LA ALIMENTACION DE LOS PECES, EL ENFOQUE ECOSISTEMICO
Los peces constituyen un recurso natural, biológico, móvil y renovable. Su reproducción no requiere la intervención humana ni implica ningún costo. La pesca está sujeta a la disponibilidad de los recursos. La existencia de demasiadas embarcaciones pesqueras acarrea la sobreexplotación y la disminución de las poblaciones. La reducción de la flota debe ser un objetivo fundamental de la política pesquera.
No es posible aprovechar un pez si no se le ha extraído previamente. Para extraerlo se requiere de una inversión, mayor o menor pero hay que invertir. Luego viene el riesgo de salir a pescar sin garantía alguna de una faena exitosa comercial y financieramente. Es como el poker: se paga por ver.
Cada pez capturado deja de estar disponible para los demás pescadores. Cada pescador se ve afectado por la actividad de los demás pescadores, artesanales o industriales. Por tanto, a mayor cantidad de pescadores, menos capturas para cada uno, sobre todo en un escenario de pesquerías plenamente explotadas. Por tanto, la pesquería no debe admitir más participantes. Las poblaciones de peces no se reproducen con la celeridad y en los volúmenes necesarios para permitir que intervengan nuevos pescadores, sean artesanales o industriales. La dependencia y vulnerabilidad de los pescadores respecto de las actividades de los demás pescadores actuales es inevitable. Con mayor razón si entran nuevos.
Lo prudente sería evaluar la magnitud de las biomasas explotables y valorizarlas, deducir el costo de extracción y conocer la utilidad neta a que pueden aspirar los que pretenden emprender la aventura de pescar. De este análisis resultará una primera información útil que les permita evaluar si salir a pescar es negocio o si ya dejó de serlo hace mucho tiempo debido a que los recursos pesqueros van disminuyendo en la medida que el esfuerzo pesquero se va incrementando.
La pesca no puede ser de libre acceso. Para evitarlo es necesario establecer cuotas anuales y cuotas individuales, así como el pago de derechos de pesca según el tipo de embarcación que posea el pescador, la capacidad de pesca del mismo y la especie a pescar. Esto quiere decir que:
-Las especies en mayor peligro, como la anchoveta y la merluza, serán un poco más costosas.
-Una embarcación de alta tecnología, que posea un gran volumen de pesca, debe pagar una tasa mayor a la que pagaría un pescador artesanal, con un volumen menor de pesca.
La idea es que los pescadores artesanales, paguen un valor, aunque sea simbólico, mientras los demás pesqueros paguen un valor significativo. Tampoco se quiere encarecer el producto en el mercado, sólo controlar el acceso a la pesca y a ciertas especies, mientras se trata de normalizar la población de cada una de ellas.
Los pescadores artesanales y los pescadores industriales están compitiendo, por obtener el derecho a la pesca a través del uso de mayor tecnología, rapidez y posible conocimiento del mar y de sus peces. En una competencia, donde todos los pescadores entran a pescar libremente, los más perjudicados serían los actuales pescadores, tanto artesanales como industriales porque cada vez tendrían menos recursos para extraer y menos días de pesca.
Los pescadores artesanales realizan capturas sin pagar ningún derecho de pesca, y los industriales pagan muy poco, lo que afecta considerablemente el manejo y la administración de los recursos pesqueros.
UNA PESQUERIA SUSTENTABLE
Las poblaciones de peces son un recurso común, que forma parte de un patrimonio común que debe gestionarse colectivamente. Para garantizar una pesquería sustentable, cuidadosa del medio ambiente y responsable con el ecosistema, hay que tener en cuenta no sólo el volumen de extracción, sino también las tallas, el tipo de especie, las técnicas de captura utilizadas y las zonas de extracción.
La abundancia de las poblaciones de peces varía en función de factores que aún no se conocen suficientemente.
La pesca tiene repercusiones medioambientales inmediatas en las poblaciones comerciales de peces, crustáceos y moluscos capturadas, pero los artes de pesca afectan también a aves, mamíferos marinos y organismos que viven en el mar.
Las medidas que inciden en la abundancia de las poblaciones de peces no sólo repercuten en las especies que se pescan sino también en sus depredadores (los peces que se alimentan de ellas), en las especies que compiten con ellas y en sus presas.
Estos cambios pueden influir a su vez en la reproducción de las aves y de los mamíferos marinos si el alimento de que disponen sufre una reducción demasiado drástica.
La única garantía de una pesquería sustentable es:
Aplicar un enfoque precautorio en la asignación de cuotas anuales de captura, profundizar la investigación para que las propuestas técnicas de volumen de la cuota sea lo más acertada posible y cerrar totalmente el acceso a las pesquerías impidiendo el ingreso de nuevos pescadores.
Aplicar al entorno marino un "enfoque de ecosistema" basado en:
• la necesidad de tener en cuenta la interacción entre las cadenas alimentarias;
• la protección del entorno químico, físico y biológico necesario para la buena salud de los ecosistemas.
EL PAPEL DE LA INVESTIGACIÓN
El primer paso será incorporar una dimensión medioambiental a la política potenciando la investigación y la recopilación de datos, profundizando la investigación de los ecosistemas marinos en su conjunto. Aunque durante años se han recopilado datos sobre las pesquerías comerciales, casi no se dispone de información sobre las especies no comerciales, por el momento; pero ante el agotamiento de los recursos en algún momento se volverán comerciales. Los datos científicos sobre la situación de los hábitats y sobre los efectos de la pesca en los demás organismos vivos son desiguales, ya que sólo se cuenta con datos recabados para investigaciones científicas específicas y orientadas a las principales especies.
La amplitud de visión de los investigadores debe permitir estudiar y evaluar los volúmenes de forraje necesarios para asegurar el sostenimiento de los predadores superiores.
La investigación desempeñará un papel fundamental para mejorar nuestro conocimiento de los ecosistemas. Deben fomentarse las medidas destinadas a prevenir o corregir las repercusiones de la actividad humana en el medio ambiente aun cuando no existan pruebas científicas de tales repercusiones o dichas pruebas sean incompletas. Ello significa que no se pueden rechazar esas medidas sólo porque quienes las proponen no hayan proporcionado todas las pruebas necesarias.
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