El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
2 de enero de 2014
LAS TENSIONES Y CONTRADICCIONES ENTRE LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y OTROS CONCEPTOS ASOCIADOS
El
Comercio y sus satélites informativos atacan sin piedad al gobierno, al centro
derecha que lo apoya y a la izquierda y miman a todas las derechas. A este
ejercicio discriminatorio de la opinión y de la información lo llaman libertad
de expresión. Es su derecho. A la respuesta tímida a su crítica despiadada la
llaman atentado a la libertad de expresión. No tienen razón porque niegan a
otros el mismo derecho que ellos ejercen. Los Comercios se sienten intocables y
exigen ser tratados como tales. En nombre de la libertad de expresión quieren
arrebatársela a sus adversarios. Se sienten todopoderosos porque concentran el
80% del mercado mediático, hecho macizo de la realidad que ha sido criticado
por Mario Vargas Llosa y por Ollanta Humala.
¿La
concentración atenta contra la libertad de expresión? Según el decano no porque
los ciudadanos tienen la libertad de elegir.
Si no les gusta El Comercio y sus satélites –dicen– pueden optar por
otros medios. El argumento es, sin embargo, falaz. La libertad de elegir
requiere la pluralidad de medios que es negada justamente por la concentración.
Con esta no existe pluralidad informativa ni posibilidades de elegir. Esta es
una vieja argumentación liberal. John Stuart Mill, un liberal clásico, sostenía que lo que caracteriza a los seres
humanos es, más que la racionalidad, la capacidad de elegir y que para que esta
sea posible es necesario que haya diversidad de opiniones. Rechazaba, por esta
razón, la uniformidad, el conformismo y la estandarización que trae la
modernidad.
La
concentración, además, impide la competencia en todos los campos: económico,
socio-comunicativo y político. No se puede competir en publicidad, fuente
central de los recursos de los medios, con los cuasi-monopolios mediáticos. Es
difícil, sino imposible, competir en informaciones y opiniones con un pulpo
comunicativo. En el campo político la situación es peor. No hay democracia si
no hay pluralidad en las fuentes de información para todos los ciudadanos y
para todos los políticos de diversas orientaciones. Sin ciudadanía informada no
hay democracia. Esta es una las tesis centrales de Robert Dahl uno de los teóricos más importantes de la
democracia contemporánea. La ingenua tesis de que hay libertad de empresa para
competir con los monopolios informativos
no entiende nada de economía ni de los problemas de libertad de expresión en el
mundo actual.
Lo
que está en el centro del debate es la libertad de expresión y otros conceptos
que la acompañan: libertad de empresa, libertad de prensa y libertad de
información. Los temas centrales de discusión son los siguientes: La naturaleza
de la libertad de expresión (es civil o política o ambas a la vez; es un
derecho individual o es también un derecho de las sociedades); sus alcances (es
absoluta o tiene límites); las tensiones y contradicciones entre libertad de
expresión y otros conceptos asociados (libertad empresa, prensa e información);
si la libertad de expresión tiene límites (¿es necesario regularla o no y
quienes son los encargados de regularla?
Volveré
sobre estos temas complejos. En la teoría política moderna hay dos grandes
posiciones sobre la libertad en su relación con el Estado: Los que piensan que
la libertad se da dentro del Estado y de la ley (los republicanos, los
pluralistas y los liberales) y los que piensan que la libertad solo es posible
fuera de ellos (los anarquistas, los
marxistas y los libertarianos). Los partidarios de los monopolios dejan ser
liberales para convertirse en libertarianos o en anarquistas por conveniencia.
O por sobones de los monopolios mediáticos. En este tema, yo asumo una posición
republicana.
Sinesio López
Fuente
Nota
de Pesca
El
caso pesquero es sintomático. La ausencia de difusión de los problemas
pesqueros reales y de fondo que afectan al ciudadano común y corriente, como
exigua tributación, contaminación, subsidios e incentivos perversos, crea un
vacío que se llena comentando solamente los problemas de la oligarquía pesquera
(relativamente nueva en el país) que daña o estorba a sus intereses.
Y
desinformando, como cuando se dice que el Perú es el número 1 en
sustentabilidad pesquera en el mundo. Información supuestamente supuesta basada
en un informe de la British Columbia University que nunca han expuesto quienes lo
afirman. Porque no existe un documento que diga eso.
Mantener
al país desinformado de la real problemática pesquera es parte de la que se emplea.