El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
5 de junio de 2011
El nuevo gobierno frente al reto del sector pesquero
LA PESQUERIA PERUANA ENFRENTANDO EL RETO DE DISEÑAR UN NUEVO MODELO
El Perú ha votado por el cambio en las elecciones del día hoy. El país ha expresado su disconformidad con un sistema que solo ha recogido triunfalistamente las estadísticas macroeconómicas que han beneficiado el crecimiento de un pequeño sector de la población, menospreciando y olvidando al ciudadano común, postergando el día a día hacia un futuro indeterminado e incierto, impreciso, variable; alimentando a la mayoría de la Nación con esperanzas tan solo.
La pesquería peruana, secularmente olvidada por los gobiernos de turno, ha experimentado un crecimiento estadístico en desembarques y exportaciones que ha sido hábilmente explotado por los Titulares de Pliego para promocionarse a sí mismos olvidando que el crecimiento no ha significado mitigación de los impactos negativos sobre el ecosistema y el medio ambiente, sino lo contrario. Olvidando la inclusión de los pescadores artesanales y del conjunto de la Sociedad, en especial de aquella gran porción con carencias nutritivas. Olvidando que no hay evidencia alguna en las cifras oficiales de recaudación tributaria y de canon pesquero que refleje un beneficio justo y equitativo para la Nación, la legítima propietaria de los recursos hidrobiológicos. Olvidando, o soslayando que tampoco ha significado un crecimiento proporcional de los presupuestos de los pliegos del sector ni mejoría en la eficiencia de su programación y ejecución.
El sector pesquero ha sido mantenido en un estado de desinformación y/o de información parcial y subjetiva.
El país ha votado contra todo eso.
Compete al Presidente electo asumir la responsabilidad de darle al sector pesquero una Política de Estado inclusiva y redistributiva, dirigida por gente proba, eficiente y con experiencia. El país no quiere más de lo mismo, el sector tampoco.
El sector requiere de cambios y también de acciones en todo orden de cosas.
El proceso de transferencia, próximo a iniciarse debe poner especial atención en los actos de corrupción denunciados, en proceso de investigación, y/o reportados y concluirlos con celeridad aplicando las sanciones correspondientes, así como a los actos de encubrimiento de corrupción conocidos e identificados por los empleados y funcionarios públicos que tienen mucho que decir al respecto y que ahora deben poder hablar sin temores ni reservas.
Durante la década de los 90 se privatizaron muchas empresas estatales pesqueras, en la gran feria de la privatización como solución a todos los males del país. Esas empresas pasaron al sector privado. ¿Pagaron todos los nuevos dueños un justiprecio? O más aún… ¿pagaron? ¿Demostraron ser más eficientes?
Es uno de los tantos puntos de una agenda pesquera olvidada pero aún pendiente. Mantienen su vigencia las interrogantes que fueron formuladas en el artículo del 17 de abril en los siguientes links: