El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
23 de octubre de 2014
No hay pescado en el mar peruano
EDITORIAL DE GESTIÓN
El
Ministerio de la Producción no tiene la capacidad para controlar cuánto ni qué
pescan las embarcaciones en esta franja.
BIOMASA
EN PELIGRO.
Esta
semana, el Instituto del Mar del Perú recomendó suspender la pesca en la zona
norte y centro del país por un periodo de –por lo menos– un año. Así de crítica
está la situación de la biomasa de anchoveta en el país. De acuerdo con Imarpe,
esto se debe a las condiciones del ambiente y al ingreso de aguas cálidas por
el fenómeno de El Niño, específicamente.
No
obstante, hay otro factor que está siendo pasado por alto y que, sin duda, ha
colaborado con el deterioro de la población de anchoveta en el mar peruano.
Cuando este Gobierno emitió el D.S. 005, su objetivo era que se destine una
porción mayor de la pesca de anchoveta al Consumo Humano Directo (CHD). Para
ello, el Ministerio de la Producción inventó una franja entre la milla 5 y la 7
en el sur del país y entre la 5 y la 10 en el norte –donde antes podían pescar
los industriales- exclusivamente para la pesca de embarcaciones de menor
escala, siempre y cuando destinen su captura al CHD.
Esto
ha ocasionado dos problemas. Por un lado, el CHD no ha subido en el país, sino
todo lo contrario. La producción para CHD disminuyó y la pesca ilegal para
harina aumentó desde el reordenamiento pesquero. Esto, porque –como ya se
sabía– Produce no tiene la capacidad para controlar si la pesca de las
embarcaciones de menor escala está siendo dirigida al CHD o no. Y mientras el precio
del pescado en un destino sea mayor que en el otro, es evidente dónde
terminará.
De
igual manera, Produce no tiene la capacidad para controlar cuánto ni qué pescan
las embarcaciones en esta franja por la cantidad que representan y la variedad
de puntos de desembarque a lo largo del litoral. Lo anecdótico es que es
precisamente en esta franja –en la que no existe ningún control efectivo en la
actualidad– donde se concentra la mayor población de anchoveta juvenil. Tan
solo en un operativo realizado en agosto en muelles, puntos de control, peajes,
embarcaciones pesqueras, entre otros, en el norte y centro del país, Produce
incautó más de 38 toneladas de pescados en talla juvenil.
Para
asegurar la sostenibilidad de las riquezas de nuestro mar, debe existir un
sistema de control que abarque tanto a los industriales como a las
embarcaciones de menor escala, tanto a altamar como a las 10 primeras millas.
Sobre todo a las 10 primeras millas.
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