El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.

Paul Greenberg

13 de octubre de 2013

Legimitidad y legalidad

Autoridades democráticamente elegidas designan funcionarios para la administración pública, acciones totalmente legales. No necesariamente legítimas.

La legitimación implica el reconocimiento y la aprobación ciudadana, la cual se concede cuando el ciudadano percibe que sus autoridades están trabajando para él, en beneficio de él y por él.

Es importante el contacto con la gente porque finalmente se gobierna para la gente. Por eso el ciudadano es importante, además de que es él que, a través de sus impuestos, paga sus sueldos. La autoridad pública es a fin de cuentas empleado del ciudadano.

Por eso la participación de la gente en política es importante. Por eso tanto el sector público como el privado buscan la aceptación popular y pretenden influir en ella a través de los medios de comunicación y otras acciones. Necesitan de la gente. Pero la gente no valora la necesidad que las autoridades y empresarios tienen de ella y se convierten en ciudadanos pasivos que con su silencio e indiferencia permiten que se gobierne y se maneje los recursos naturales del país en beneficio de los menos y en perjuicio de los más.

En los últimos meses el Perú ha asistido a dos eventos trascendentes sobre acción ciudadana: el reclamo de un colectivo por la repartija de cargos y el reclamo de otros colectivos por las foto papeletas. Las redes sociales, Facebook en estos casos, generaron una corriente de opinión, una presión y una movilización de un importante número de ciudadanos al punto de que las autoridades tuvieron que retroceder.

Este hecho marca el inicio de la verdadera participación y presencia de la gente en el manejo de la cosa pública y privada que puede afectar sus intereses.

La gente común ahora tiene como expresarse y como defenderse de autoridades indolentes, insensibles o ineficaces y de una industria agresiva, injustamente distributiva y privilegiada. Ambos, Estado e industria tiene recursos económicos e influencias para actuar sobre los medios de comunicación que son quienes tradicionalmente llegan a la gente e influencian su opinión. Pero ahora las redes sociales, los blogs y el acceso a internet permiten que los ciudadanos accedan a otro tipo de información, no pagada, no manipulada e independiente, que les permite formarse opiniones distintas y enterarse te temas, que, como en los casos descritos irritan a gran cantidad de personas y generan reacciones que obligan a la autoridad o a quien fuese a retroceder en beneficio de las mayorías y no de grupos tradicionalmente privilegiados por sus facilidades de acceso a los medios.

El Estado y la Industria necesitan de la gente, tienen que legitimarse. La gente, las personas, somos importantes, tan importantes que por eso nos bombardean a diario tratando de meternos opiniones e ideas no necesariamente correctas ni favorables a nuestros intereses. Porque disponen de eficaces operadores comunicacionales.


Pero ahora estamos frente a escenarios nuevos que abren posibilidades insospechadas para la defensa de nuestros recursos naturales. Podemos acceder a información no manipulada, podemos comunicarnos a través de las redes sociales, podemos actuar. Podemos incorporarnos a movimientos sociales o crearlos.