El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
22 de mayo de 2013
Hildebrandt en sus trece
"Nada puede evitar que la
derecha gane excepto que la izquierda sea una alternativa que encandile, que
entusiasme al pueblo, y no lo está haciendo. No tienen posibilidad, ni
programa, ni liderazgo, ni modernización; es una izquierda que no se ha
aggiornado, que sigue pensando que en Cuba hay una revolución, cuando en Cuba
hay una gran decadencia, una ruina fotografiable. Con una izquierda así,
pensando que la dictadura del proletariado está encarnada en Cuba, y quizá en
Corea, ¿qué espera?
-¿Y no es posible que aparezca una alternativa
de centro?
Lo que tiende a aparecer es una izquierda
ambientalista, que considera que el problema es planetario, que el modelo de
desarrollo es insostenible, que lo que venden como crecimiento no es tal, lo
que venden como consumo no es felicidad, lo que venden como metas a seguir no
son metas, sino suicidios ecológicos. Esa izquierda está germinando. Tierra y
Libertad es una expresión de eso, todavía en semilla, pero está. Es una
esperanza.
¿Pero qué es un outsider en
Perú? Fujimori, Kuczynski, Humala lo eran… En realidad en la política peruana
tan destruida, sin partidos, o con estos tan corrompidos, ya todos son
outsiders, transeúntes, repentistas. Que pueda aparecer cualquiera, ajeno, sí,
pero sería lo mismo. Mientras el electorado tenga esa resignación, de aceptar
los contrabandos, que un candidato incumpla su programa, que la derecha
gobierne ganando o perdiendo, estos desarrollos electorales o jornadas cívicas
serán rituales. Seguiremos en lo mismo al margen de quien gane. La política
peruana es una fiesta de carnaval veneciano, con máscaras, donde nadie sabe
quién es quién, con promiscuidad, donde la señora sale encinta y no sabe de
quién.
La destrucción de la vida
partidaria. El Apra es un club de amigos de Alan, el Partido Comunista es un
cascarón vacío, el Partido Socialista ya vemos, la democracia cristiana dejó de
existir y dio paso al PPC, que es un club aristocrático nacional con ciertas
pretensiones, y los demás son ismos de bolsillo. En un mundo sin partidos, la
posibilidad del figuretismo frívolo, de la anomia, y de lo anético, es una gran
posibilidad. Chile tiene aun en eso la ventaja de haber conservado partidos, y
Colombia. Ecuador es un caso especial, donde Corea sustituye al partido, con su
personalidad que genera ilusión. Evo es otro caudillo que no necesita de
partidos. Pero son casos atípicos. En Perú no hay ni uno ni lo otro. El drama
del pueblo es que está irrepresentado. La franquicia pueblo no está
representada.
Hay dos miradas. En la
prensa escrita la hegemonía de la derecha es clarísima, aunque legítima, pues
la izquierda no puede construir medios. La otra es la radio y la televisión.
Creo que es el peor momento de la televisión informativa del Perú. Esto comenzó
cuando la derecha se dio cuenta de que no podía dar concesiones. Y ha terminado
con esta monotonía, esta cacofonía editorial que es la televisión. Todo está
bien siempre que esté dentro del sistema. Ningún cuestionamiento esencial,
ningún debate sobre cosas de verdad importantes. Se puede atacar a ministros,
pero no al sistema. Eso produce esta grisura unánime de la televisión.
-¿Y la radio?
La radio es patética; solo hay una y está en
manos de Alan, porque dos de sus mayores locutores son empleados suyos y porque
él trató bien a esa emisora en su segundo periodo. No pretende informar sino
adoctrinar. Son medios masivos. La prensa escrita es lo exquisito. Pero la
gente forma opinión con la televisión y la radio. Soy de prensa escrita pero
reconozco mis limitaciones"
César Hildebrandt en Diario 16