El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
8 de febrero de 2016
LOS INGRESOS DEL ESTADO PERUANO PROVENIENTES DE LA ACTIVIDAD PESQUERA
La agencia de
noticias Andina publicó: “El viceministro
de Pesca y Acuicultura del Ministerio de Producción, Juan Carlos
Requejo, anunció hoy que el Perú ocupa el primer lugar como abastecedor de
harina de pescado en el mundo y también destaca como el primer país en el globo
en la captura de pota.
"El 95% de la captura de anchoveta se destina a la
harina de pescado y somos el principal abastecedor en el mundo. La exportación
se realiza principalmente a los países de Estados Unidos, Noruega, Unión
Europea y Asia, donde existe un alto índice de consumo de dicho producto",
resaltó Requejo”
Al analizar las
cifras de recaudación del impuesto a la renta de tercera categoría y de la
devolución de impuestos al sector, tomadas de la Nota Tributaria que publica la
SUNAT podemos ver el panorama completo.
Esta nota muestra por separado los tributos administrados por la Sunat y parte de
los recursos directamente recaudados por el Ministerio de la Producción como
los derechos de pesca. No existe una base de datos común o única que integre
toda la información.
Para
el curioso lector no versado en temas tributarios, le podría surgir la duda, la
inquietud o la pregunta de cómo entender que al sector Pesca se le devuelve
impuestos pagados en mayor proporción que los recaudados.
En un periodo de 15
años ha devuelto la suma de 8,589’ 00,000 soles y cobrado por impuesto a la
renta la suma de 2,201’000,000 de soles. Del total de recaudación de renta de
tercera categoría del país, el aporte del sector pesquero es del 0.66%
Fuente: Nota tributaria de la Superintendencia Nacional
de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT) Cuadro 21.
Elaboración: Revista Pesca
La Fuente, que es la Nota Tributaria, no precisa el
detalle de la devolución. Se presume que es el IGV.
En estas cifras falta incorporar el drawback que reciben
algunas partidas de la industria pesquera, cuyo detalle no se aprecia en la
Nota Tributaria
Nota:
Corresponde a los
pagos en efectivo, cheque y/o documentos valorados de los Ingresos Tributarios
de Tributos Internos. Excluye las Contribuciones Sociales.
No considera otras
formas de pago de tributos como compensación de saldos a favor y otros. No se
descuenta las devoluciones.
En estas cifras falta incorporar el drawback que reciben
algunas partidas de la industria pesquera, cuyo detalle no se aprecia en la
Nota Tributaria
Tratándose
de recursos naturales como los pesqueros, es complicado encontrar el debido
equilibrio entre los intereses económicos de los industriales, las necesidades
de empleo de la población que depende de este sector y los intereses del país.
La búsqueda de rentabilidad y empleo inmediatos sin atender a las razones de la
sostenibilidad a largo plazo para beneficio de las futuras generaciones es un
tema de difícil manejo, convirtiéndose
una situación científica en una situación política. Lo que está ocurriendo es
que se prioriza la segunda por los componentes socio económicos que implica,
como el crecimiento del PBI.
Hasta
ahora, pareciera que el futuro de la pesca en el Perú será decidido en los
próximos años por la presión política y la necesidad económica, no por la
conveniencia científica ni la necesidad alimentaria de la población nacional.
La
ciudadanía, con su indiferencia y desinterés por los temas del mar y de la
pesca, se convierte en cómplice silenciosa del agotamiento de los recursos
pesqueros, de la contaminación que la industria genera y de una inequitativa
participación en la renta que generan sus recursos pesqueros.
Un
nuevo enfoque debe contemplar una participación del Estado en la renta pesquera
más justa, en la medida que representa a los ciudadanos propietarios del
recurso natural.
Los
desembarques provenientes de la pesca artesanal no están obligados al pago de
derechos de pesca. Casi la totalidad de desembarques para CHD provienen de la
pesca artesanal. Si además el vendedor del producto pesquero es informal, o sea
que no paga renta ni IGV (porque la venta de pescado fresco está exonerada),
estamos ante una situación discriminatoria e injusta.
La
pesca industrial paga derechos de pesca diferenciados por especie y muy bajos,
dentro del ordenamiento legal vigente. Que sea legal, no significa
necesariamente que sea lo debido.
Cuando
se ve, desde esta perspectiva y bajo un enfoque de renta y del ciudadano, que
todos los desembarques para consumo humano directo, o sea casi 13 millones de
toneladas en los últimos 12 años, no han pagado derechos de pesca porque la
norma así lo permite, surge la necesidad
de replantear el enfoque de la pesca desde una perspectiva ciudadana no
pesquera. Porque el recurso natural no es propiedad de los pesqueros, sino de
todos los peruanos.
Existen
muchas demandas sectoriales por inversión en infraestructura, por más
investigación, por mayor control y fiscalización, por más acciones en
desarrollo tecnológico, y por incentivos para la propia industria y la
acuicultura. Todas legítimas y razonables desde el punto de vista del
administrado, es decir del empresario, sea grande o pequeño.
La
pregunta es ¿con qué dinero? o ¿cuál sería la fuente de financiamiento para
atender estas demandas?
Desde
la óptica de la administración tributaria, lo recaudado es muy poco
probablemente, para atender la demanda; pero más allá de eso, ¿puede y/o debe
atenderse esta demanda con cargo a la recaudación por renta y derechos de
pesca?
Lo
destacable del cuadro es la cifra de derechos de pesca, (que son recursos
directamente recaudados por el Ministerio de la Producción) que en el período
del 2003 (fecha de creación del canon pesquero) al 2015 ha producido
305’293,405 soles que han sido transferidos a los gobiernos locales y
regionales.
En
relación a la sumatoria de la recaudación por derechos de pesca e impuesto a la
renta, podemos decir que son recursos escasos en relación a la demanda de
inversión que existe y/o que podría hacerse; o que son recursos injustos en
proporción a la renta de la industria; o que podrían ser mayores si la
informalidad del sector artesanal se redujese.
No
estamos frente a programas sociales, los cuales atienden demandas de las cuales
como Nación no podemos evadir, ya que atienden a poblaciones vulnerables y
comunidades indígenas y campesinas con las cuales tenemos una deuda secular.
Estamos frente a empresarios, grandes o pequeños, formales o informales, que
requieren y/o solicitan intervención del Estado para financiar las actividades
descritas.
Muchos
de los empresarios que efectúan estas demandas, no generan tributos bien sea
por informalidad o por exoneración (caso IGV), o finalmente por tamaño de operaciones.
Si
bien es cierto la ciudadanía peruana, como consumidor final, es beneficiaria de
la inversión pública, es verdad también que hay consumidores finales del
extranjero, que se benefician de nuestras exportaciones pesqueras. Por tanto,
si hay una especie de subsidio o subvención a la pesca nacional, pese a que no
todos los agentes sectoriales tributan,
podría justificarse por el beneficio que recibe la población nacional
(aunque no toda lo recibe). Pero ¿debemos también beneficiar al consumidor del
extranjero, pese a que el Perú tiene déficit alimentario en gran parte de su
población?
¿Con
cargo a qué fuente de financiamiento podría o debería el Estado peruano
realizar inversiones en el sector pesquero artesanal, en la acuicultura y en la
industria de consumo humano directo?
Pero
más allá de ello, la ironía es que, bien sean escasos o suficientes, no se
gastan con eficacia, lo que pone en duda la necesidad de contar con mayores
recursos para inversión y que constituye un argumento legítimo de queja del
administrado que bien puede decir que no hay necesidad de más dinero para el
fisco porque siempre sobra dinero, como puede apreciarse en las siguientes
páginas.
Esto
ilustra la complejidad de los temas pesqueros que hacen necesaria una
dedicación a tiempo completo del Titular del Pliego del sector a fin de darles
debida solución en el plazo más corto posible.
En
la edición de febrero del 2016 la Revista Pesca presentó una nota referente a
la naturaleza de los subsidios en la pesca, así como sobre el consumo de
pescado en el Perú, que recomiendo leer como complemento a las ideas expuestas
en esta nota.