alcanzadas por la Industria pesquera se oculta un problema proporcionalmente similar o mayor que los beneficios logrados según la información oficial. Bajo las publicitadas cifras que ofrecen la imagen de un sector próspero, se desarrolla el drama real de una pesquería sobreexplotada. De una industria que va dejando tras de sí un país con hermosas bahías contaminadas y devastadas. De un país que una vez agotados sus recursos pesqueros no tendrá nada que ofrecer a los inversionistas nacionales ni extranjeros. Entonces, esos capitales se irán y dejarán al Perú convertido en un país que antiguamente tuvo una riqueza pesquera.

¿Cuántos hospitales, cuántas escuelas, cuantas carreteras, cuantos desembarcaderos, han surgido gracias a la contribución de la industria pesquera? Probablemente algo haya surgido si revisamos las inversiones provenientes del canon pesquero, pero no en proporción a los volúmenes de dinero ingresado por las exportaciones.

Hoy se ve menos pescado que antes en los mercados y cuesta tanto o más que el pollo, con contadas excepciones. El beneficio del país no va de la mano del beneficio de las empresas en el actual modelo.

Los recursos pesqueros son valores que no pertenecen al explotador del recurso sino a su dueño, que en el caso de los peces somos todos los ciudadanos a través del Estado que nos representa.

El modelo exportador se ha ejercido a través de ceder, casi en forma gratuita, o muy barata, la renta de los recursos pesqueros a los grupos económicos en los últimos años.

Los resultados actuales expresan esa captura de la renta, como una seria injusticia en los ingresos fiscales. Instaura el hecho de que se beneficien los explotadores del recurso, y no sus dueños.

Se ha creado un negocio para capturar esa renta porque ahí están los grandes ingresos en una forma relativamente sencilla.

Hoy, existe un mayor dinamismo del sector pesquero exportador pero, ¿porque no irradian este crecimiento al resto del país? Que les vaya bien a estas empresas no significa que le vaya bien al ciudadano medio. Con 60, 70 o hasta 90 días de trabajo anuales por efecto del exceso de flota e infraestructura, no se genera empleo estable ni de calidad.

El sector pesquero exportador se puede renovar científica y tecnológicamente, capturar la renta y el beneficio estructural. Sin embargo, la degradación ambiental, la degradación del ecosistema y la reducción de la biomasa son significativas y amenazan el futuro.

Cuando se agoten los recursos ícticos, bien por efectos del cambio climático o por la sobre explotación ¿cuáles serán las fuentes de ingreso por exportación?

La capacidad de generar ingresos está sustentada en la captura de renta basada en la explotación de recursos naturales. Pero ahí hay límites físicos y biológicos que debemos establecer.

Debido a su impacto en los recursos marinos, la acelerada conversión de naturaleza en dinero, ha significado que el sector pesquero encare problemas como la sobreexplotación y la sobrecapitalización, es decir, embarcaciones y plantas en tierra más allá de la capacidad de los recursos pesqueros para hacerlas operar. A esto se agrega la pesca ilegal. Todos estos problemas hacen imperativo ordenar la pesquería, pero no a costa del Estado. Este último no puede asumir los costos de la irresponsabilidad o de la ineficiencia de la industria, como no ocurre en ningún otro sector de la economía. El inversionista es responsable de su éxito o de su fracaso y no debe apoyarse en el Estado para conseguir beneficios ni para cubrir sus pérdidas.

El futuro se avecina, además, con variaciones en la temperatura debido al cambio climático y tendrá un fuerte impacto en la pesca y la acuicultura. Las especies acuáticas son vulnerables al cambio climático, a diferencia de los animales terrestres, ya que son poiquilotérmicas (su temperatura corporal varía en función de la temperatura ambiente). "Cualquier cambio en la temperatura de su hábitat influye notablemente en su metabolismo, tasa de crecimiento, productividad, reproducción estacional y sensibilidad a enfermedades y toxinas" advierte la FAO.

Entre los efectos del cambio climático en la pesca y la acuicultura se destacan el aumento de frecuencia e intensidad de eventos metereológicos extremos, el más conocido de los cuales es el fenómeno de El Niño.

La FAO indica que se observan cambios en la distribución de los peces en respuesta a las variaciones climáticas, generalmente involucrando expansiones hacia los polos de las especies de aguas más cálidas y contracciones alrededor de los polos de especies de aguas más frías.

Se están produciendo cambios en la salinidad de los océanos, con un aumento de la salinidad en las aguas cercanas a la superficie de las zonas más evaporadas de la mayoría de los océanos mundiales.

Por otro lado, está disminuyendo la salinidad en las zonas marinas de las latitudes altas debido al aumento de las precipitaciones, mayor escorrentía, deshielo y otros fenómenos atmosféricos.

Además, los océanos se están volviendo más ácidos, con probables consecuencias negativas para muchos arrecifes de coral y organismos relacionados con el calcio.

La FAO afirma que, aunque existen grandes diferencias regionales, es probable que el mundo asista a cambios significativos en la producción pesquera en mares y océanos.

"Para las comunidades que dependen en gran medida de la pesca, cualquier disminución de la disponibilidad local o de la calidad del pescado para alimentación o cualquier aumento de la inestabilidad de sus medios de vida puede plantearles problemas muy graves".

El tema de fondo a tratar es la magnitud y orientación del esfuerzo pesquero total practicado por la comunidad pesquera.

Es imprescindible establecer mayores limitaciones al esfuerzo pesquero en el futuro inmediato junto con mecanismos que garanticen un mejor aprovechamiento de las reducidas biomasas disponibles.

La pesquería operó por años bajo el régimen de acceso libre, es decir, el que quería pescar lo hacía donde y cuando mejor convenía a sus intereses. En algún momento se prohibió la práctica pesquera de gran escala en una franja marina costera de 5 millas con la creencia que esta medida sería suficiente para preservar los recursos.

Posteriormente se introdujeron nuevos mecanismos de regulación en salvaguarda de las especies obligando a poseer permisos de pesca para realizar faenas pesqueras y así limitar el crecimiento de la flota y estableciendo cuotas globales de captura.

Un primer esfuerzo en dirección a limitar más el esfuerzo extractivo lo constituye el régimen de cuotas establecido para la merluza y para la anchoveta en el Perú y que sustituye al mecanismo de acceso libre a dicho recurso. Debemos esperar que esta modalidad de regulación se haga extensiva gradualmente al resto de las especies y a todos los agentes pesqueros. Tarea nada fácil pero impostergable que requiere además fomentar en la comunidad una actitud respetuosa y responsable frente a los recursos.

El esfuerzo pesquero artesanal se ha desarrollado hasta alcanzar niveles casi industriales haciendo uso y abuso de las normas vigentes. Desvirtuando la esencia del pescador artesanal que pesca con artes manuales, determinadas normas populistas han calificado a un inmenso número de empresarios pesqueros como pescadores artesanales confiriéndoles autorización para actuar sin limitación alguna.

Esta situación amerita ser corregida estableciendo nuevas y más adecuadas regulaciones a la actividad pesquera artesanal. Debe incorporarse la definición de pesca artesanal como la que se encuentra orientada a múltiples especies y utilizando una amplia gama de artes y técnicas de pesca relativamente sencillas, utilizando embarcaciones o sin ellas. Por el contrario, aquellas personas que pescan con asistencia mecánica deberán denominárseles pescadores comerciales y estarán sujetos a regulación respecto a las cantidades máximas que están facultados a extraer

Resulta sensato reclamar mayor y mejor investigación científica a fin de introducir mecanismos de manejo pesquero que permitan recuperar los recursos y que beneficien realmente a la población costera.

21 de septiembre de 2009

MAS ALLA DEL POTENCIAL PESQUERO


MAS ALLA DEL POTENCIAL PESQUERO



El potencial pesquero que Perú posee por sus posibilidades de extracción del recurso anchoveta, lo coloca en una posición privilegiada dentro del contexto mundial. Sin embargo, se hace necesario una reflexión más profunda que vaya más allá de la aritmética de la economía global.


En el juego del mercado, del libre comercio y de los planes de negocio de cada empresa, cada cual es libre de destinar su inversión a donde crea más conveniente y adecuado para sus intereses financieros.


El Estado no interviene nada más que dando el marco regulatorio dirigido a cumplir metas de control biológico y de protección. Las medidas comúnmente aplicadas son: las vedas, las cuotas, limitaciones al tamaño mínimo, control de artes y sistemas de pesca, etc. El objetivo de este ordenamiento es la preservación de las especies más explotadas, restringiendo la presión sobre su biomasa en etapas críticas. La otra intervención está referida a la recaudación, que significa la distribución de los beneficios de la pesquería para todo el país.

Todo el movimiento exportador genera ganancias, y se realiza dentro de las normas legales vigentes; pero se hace con un recurso natural que es patrimonio de la Nación y que debe ser regulado por el Estado para que alcance a todos sus propietarios, o sea todos los ciudadanos peruanos. Es por eso que existen los impuestos, en especial el impuesto a la renta y los derechos de pesca.

El problema es que analizando las cifras de los últimos diez años, se aprecia que muy poco beneficio práctico y real ha sido trasladado a los habitantes del país, tanto en términos de alimentación como de recaudación por derechos de pesca y de impuestos.

Las condiciones de equilibrio económico se encuentran muy ligadas a las condiciones legales de quienes poseen acceso al recurso.

En situación de libre acceso el equilibrio se producirá cuando el ingreso por unidad de captura se iguala al costo promedio; esto es, cuando el ingreso total sea igual al costo total. ¿Qué significa esto? Que los armadores y pescadores actuarán hasta que los ingresos sean iguales a su costo; o hasta que la renta de las pesquerías de sus stocks sea cero o se disipe.

Estas circunstancias permiten subrayar lo siguiente:
a) Cada armador y pescador posee como criterio básico y principal el hecho de que no tendrá en cuenta el resultado de sus decisiones sobre el bienestar de la sociedad;
b) No tiene en consideración el rendimiento del resto de los pescadores o armadores, ni el crecimiento o situación del stock;
c) El armador o pescador bajo libre acceso no tiene incentivos para considerar dichas cuestiones, ya que lo no capturado por él, será capturado por otro.

En consecuencia, cada armador, cada empresa pesquera, cada pescador, actuarán guiados por la maximización de su renta individual que le garantiza obtener un ingreso neto superior al que le correspondería en otras actividades alternativas.
En la medida que la industria pesquera peruana posee una capacidad de capturas muy superior a la tasa a la que los ecosistemas pueden reproducirse, significa que los recursos hidrobiológicos así como el capital no se están utilizando eficazmente.
De la misma forma, la globalización ha formalizado la desviación de la mayor parte de la producción pesquera de los mercados locales y nacionales hacia los mercados de exportación, lo que crea una triple preocupación:
a) Cómo se distribuyen los beneficios;
b) Como repercute y qué efectos genera sobre los recursos hidrobiológicos, debido a la intensa presión sobre los mismos.
c) Cómo afecta a la alimentación nacional el desvío de sus recursos alimentarios hacia el extranjero.

La rápida innovación tecnológica que permite e incentiva el incremento de las capturas debe obligar al Estado a limitar y a imponer controles y límites a la pesquería. La sobreinversión y la sobrecapitalización del sector pesquero, así comos sus triunfos o fracasos económicos, no son una responsabilidad del Estado, sino del empresariado. Por tanto el éxito o el fracaso económico de esas inversiones no pueden constituir argumento alguno para ejercer mayor presión sobre las capturas o para evadir el hecho de que la pesquería causa un impacto sobre el ecosistema y sobre el medio ambiente por el cual la Nación debe ser compensada.

De ahí la necesidad de regular y controlar el esfuerzo pesquero, dentro del marco de una Política de Estado que privilegie los intereses y las necesidades de la Nación antes que los extranjeros.

Es necesario llevar a cabo políticas de gestión adaptadas a los principios de precaución y de interés nacional.

Es evidente que en el caso de harina de pescado producida en base a anchoveta, no habrá posibilidad, (no debería haberla por lo menos) de incrementar las cuotas de captura, por lo cual no habría forma de incrementar estas exportaciones.

La mejor forma de incrementar la oferta exportable, sin afectar al ecosistema marino peruano, sería con productos provenientes de la acuicultura. Esto nos lleva a la hipótesis de que el sector pesquero peruano solamente puede ofrecer posibilidades de grandes inversiones en acuicultura, más no en mayor oferta de productos terminados para exportación procedentes de la pesca de captura.
Queda vigente la cuestión de si es éticamente aceptable exportar proteína a terceros países en circunstancias en las cuales hay una demanda nacional insatisfecha.

El sector pesquero se inscribe y se inserta en el proceso de la globalización, reflejado por la liberalización de los intercambios, de las inversiones y las dinámicas de especialización productiva. El escondido detrás de esto es la direccionalidad hacia la alimentación de otras poblaciones, utilizando al máximo recursos renovables hasta ponerlos en riesgo, mientras nuestra población tiene insuficiencias y carencias alimentarias.

La pesca responsable es un objetivo que nos atañe a todos. También los consumidores deben contribuir a lograr una pesca responsable asegurándose, por ejemplo, de que el pescado que compran cumple las tallas mínimas autorizadas.
Pero ¿cómo pueden estar seguros de que el producto que compran no proviene de pescado capturado infringiendo las reglas por las que se rige la pesca de la especie en cuestión? ¿Qué posibilidades hay de crear un sistema que permita a los consumidores elegir entre los productos procedentes de fuentes que practican una pesca sostenible y los demás?
Elaborando sistemas de certificación para otorgar una identificación específica o una etiqueta al pescado capturado mediante técnicas que no dañen el medio ambiente o producido según métodos acuícolas responsables y desarrollando campañas de educación e información al consumidor.
Esta actitud no debe aplicarse solamente a los peces capturados en aguas territoriales. La protección de las poblaciones de peces no debe tener fronteras. El consumidor no debe adquirir productos importados que no calificarían dentro de las normas nacionales. No debería permitirse la importación de recursos hidrobiológicos que no respetan tallas mínimas de acuerdo a los estándares biológicos.

EL ENFOQUE ECOSISTEMICO


LA ALIMENTACION DE LOS PECES, EL ENFOQUE ECOSISTEMICO

Los peces constituyen un recurso natural, biológico, móvil y renovable. Su reproducción no requiere la intervención humana ni implica ningún costo. La pesca está sujeta a la disponibilidad de los recursos. La existencia de demasiadas embarcaciones pesqueras acarrea la sobreexplotación y la disminución de las poblaciones. La reducción de la flota debe ser un objetivo fundamental de la política pesquera.

No es posible aprovechar un pez si no se le ha extraído previamente. Para extraerlo se requiere de una inversión, mayor o menor pero hay que invertir. Luego viene el riesgo de salir a pescar sin garantía alguna de una faena exitosa comercial y financieramente. Es como el poker: se paga por ver.

Cada pez capturado deja de estar disponible para los demás pescadores. Cada pescador se ve afectado por la actividad de los demás pescadores, artesanales o industriales. Por tanto, a mayor cantidad de pescadores, menos capturas para cada uno, sobre todo en un escenario de pesquerías plenamente explotadas. Por tanto, la pesquería no debe admitir más participantes. Las poblaciones de peces no se reproducen con la celeridad y en los volúmenes necesarios para permitir que intervengan nuevos pescadores, sean artesanales o industriales. La dependencia y vulnerabilidad de los pescadores respecto de las actividades de los demás pescadores actuales es inevitable. Con mayor razón si entran nuevos.

Lo prudente sería evaluar la magnitud de las biomasas explotables y valorizarlas, deducir el costo de extracción y conocer la utilidad neta a que pueden aspirar los que pretenden emprender la aventura de pescar. De este análisis resultará una primera información útil que les permita evaluar si salir a pescar es negocio o si ya dejó de serlo hace mucho tiempo debido a que los recursos pesqueros van disminuyendo en la medida que el esfuerzo pesquero se va incrementando.

La pesca no puede ser de libre acceso. Para evitarlo es necesario establecer cuotas anuales y cuotas individuales, así como el pago de derechos de pesca según el tipo de embarcación que posea el pescador, la capacidad de pesca del mismo y la especie a pescar. Esto quiere decir que:

-Las especies en mayor peligro, como la anchoveta y la merluza, serán un poco más costosas.
-Una embarcación de alta tecnología, que posea un gran volumen de pesca, debe pagar una tasa mayor a la que pagaría un pescador artesanal, con un volumen menor de pesca.

La idea es que los pescadores artesanales, paguen un valor, aunque sea simbólico, mientras los demás pesqueros paguen un valor significativo. Tampoco se quiere encarecer el producto en el mercado, sólo controlar el acceso a la pesca y a ciertas especies, mientras se trata de normalizar la población de cada una de ellas.

Los pescadores artesanales y los pescadores industriales están compitiendo, por obtener el derecho a la pesca a través del uso de mayor tecnología, rapidez y posible conocimiento del mar y de sus peces. En una competencia, donde todos los pescadores entran a pescar libremente, los más perjudicados serían los actuales pescadores, tanto artesanales como industriales porque cada vez tendrían menos recursos para extraer y menos días de pesca.
Los pescadores artesanales realizan capturas sin pagar ningún derecho de pesca, y los industriales pagan muy poco, lo que afecta considerablemente el manejo y la administración de los recursos pesqueros.

UNA PESQUERIA SUSTENTABLE

Las poblaciones de peces son un recurso común, que forma parte de un patrimonio común que debe gestionarse colectivamente. Para garantizar una pesquería sustentable, cuidadosa del medio ambiente y responsable con el ecosistema, hay que tener en cuenta no sólo el volumen de extracción, sino también las tallas, el tipo de especie, las técnicas de captura utilizadas y las zonas de extracción.

La abundancia de las poblaciones de peces varía en función de factores que aún no se conocen suficientemente.

La pesca tiene repercusiones medioambientales inmediatas en las poblaciones comerciales de peces, crustáceos y moluscos capturadas, pero los artes de pesca afectan también a aves, mamíferos marinos y organismos que viven en el mar.

Las medidas que inciden en la abundancia de las poblaciones de peces no sólo repercuten en las especies que se pescan sino también en sus depredadores (los peces que se alimentan de ellas), en las especies que compiten con ellas y en sus presas.

Estos cambios pueden influir a su vez en la reproducción de las aves y de los mamíferos marinos si el alimento de que disponen sufre una reducción demasiado drástica.

La única garantía de una pesquería sustentable es:
Aplicar un enfoque precautorio en la asignación de cuotas anuales de captura, profundizar la investigación para que las propuestas técnicas de volumen de la cuota sea lo más acertada posible y cerrar totalmente el acceso a las pesquerías impidiendo el ingreso de nuevos pescadores.
Aplicar al entorno marino un "enfoque de ecosistema" basado en:
• la necesidad de tener en cuenta la interacción entre las cadenas alimentarias;
• la protección del entorno químico, físico y biológico necesario para la buena salud de los ecosistemas.

EL PAPEL DE LA INVESTIGACIÓN

El primer paso será incorporar una dimensión medioambiental a la política potenciando la investigación y la recopilación de datos, profundizando la investigación de los ecosistemas marinos en su conjunto. Aunque durante años se han recopilado datos sobre las pesquerías comerciales, casi no se dispone de información sobre las especies no comerciales, por el momento; pero ante el agotamiento de los recursos en algún momento se volverán comerciales. Los datos científicos sobre la situación de los hábitats y sobre los efectos de la pesca en los demás organismos vivos son desiguales, ya que sólo se cuenta con datos recabados para investigaciones científicas específicas y orientadas a las principales especies.

La amplitud de visión de los investigadores debe permitir estudiar y evaluar los volúmenes de forraje necesarios para asegurar el sostenimiento de los predadores superiores.

La investigación desempeñará un papel fundamental para mejorar nuestro conocimiento de los ecosistemas. Deben fomentarse las medidas destinadas a prevenir o corregir las repercusiones de la actividad humana en el medio ambiente aun cuando no existan pruebas científicas de tales repercusiones o dichas pruebas sean incompletas. Ello significa que no se pueden rechazar esas medidas sólo porque quienes las proponen no hayan proporcionado todas las pruebas necesarias.


25 de febrero de 2009

El Sistema de Humboldt

Una presentacion sobre el sistema marino de Humboldt

La ministra de la Producción, Elena Conterno Martinelli, presentó el compendio científico denominado “The Northern Humboldt Current System: Ocean Dynamics, Ecosystem Processses, and Fisheries”, el cual ha sido elaborado por destacados expertos, nacionales y extranjeros, y contribuirá a desarrollar y preservar el ecosistema marino peruano.

Este compendio ha sido catalogado como el más “completo” realizado en los últimos 20 años sobre la corriente de Humboldt y se publicó en la prestigiosa revista internacional Progress in Oceanography (www.elsevier.com/locate/procean), gracias al trabajo desarrollado por importantes instituciones como el Instituto del Mar del Perú (Imarpe), el Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia (IRD), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización de Ciencias Marinas del Pacífico Norte (PICES), y ENDARI.

“En el año 1989 se realizó la última publicación sobre este tema, veinte años después estamos presentado un nuevo informe, el cual recoge 27 trabajos de 217 que fueron elaborados por científicos de más de 20 países del mundo, reflejo de un importante esfuerzo de investigación y de gran relevancia”, sostuvo.

La titular del Sector resaltó la importancia del enfoque ecosistémico que realiza la publicación, el cual permitirá abordar de mejor manera, el tratamiento, manejo y la gestión de los recursos pesqueros.

Asimismo, explicó que gracias a esta publicación el Perú podrá tomar mejores decisiones sobre la industria pesquera, la regulación de la pesca y el aprovechamiento de diversas especies hidrobiológicas. “El ecosistema marino de la corriente de Humboldt es muy especial lo cual lo hace un laboratorio a nivel mundial y tiene un interés para todos los científicos”, dijo.

Señaló que este suceso hace que el mar peruano tenga un gran valor, al recordar las palabras del Dr. Arnaud Bertrand del IRD quien sostuvo que el Perú es el campeón mundial en la producción en peces, al obtener en promedio el 10 % de las capturas del mundo con solamente el 0.1 por ciento de la superficie del océano.

Cabe indicar que también participaron en la presentación de esta publicación el presidente del Imarpe, Héctor Soldi, la embajadora de Francia en el Perú Cécile Pozzo di Borgo, entre otros representantes de la embajada de Francia.

http://www.scribd.com/doc/12816732/El-Sistema-de-Humboldt

28 de enero de 2009

¿SIN RETORNO?

¿SIN RETORNO?


El doctor Marcos Sommer en su extraordinario artículo “Océanos en la agonía sin retorno” publicado en http://www.ecoportal.net/content/view/full/83378 nos dice:

quote
“El mundo debería replantearse la manera en que se está midiendo el crecimiento económico. Durante mucho tiempo las prioridades de desarrollo se han centrado en lo que la humanidad puede extraer de los ecosistemas, sin pensar demasiado sobre como afecta esto la base biológica de nuestras vidas. Se puede decir que ha habido un progreso muy limitado en la reducción de la pobreza en los países en desarrollo, y la Globalización, por si misma, no ha beneficiado a la mayoría de la población mundial. En general, los intentos por impulsar el desarrollo humano y para detener la degradación del medio oceánico, no han sido eficaces durante la pasada década. Los escasos recursos, la falta de voluntad política, un acercamiento no coordinado, y los continuos modelos derrochadores de producción y de consumo han frustrado los esfuerzos de poner en ejecución el desarrollo oceánico sostenible, o el desarrollo equilibrado entre las necesidades económicas y sociales de la población, y la capacidad de los recursos oceánicos y de los ecosistemas para resolver necesidades presentes y futuras.
La responsabilidad de proteger los océanos recae no sólo sobre los políticos quienes definen las condiciones nacionales e internacionales de protección de los ecosistemas, sino también es tarea de cada individuo. La exigencia a los políticos para que tomen medidas más efectivas frente a esta problemática debe estar acompañada del compromiso de cada uno de nosotros por actuar en una forma más responsable en la promoción de la defensa de las metas por la protección de los océanos”.
Unquote

Exportar recursos naturales no renovables como los mineros y recursos renovables como los agrícolas tienen una connotación diferente a la exportación de recursos pesqueros.

La exportación de espárragos, alcachofas o mangos, por ejemplo, no es igual que la exportación de productos hidrobiológicos.
La exportación de los primeros es útil para la economía del país en la medida que su consumo interno no es trascendente para la aliviar la desnutrición ni para asegurar la ingesta proteínica de nuestra población.
La exportación de los recursos hidrobiológicos sí tiene un efecto directo sobre los niveles de nutrición y alimentación básica de nuestra población en la medida en que, si bien es cierto son recursos renovables, su renovación está sujeta a serios riesgos. Uno de ellos es que la extracción de algunas especies perjudique la capacidad de renovación de las poblaciones que dependen de aquellas para su propia alimentación. Otro es el agotamiento de algunas especies y su colapso.

No parece ser la mejor opción arriesgar o comprometer nuestros recursos de alimentación en beneficio de otras poblaciones. Sin dejar de ser solidarios con poblaciones que requieren de mayor aporte de proteína, la obligación primaria del Estado es asegurar la alimentación de nuestra población y recién entonces exportar los excedentes.
Vivimos una época diferente provocada por el cambio climático y la crisis alimentaria. Nuestro mundo no es el de hace 10 años. Es necesario afrontar estos nuevos escenarios con criterios diferentes, con nuevas concepciones que vayan mas allá del libre mercado y de la globalización que, en materia alimentaria pareciera favorecer más a los demás países que al nuestro.

Un mundo nuevo ha empezado a comer y no hay para todos”, afirma José María Sumpsi, subdirector General de la FAO. Y explica que el tema se basa en una “asimetría” entre oferta y demanda: “No se esperaba que los países emergentes -China, India, Indonesia, Brasil- creciesen tanto, y se han expandido a un ritmo anual del 10%-12%. Eso ha producido una explosión de la demanda. No estábamos listos”.

El mercado no puede resolver el problema. Hay una imposibilidad para acceder a los alimentos por parte de amplias poblaciones que no pueden pagar los precios actuales. La solución no puede ser más libre comercio porque más libre comercio implica más hambre y menor acceso a los alimentos. El empresario privado optará siempre por vender sus productos con mayor valor agregado al mejor precio y al mejor postor. En esa lógica de pensamiento siempre encontrará en la exportación un mercado dispuesto a pagar caro por alimentos o materia prima para producir alimentos gourmet que satisfagan no necesariamente el hambre sino exigencias gastronómicas de sociedades que habiendo ya saciado el hambre hoy buscan delicatessen y exquisiteces para satisfacer necesidades, gustos o deseos no primarios sino suntuarios por decirlo de alguna manera. El ciudadano pobre que solo requiere proteína barata tenderá a ser excluído de esa lógica de mercado.

Los alimentos serán, en el corto o mediano plazo, un recurso escaso que podría convertirlos en recursos estratégicos para negociar no solo mejores precios sino condiciones más favorables para el desarrollo del país. Guardar reservas para el futuro pareciera ser una lógica correcta.

La visión debiera ser la de utilizar nuestra producción de recursos hidrobiológicos prioritariamente para nosotros mismos, proteger su renovación y crecimiento aplicando enfoques ecosistémicos, y exportando solamente aquellos que excedan a nuestras necesidades.

La acuicultura y la maricultura se presentan como las mejores, sino las únicas, opciones para la exportación. No así la pesca de captura. Esta última siempre ofrecerá precios más accesibles a nuestra población por lo cual deben destinarse prioritariamente al mercado interno. Las primeras, por su alto costo de inversión y producción, serán siempre de mayores precios y por tanto inaccesibles para la mayoría de nuestra población. Por tanto son las únicas que merecen ser promocionadas como atractivas para posibles inversionistas.

La pesca artesanal, la única que realmente abastece de productos hidrobiológicos el mercado nacional, solo podrá ser potenciada en la medida que se protejan las biomasas de peces costeros, los cuales tradicionalmente fueron capturados por los artesanales y quienes hoy cada día encuentran menos especies que extraer.

“El Presidente de la República, Alan García Pérez, señaló que la posición de su gobierno es que el gas natural sea utilizado primero para el mercado y la producción interna, y dependerá de los futuros gobiernos si este recurso o sus derivados se venden a otros países, dejando en claro que no se venderán durante su gestión” (Del diario Expreso del domingo 8 de Junio 2008)

Si el gobierno asume, en el caso del gas, que es lógico y natural primero satisfacer la demanda interna y exportar tan solo los excedentes, ¿porque no asumir el mismo criterio en la exportación de alimentos hidrobiológicos?

La cada vez mayor escasez de especies de consumo tradicionales como el congrio, el mero, la corvina, etc., indican que hay menos peces. Por eso, salvo una que otra especie, el pescado es caro en un país que se dice "pesquero". Los pescadores artesanales cada vez tienen que adentrarse más en el mar para pescar algo con toda la secuela de problemas que ello les genera.

En una reunión de la FAO en Roma, Jacques Diouf dijo que la demanda mundial de alimentos se duplicara de acá al 2030. Para ese entonces y conforme la crisis alimentaria se agudice, tendríamos mejores posibilidades de atender esa demanda a mejores precios y en mayores volúmenes. Una vez alimentados nosotros y asegurada nuestra propia alimentación podremos empezar a exportar.

Aunque el Estado no ha renunciado a su capacidad de proteger sus recursos pesqueros frente a las estrategias de las empresas, apoyándose en la imposición de reglamentos de ordenamiento y de control, no es menos cierto también que falta mucho por hacer para proteger “nuestros territorios” en función de los intereses de sus pobladores.

En la extracción se debe incorporar como objetivo la regulación de la explotación de los diversos recursos en función a su coeficiente de participación en la cadena trófica. No debiera permitirse que se altere la proporcionalidad natural entre recursos presa y recursos predadores. Esto supone mayor investigación. A esto se refiere el término enfoque ecosistémico.

La sobrepesca de túnidos en los 40's y 50's retiró del ecosistema peruano los mas importantes predadores de la anchoveta. Ello indujo el notorio "crecimiento" de la biomasa de la anchoveta al supervivir un mayor número de individuos, circunstancia que impulsó decididamente a la industria harinera de ahí en adelante.
Las "milagrosas" recuperaciones ocasionales de la biomasa de anchoveta observadas en los siguientes 50 años, están asociadas a la reducción o desaparición de otras biomasas de predadores.
El auge actual de la biomasa de pota se explica como consecuencia de la sobreexplotación del último predador mayor y significativo que quedaba en el gran océano: el tiburón.

En el aspecto económico se debiera incorporar al análisis el concepto de la perdida del valor de las biomasas en trance decadente por factores antropogénicos y su impacto sobre el poblador costero.

La administración pesquera tiene una tarea delicada para encontrar un equilibrio permanente entre las lógicas de alimentación nacional y las lógicas del mercado.

El hambre que azota a la sociedad peruana de menores ingresos poco o nada tiene que ver con la escasez de productos alimenticios, porque no tenemos escasez. Lo que tenemos es una inadecuada distribución de los recursos.
Es éticamente imposible negar esta realidad, menos aún ante una de las características más espeluznantes de la estructura pesquera nacional: la coexistencia del hambre con la exportación de nuestros productos alimenticios hidrobiológicos.

Cuando en el transcurso de los próximos años, los mercados se derrumben, cuando los precios de los metales se vengan abajo y nuestra floreciente economía basada en el libre mercado, en la globalización, y en la exportación colapse, comprenderemos.
Cuando nos enfrentemos al reto que planteará un nuevo escenario en el cual la ingeniosidad de la mente humana sea el factor decisivo de la supervivencia, entonces y solo entonces comprenderemos que la única opción lógica era y será, el desarrollo de nuestras propias habilidades y capacidades para sobrevivir.
La captación de conocimiento y el desarrollo de habilidades empieza por una buena educación y entrenamiento. Ello implica una sociedad que prioriza la educación, el desarrollo del conocimiento. Ambos elementos requieren como elemento básico una niñez bien alimentada que pueda asimilar una buena educación. Sin alimentación apropiada, es poco probable que se pueda asimilar una buena educación. Por tanto, las nuevas generaciones estarán enfrentando futuros inciertos en desventaja frente a otras sociedades.

Es verdad que la lógica de la empresa es maximizar las ganancias y reducir costos. Es la ley del libre mercado, es un aspecto de la globalización. Sin embargo no podemos evadirnos del hecho de que la civilización actual está viviendo una etapa de alto desarrollo tecnológico y de crecimiento económico, en forma simultánea a un alto índice de hambre y miseria en una parte importante del planeta y a una descomposición y deterioro dramáticos del medio ambiente, así como a un cambio climático cuyos efectos pueden cambiar para siempre el paisaje humano y natural de la Tierra.

En ese orden de cosas, debemos buscar el punto de equilibrio, la media precisa para que las ganancias empresariales y las consecuencias positivas de la tecnología y la globalización no se consigan a costa del deterioro del planeta y de la miseria y el hambre de sus pueblos.