este grupo estará presidido por el viceministro de Pesquería o a quien delegue esta labor, además del titular de la Dirección General de Políticas y Desarrollo Pesquero, y el encargado de la Dirección General de Extracción y Producción Pesquera para Consumo Humano Directo, quien actuará como secretario técnico. Además, un representante del Instituto del Mar del Perú, del Instituto Tecnológico de la Producción, del Organismo Nacional de Sanidad Pesquera, del Fondo Nacional de Desarrollo Pesquero, de la Sociedad Nacional de Industrias, de la Sociedad Nacional de Pesquería, de la Asociación de Exportadores y de la Sociedad Nacional de la Industria Pesquera de Consumo Humano Directo. Este grupo propondrá al Despacho Viceministerial de Pesquería del Ministerio de la Producción la adecuación del marco normativo y de los procedimientos administrativos, así como las recomendaciones correspondientes, a fin de fortalecer el ordenamiento de la actividad pesquera para consumo humano directo. De otro lado, el grupo de trabajo convocará a un representante de las organizaciones sociales de pescadores artesanales y otro de los armadores de las embarcaciones artesanales y de menor escala.
El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
4 de septiembre de 2015
Los intereses en la pesquería del Perú
Las Organizaciones
Sociales de Pescadores, que actualmente suman más de 800, deberían considerar
la necesidad y conveniencia de organizarse y elegir una representación técnica
y políticamente apropiada. Esta atomización les resta fuerza y
representatividad. Necesitan un liderazgo fuerte y efectivo que los lleve a
formar parte permanente en la mesa de las decisiones pesqueras en igualdad de
condiciones que los gremios empresariales. Especialmente si el próximo gobierno
coloca en agenda el debate de una nueva ley de pesca.
La pesca artesanal
está amenazada desde diversos frentes ante la ausencia de Políticas de largo
plazo adecuadas para salvaguardar la única fuente de abastecimiento de proteína
hidrobiológica para el consumo humano de la población nacional.
En la gestión de la
pesquería en el Perú existen, además del Estado como ente rector, 4 frentes de intereses:
1. La Sociedad Nacional de Pesquería (SNP) liderada por ahora, por Elena
Conterno, quien viene realizando una notable promoción y defensa de los
intereses de este gremio, el cual ha logrado recomponer sus relaciones con la
autoridad de Pesquería. Esta relación se descompuso en el actual gobierno y el
gremio perdió la tradicional influencia que tenía en el Ministerio de la
Producción. Hoy en día la relación está en mejor nivel que antes gracias a un mejor y más apropiado liderazgo
y ha recuperado su poder e influencia. El eficaz empleo y manejo de los medios
de comunicación, soportado obviamente por suficientes recursos financieros, ha
sido un importante componente del éxito de la gestión que merece un aplauso por
sus logros.
2. La Sociedad Nacional de Industrias (SNI) liderada también por ahora,
por Alfonso Miranda, ex viceministro de Pesquería, que posee un comité de pesca
que agrupa a los intereses de algunas empresas dedicas al Consumo Humano
Directo. Con menores recursos que la SNP, se ha mantenido con un perfil mediático
relativamente bajo defendiendo sus intereses; pero se anota también logros
importantes en el manejo del Consumo Humano Directo.
3. La Pesca Artesanal fraccionada en muchas organizaciones, lo que le
resta fuerza y la coloca en una situación de debilidad frente a los dos gremios
industriales. No se aprecia logros exitosos más allá de las convocaciones a
paralizaciones por temas muy puntuales. Obviamente la falta de unidad y de agenda
de 76,285 pescadores artesanales (entre marítimos y continentales según los
censos del 2012 y 2013) no es precisamente la mejor carta para la defensa de
sus intereses. Varias veces han sido manipulados para defender intereses
privados generando violencia en las calles.
4. La Nación peruana, que no está presente ni representada en la mesa de
las decisiones políticas y administrativas referidas a la pesca.
Los gremios
industriales, gracias a sus recursos y la dirección adecuada de sus líderes,
que resultaron ser los más apropiados en la coyuntura, tienen la capacidad de
imponer la agenda en forma políticamente eficaz.
La Pesca Artesanal
no dispone de operadores políticos con la misma capacidad y eficacia que la
industria.
La sociedad peruana
no tiene representantes ni organizaciones o instituciones que ejerciten su
defensa. El resultado natural es que la Agenda la impone quien tiene más fuerza
y eficacia política.
Una agenda que no
considere como igual a la Pesca Artesanal, terminará siempre relegándola. Lo
demuestra la conformación de la comisión para evaluar la problemática del CHD efectuada
con la RM 232-2015-PRODUCE, que apenas los considera como terceros
participantes ya que literalmente dice que:
La situación de la
coyuntura, en especial por ser un año electoral, debería impulsar a los 76,285
pescadores artesanales a unificarse en una sola estructura que los represente y
defienda sus intereses en el Ministerio de la Producción sentándose en la mesa
como igual con sus pares industriales, con el legítimo derecho que les asiste.
La suma de los 76
mil pescadores con sus familias y conexiones constituye una masa electoral
importante que podría llegar a los 500 ml ciudadanos. Deberían hacerse
conscientes del poder que significa ese número de electores.
La cifra es
significativa y puede convertirse en factor decisivo en la toma de decisiones,
si tan solo este número de pescadores se pusiese a la altura organizacional de
los gremios industriales. Todos los gremios tienen el legítimo derecho a
defender sus intereses comerciales y financieros.
La pesca artesanal
debiera reinventarse para defender no solo sus propios intereses, sino para
asumir la defensa de los intereses de la Nación también, especialmente en
cuanto a la sostenibilidad de sus recursos pesqueros y la alimentación
nacional.
Hoy ya no se
aprecia, en forma activa o visible por lo menos, la existencia de
organizaciones o instituciones eficaces que defiendan la sostenibilidad de las
pesquerías y la justa participación del país en la renta económica pesquera. Deben
evaluar correctamente a qué intereses sirven todas las organizaciones vigentes
hoy.
La mesa está
servida para que la pesca artesanal asuma ese rol de defensa que hoy no existe
y/o no está a la altura de las circunstancias.
Mientras más
demoren en comprender la necesidad de elegir líderes política y técnicamente
eficaces y se organicen mejor, más tardarán en obtener atención eficaz y
oportuna a sus reclamos y reivindicaciones.
Los pescadores
artesanales del Perú tienen no solamente un reto, sino una obligación con la Nación a la cual alimentan, porque son
el eslabón principal de la cadena productiva del consumo humano directo.
Tienen que ser
conscientes de su importancia, de su capacidad de acción y de su fuerza.
Deben enarbolar la
bandera de la defensa de la alimentación nacional, de la sostenibilidad de las
pesquerías, del cuidado del medio ambiente, de la justa participación del país
en la renta económica pesquera y del trato equitativo en todas las mesas de concertación,
de diálogo o de trabajo que tenga que ver con la pesquería.
Dado que la
ciudadanía, la sociedad peruana, no tiene representación en la gestión
pesquera, son los pescadores artesanales quienes, debidamente liderados, deben y
pueden asumir esa representatividad.
Marcos Kisner Bueno