El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
27 de noviembre de 2016
La contribución de la pesca a la alimentación
Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar
(ENDES) 2014, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INEI) a nivel
nacional, la desnutrición crónica afectó al 14,6% de niñas y niños menores de
cinco años. Se presenta principalmente
en zonas rurales (21.9%) y en menor proporción en lugares urbanos (5.8%).
La
anemia, a nivel nacional, afecta al 46.8% de niñas y niños menores de tres años
de edad. Se presenta con mayor frecuencia en áreas rurales (57.5%), a comparación
con la zona urbana (42.3%).
A pesar de su inmensa riqueza marina, este porcentaje
de niños sufren de desnutrición crónica, consecuencia en gran medida de la
escasa disponibilidad de alimentos nutritivos. Por ello, entre otras razones,
somos un país obligado a conocer el mar y sus recursos, para priorizar acciones
orientadas a atender las necesidades primarias de alimentación y nutrición de
nuestra población. O para exigirlas.
Mientras esto no se resuelva, no podremos crecer con
equidad y con inclusión. El modelo nos lleva a considerar que el producto
pesquero es más rentable cuando se exporta. La necesidad de otros países es una
fórmula mágica que lo transforma todo en oro.
Nos jactamos, groseramente, del éxito económico que significan los
volúmenes de proteína exportados tanto en forma de harina de pescado como de
productos hidrobiológicos congelados y en conservas, mientras niños peruanos
padecen hambre. Lo censurable es que la exportación se subsidia y se incentiva,
mientras que la venta de pescado al mercado nacional no tiene ningún beneficio
ni apoyo estatal. No se compite con equidad por ambos mercados.
La actual contribución de la pesca a través de
derechos de pesca e impuesto a la renta de tercera categoría es insuficiente e
inequitativa. No es inclusiva ni redistributiva. Los índices de distribución
del canon pesquero son errados: distribuyen escasos recursos en forma
ineficiente. La exportación de nuestros recursos pesqueros no beneficia sino a
una pequeña porción de la población.
No se puede proteger lo que no se conoce, por eso hay
que conocer el mar y la pesca. No se puede distribuir lo que no ha sido
cobrado, por eso hay que cobrar derechos de pesca justos. No se debe explotar
recursos naturales sin compensar adecuadamente a la sociedad. No debe existir
desnutrición en un país con tanta abundancia de proteína proveniente de
recursos pesqueros. Por eso debe someterse a debate la necesidad de una mejor
participación de la Nación en la bonanza de la pesquería del Perú, cuyo
paradigma dominante es el de una pesquería mono específica que desembarca los
volúmenes más grandes de recursos pesqueros del planeta, sin generar beneficios
adecuados para la sociedad peruana.
Utilizar los recursos pesqueros para la alimentación
nacional en forma prioritaria, debería ser un objetivo nacional fundamental en
la elaboración de una Política de Estado para la pesquería peruana.
La pesquería no es solamente un tema de exportación,
ni de sus empresarios o trabajadores, ni de los pescadores. Debe ser,
fundamentalmente, una actividad que focaliza su atención en el ciudadano, que
es el consumidor final. Debemos procurar que este sea, prioritariamente
nacional y no extranjero.
“El derecho a
pescar debería basarse en criterios ambientales y sociales”
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería. Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones
que tienen por objeto exponer la necesidad de hacer sostenible la extracción de
los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad
alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a DICIEMBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y
redes sociales.
14 de noviembre de 2016
El colapso social
Se ha publicado una nota
titulada “El colapso social” en el blog llamado “The Oil Crash”. Extractos de
la misma se transcriben a continuación. Por la naturaleza de su contenido, bien
podrían ser aplicables a lo que ocurre en nuestro país y en la región.
Merece una reflexión y tal vez
una acción…o reacción.
"Como saben, el candidato republicano Donald Trump ha ganado las elecciones presidenciales de 2016 en los EE.UU., pasando muy por delante de la candidata demócrata Hillary Clinton…
A pesar de la enorme asimetría entre unas y otras acusaciones (que Trump es un grosero y un zafio, aparte de un ególatra, es algo conocido desde el principio, en tanto que las acusaciones sobre Clinton eran mucho más graves y fundadas), muchas voces en el partido republicano presionaron para que Trump renunciara, e incluso aceptaban la inevitable derrota frente a Clinton. Dada la negativa de éste a renunciar, las encuestas de los principales medios anunciaban una holgada victoria de la Clinton, que al final se ha acabado convirtiendo en una holgada derrota. ¿Qué ha pasado aquí?
A posteriori el análisis es simple, pues el fenómeno lleva meses de recorrido y quién ha querido verlo lo había visto desde hacía mucho tiempo. La cosa parece clara: la mayoría de los trabajadores de los EE.UU. no se están beneficiando de la tan cacareada recuperación económica, sino más bien al contrario: cada vez viven peor, con menos dinero y más penuria, y la amenaza constante de quedarse en el paro.
De manera machacona los medios de comunicación repiten las consignas que recogen los puntos de vista de la élite del país, que allí como aquí culpabilizan a los excluidos por su exclusión mientras venden una fantasía según la cual los bravos y decididos "emprenden" y que si no nadas en la abundancia es culpa tuya. Tal sermón de los rectores de la Santa Iglesia del Perpetuo Crecimiento acaba siendo insultante para las humildes y honradas gentes que viven en el mundo real y trabajan de sol a sol para vivir en la frontera de la indigencia, cuando no por debajo de ella.
Sobre todo porque, a la vista de todos, las élites se corrompen y aceptan favores, a cambio de desviar fondos públicos (fruto directo e indirecto del sudor de los trabajadores) para apuntalar grandes empresas que generan poco empleo y para pagar retribuciones obscenas a sus cuadros directivos, los cuales a menudo nutren y se nutren de la élite política. Y toda esa corrupción y desvíos de fondos pasan allí como pasa aquí, y en realidad en todo el mundo occidental. Así que la gran masa de trabajadores siente cada vez más resentimiento con unas élites cada vez más insensibles con su sufrimiento, y al final deciden optar por salirse de las opciones preestablecidas: en vez de optar por el mal A o el mal B, deciden escoger el mal C, que al igual que el A o el B será malo para ellos (lo cual no es novedad) pero también lo será para las élites, y ahí reside su atractivo. Si los votantes de EE.UU. han preferido a Donald Trump no es porque sean mayoritariamente misóginos o xenófobos; muchos lo serán, sin duda, pero lo que les atrae del discurso demagógico del Sr. Trump es la promesa de un futuro mejor como mínimo, si no porque les dé algo mejor a ellos, porque les promete algo peor para las élites.
No cabe esperar que el Sr. Trump vaya a hacer algo significativamente diferente a lo que han hecho sus predecesores, entre otras cosas porque todo el entramado de poder de las élites no permite implementar fácilmente cambios sustanciales. En añadidura, la gran crisis global que lleva ya muchos meses gestándose acabará de explotar durante su mandato y su capacidad de maniobra será reducida, y bastante tendrá con evitar que la implosión económica se le lleve por delante. Donald Trump es tan sólo el síntoma de la enfermedad, y no su cura. Una enfermedad simple y comprensible: las clases trabajadoras se sienten cada vez menos representadas y más traicionadas por las élites tanto políticas como económicas. Y en tanto que los sistemas políticos occidentales continúen siendo democráticos es previsible una cada vez mayor desafección de las clases populares respecto al discurso y los intereses de la élite, y que vayan optando por opciones de voto cada vez más radicales y previsiblemente populistas.
Como decimos, el fenómeno es global: en todo el opulento mundo occidental vemos manifestaciones del creciente espacio que ocupan las opciones que se reclaman rupturistas con el sistema, que atacan de manera abierta a las élites ("la casta", se suele decir en España), y que propugnan un cambio radical de las relaciones económicas y sociales de modo que se pueda recuperar la prosperidad perdida, ese contrato social que favoreció, durante las décadas de expansión económica, el establecimiento del llamado "Estado del Bienestar". Y mientras no se produzca una vuelta al anterior status quo, la animadversión de las masas contra las élites será cada vez mayor y las soluciones que irán surgiendo serán cada vez más radicales y eventualmente violentas.
Aunque la configuración de un sistema social más igualitario y con un mejor reparto de la riqueza sin duda favorece la cohesión social, no es la desigualdad del reparto de la renta la que ha favorecido este cambio tan abrupto de la percepción social. Simplemente, porque la desigualdad del reparto de la renta siempre ha existido, en cualquier escala histórica que se quiera mirar, por lo menos desde la Edad Antigua. Lo que realmente ha cambiado es un descenso relativamente rápido desde unos niveles de renta bastante elevados para amplios estratos de la sociedad occidental. Ciertamente, los niveles actuales son aún más elevados que los que se disfrutaban en Occidente hace tan solo 4 o 5 décadas, pero no venimos del vacío sino que tenemos un pasado. Y si nuestros padres y abuelos pudieron aceptar unas condiciones más precarias con la esperanza de conseguir una vida mejor para sus hijos, en la actualidad lo que se ofrece de manera poco disimulada son unas condiciones cada vez peores y menos garantizadas: ya comentamos que es mucho más difícil adaptarse a un mundo en decrecimiento que a uno en crecimiento. Si de golpe desapareciera toda la población occidental y fuera reemplazada por población de los denominados países emergentes, aceptarían la situación actual y la considerarían un privilegio, incluso sabiendo que el descenso era inevitable.
Es justo esta generación criada en la fase creciente la que tiene más dificultades para aceptar el decrecimiento, sobre todo con el modelo de gestión que se propone desde la élite. Y es por eso que la batalla es aquí y ahora: la generación de nuestros hijos ya habrá crecido en la costumbre de decrecer y para ellos aceptar lo que se da porque "es lo que hay" será algo natural. Por eso es tan importante decidir aquí y ahora cuál es el modelo de decrecimiento que vamos a adoptar, es por eso que es tan urgente abrir públicamente este debate antes de que por la vía de hecho se adopten falsas soluciones aún más devastadoras de la mano de caudillos surgidos por aclamación popular.
Porque ésta es la cuestión de fondo, la que no se quiere discutir pero está en la base de todo lo que está pasando: que estamos decreciendo porque es algo inevitable, algo que es consecuencia de la imposibilidad de continuar expandiendo la base energética y material de nuestra economía. Y si no podemos consumir más energía y más materiales, aun cuando podamos mantener un nivel muy alto, nuestro sistema económico-social tiende a colapsar, pues necesita que el consumo siga creciendo. De otro modo nuestro sistema entra en barrena, entra en una crisis, en la que ya estamos desde 2008, que no acabará nunca, no dentro de este paradigma económico.
Durante los largos años que ya llevamos de esta crisis, que en realidad tiene mucho de crisis energética no reconocida, no pocos han teorizado sobre cómo se tiene que manifestar una crisis energética centrándose en aspectos meramente económicos, tomando éstos en completo aislamiento en el cual transcurre el hecho económico. Pero eso no tiene nada que ver con cómo pasan las cosas en el mundo real. Si la cantidad total de energía anualmente disponible en el planeta Tierra deja de crecer (punto al que todavía no hemos llegado pero al que nos estamos acercando), entonces el PIB de todo el globo, tan estrechamente ligado al consumo de energía, deja de crecer.
Y el día que la cantidad de energía disponible en la Tierra disminuya, entonces el PIB agregado de todas las naciones del mundo comenzará un imparable descenso que durará décadas. Los prestidigitadores económicos continuarán insistiendo en que se puede, gracias al ingenio humano, seguir creciendo consumiendo menos energía, pero es una falacia: como muestran los datos y ya hemos discutido aquí, la única desmaterialización que se puede producir es la de la clase media. Su destrucción, vaya. Así que no es de sorprender que en estos años de progresiva ralentización del consumo energético global a quien le haya tocado recibir el peso de la crisis sea justamente a las clases trabajadoras, y que sean éstas las que estén propiciando el maremoto político que estamos viviendo, desde Grecia hasta EE.UU. pasando por el Reino Unido, Hungría o Polonia, y quién sabe si mañana Francia, Alemania o España.
Y si esto ha pasado mientras la producción total de energía en el mundo aún subía, aunque fuera más lentamente, y mientras la producción del sector energético más crítico y más afectado, el de los hidrocarburos líquidos (llamados, en abuso de notación, "petróleo", como si todos lo fueran) estaba aún llegando a su cenit, ¿qué creen que pasará ahora que todo indica que ya hemos comenzado el descenso de la producción de todos los líquidos del petróleo? ¿Qué pasará cuando la lógica del beneficio inmediato, que causó una gran descapitalización del sector de los hidrocarburos en los últimos años, conlleve una caída rápida, irreversible y sin precedentes de la producción por razón de la excesivamente fuerte caída de la inversión? Nuestros despistadísimos expertos energéticos continúan hablando del milagro del fracking y la quimera de la independencia energética de los EE.UU. cuando estamos a punto de presenciar un colapso sin precedentes del sector. Un colapso que se va a dar en un contexto de precios bajos, no altos, contrariamente a lo que dice la ortodoxia económica, porque no han entendido qué significa entrar en la espiral de destrucción de oferta - destrucción de demanda. Mientras la clase media se desintegra, como consecuencia inevitable del descenso energético y el mantenimiento de las políticas actuales, nuestros expertos siguen esperando la llegada de una señal de precios que no va a venir por donde ellos esperan: para cuando el precio del petróleo se vuelva a disparar (algo que inevitablemente va a suceder en los próximos años) será ya demasiado tarde: algo se habrá roto para siempre.
¿El qué?, se preguntarán. Pues el tejido social que sustenta este sistema económico. El fin del contrato implícito entre las élites y las masas, lo que implica el colapso social. Un colapso del cual la Humanidad sólo ha demostrado ser capaz de salir por tres vías: mediante el aislacionismo totalitario (hacia lo que parece tender el Reino Unido y quizá el EE.UU de Trump), hacia el militarismo predatorio (el camino que más tiempo ha seguido EE.UU. y el que parece ser el preferido de Europa, y sobre el que España tendrá que definirse) o hacia la movilización popular en busca de la resiliencia y la simplicidad voluntaria - el camino más difícil e imposible mientras se siga la ortodoxia económica dogmática actual.
¿Se preguntaban qué era el Oil Crash? El Oil Crash era esto: no precios altos, sino el colapso social. Aunque en realidad lo que estamos viviendo es sólo el comienzo."
Fuente
13 de noviembre de 2016
La revista sobre Pesca
La revista Pesca es un medio de información alternativo
referido a temas del mar y de la pesquería. Difunde información, ideas y corrientes de opinión que tienen por objeto
crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los
recursos marinos, de seguridad alimentaria y
del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con
información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la
problemática pesquera.
Tratamos de comunicar información objetiva, técnica y política que
nos permita contribuir al engrandecimiento del conocimiento mar y de sus
recursos por parte de la ciudadanía, la misma que tiene la obligación de
conocer para poder defender el buen uso de sus recursos naturales y de sus
ecosistemas marinos, fluviales y lacustres.
En 2016 cumplimos 56 años al servicio de la información
pesquera.
A partir del 6 de marzo del 2010, la revista suspendió su publicación en formato
impreso y se empieza a publicar en formato digital (PDF) en una página web.
A través de Facebook, en un grupo denominado “Pesca y Mar”
se cuelgan noticias que se evalúa tienen
trascendente interés para sus miembros y lectores de la Revista.
Las ediciones en formato PDF pueden bajarse gratuitamente en
el portal:
27 de octubre de 2016
La pesca, denuncias, información y conocimiento
Eventualmente se hacen públicas algunas denuncias o se
difunden noticias relacionadas con la pesca; pero en términos generales, una
vez pasado el impacto mediático, se olvida el asunto y no pasa nada que genere
un cambio. Este tipo de información coyuntural no surte efecto práctico y real
de cambio para mejorar las cosas, simplemente crea impactos temporales que son
rápidamente olvidados.
La ciudadanía peruana no pesquera, no tiene
posibilidad de incrementar su conocimiento e información sobre la pesquería, en
gran parte debido a la ausencia de información; pero también por desinterés ya
que no tiene motivación para preocuparse por el mar y la pesca.
Las autoridades políticas tampoco evidencian
conocimiento suficiente sobre esta materia como para asumir su administración
en forma eficaz. Por otro lado cambian demasiado frecuentemente y los planes de
trabajo duran poco, se descontinúan y/o se inventan nuevos sin respetar los
existentes.
El manejo político de la gestión pesquera es
sensacionalista y cortoplacista, busca figurar en la foto mientras dure el
mandato, el cual es generalmente más corto que el gobierno mismo. Basta con
echar una mirada a la cantidad de ministros y viceministros designados en los
últimos 10 años, para darse cuenta del daño que le hace al sector la excesiva
rotación de funcionarios. Porque cada cambio genera movimientos adicionales de
personal en la estructura. Entre 2006 y 2016 se ha tenido 11 Ministros de la
Producción y 9 viceministros de Pesquería (un promedio de uno por año).
El insuficiente conocimiento sectorial sumado a la
velocidad con que rotan, limita la capacidad de confección de planes de largo
plazo; pero además convierte al funcionario en fácil presa de lobistas y
operadores políticos que tienen agendas particulares, o de parte, orientadas a
satisfacer intereses de sus empleadores. A menor conocimiento e inexistencia de
políticas de largo plazo, mayor capacidad de influencia del lobista.
Lo que sabemos es que el aspecto más elogiado por la
prensa y alabado por los agentes económicos es la exportación. Nos han
inculcado la idea de que somos buenos porque exportamos y/o pretendemos
exportar mucho más. Si eso es lo mejor para el futuro alimentario del país, es
discutible. Si la participación del Estado en la renta generada por la pesca y
sus exportaciones es la justa, también es discutible.
Deberíamos tener presente que la Constitución
establece en su Artículo 66°, que los
recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la
Nación. El Estado es soberano en su
aprovechamiento. Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y
de su otorgamiento a particulares. La
concesión otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma
legal.
Por tanto los pescadores artesanales, los empresarios
y los trabajadores de la industria no son los propietarios de los recursos
pesqueros, sino la Nación. Es obligación del Estado regular las condiciones de
las concesiones que otorga, priorizando el interés nacional y no los intereses
de parte. El bien común de las mayorías peruanas necesitadas de proteína que
puede provenir de la pesca, se antepone a las necesidades e intereses de los
administrados.
Aparentemente la inadecuada comprensión del mandato
constitucional ha generado la errónea percepción de que existen propietarios de
los recursos pesqueros, o que unos tienen más derechos que otros a su
explotación. La verdad es que no es así. El único propietario es la Nación, o
sea todos los ciudadanos peruanos. Nadie tiene más o menos derechos que otro.
Es el Estado quien establece las reglas para su manejo y debe hacerlo
ajustándose al mandato constitucional en la forma más eficiente y eficaz
posible.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería. Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones
que tienen por objeto exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción
de los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad
alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a NOVIEMBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y
redes sociales.
28 de septiembre de 2016
La pesca artesanal en la nueva gestión pesquera del Perù
El sector pesquero es más complicado y tenso en
relación a algunos otros sectores debido a que tiene gran número de
administrados, muchos intereses, y muchos temas por resolver o atender.
Uno de ellos es la pesca artesanal, cuya problemática
resulta compleja y agravada por la gran cantidad de organizaciones con las
cuales se debe dialogar para establecer consensos. En cambio con la pesquería
industrial hay solamente dos grandes gremios principales que representan a la
mayoría de los administrados.
Muchos intereses, mucho dinero en juego, muchas
organizaciones representativas y muchos administrados, todos ellos con
presencia más o menos activa en la defensa de sus intereses empresariales y
gremiales.
El producto final de todas las actividades pesqueras
es consumido, al final de la cadena, por el ciudadano. Pero ocurre que este no
tiene presencia ni participación en la administración del recurso pesquero,
mientras que todos aquellos que sí la tienen, usufructúan un recurso natural renovable
que no es de su propiedad, sino de toda la Nación y sobre el cual priorizan su
exportación. La injusta ironía es que esta no es una invitada al festín donde
se reparte lo que es suyo.
La falta de información adecuada y oportuna, así como
el desinterés del público en general, favorecen la marginación de la sociedad
en la toma de decisiones. Una de las consecuencias es la existencia, por
ejemplo, de un programa estéril como es “A comer pescado”, que se orienta a un
sector de la población que en términos reales no lo necesita. Otra es que se
permite que instituciones como lo fueron el Centro de Entrenamiento Pesquero de
Paita y el Instituto Tecnológico Pesquero, hayan sido inútilmente destruidos
por administraciones anteriores. El primero absurdamente fusionado con el
FONDEPES y el segundo reemplazado por un confuso cóctel de CITES ineficaces que
hasta ahora no llegan a estar a la altura de lo que fue el antiguo Instituto
Tecnológico Pesquero.
Gran parte del problema ha sido generado por la
entrega del manejo sectorial a personas sin las debidas cualidades, ni
preparación para manejar estos temas, sobre los cuales carecían de la adecuada
información, capacidad y experiencia. Serias denuncias efectuadas por
importantes investigaciones no han generado cambios en el sector. El
enfrentamiento de algunas administraciones con la industria siempre han dado a
la autoridad de turno como perdedora, evidenciando que la mejor opción para administrar
el sector es generar consensos y no enfrentamientos.
Sumado a las presiones de los gremios y a la ausencia
y desinterés de la Sociedad Civil y la ciudadanía, el resultado es la caótica
situación en la cual se encuentran los recursos pesqueros y que hoy resulta
difícil enfrentar, más aún ante la inexistencia de una agenda de largo plazo.
En este sentido las declaraciones y acciones
anunciadas del Ministro Giuffra, que se reproducen en esta edición, alientan la
esperanza de que se aborde debidamente la problemática de la pesca en esta
gestión.
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería.
Difunde
información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones que tienen por objeto
exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos
marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad alimentaria
nacional; y el cuidado del ambiente. Pero sobre todo, contribuir con
información amplia y variada para que el lector empiece a formarse una opinión
propia sobre la problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de
la Revista Pesca correspondiente a OCTUBRE 2016 y a compartirla dentro de sus
círculos y redes sociales.
26 de agosto de 2016
Perú, el nuevo gobierno y la pesca
En
pesquería el discurso viene centrado, hasta ahora, en las zonas de pesca y en
dos decretos supremos promulgados por el gobierno anterior. En términos
generales se ha mencionado como metas ante el Congreso de la República, el uso
óptimo de los recursos pesqueros sin afectar al medio ambiente, acciones sobre
tecnología e infraestructura de desembarque artesanal, fortalecimiento del
control y el potenciamiento de la acuicultura y la pesca artesanal. Este
discurso debe formalizarse a través de planes y presupuestos. Mientras no sea
modificado, continúa vigente el Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM)
formulado en diciembre de 2015 por la administración anterior.
Al
no existir objetivos de largo plazo que trasciendan un período de gobierno,
convertidos en Política de Estado, no hay garantía de continuidad de políticas.
En el país, cada cinco años las administraciones pueden ignorar los planes y
objetivos de sus antecesores y diseñar los propios para el periodo que dura su
mandato.
Si
el actual PESEM se mantuviese, sería porque la nueva administración no tiene
pensado formular uno nuevo.
También se puede no diseñar nada nuevo ni respetar
lo existente, sino seguir la inercia de la coyuntura política.
Sin embargo, lo
que el ciudadano espera al inicio de un gobierno, cuando no hay políticas de
Estado ni objetivos de largo plazo, (como es el caso de la pesca peruana), es
que se reformule el PESEM en función a nuevos objetivos estratégicos para el
quinquenio y que estén de acuerdo con la visión del plan del nuevo gobierno. El
problema es ¿Quién pone la agenda cuando no existen objetivos precisos
formulados en el Plan de Gobierno?
La
intención de hacer cosas durante una gestión, requiere del sustento técnico
legal que la soporte y permita elaborar los planes operativos y presupuestos
correspondientes, que conduzcan a productos identificables y medibles como
resultado de la gestión. El tema es que el ordenamiento legal en cuestión de
planeamiento, no parece ser muy respetado, o conocido.
En
la edición de septiembre de la Revista Pesca se analiza la problemática del diseño de planes en la Gestión
Pública.
La
importancia de la pesca en el Perú y la necesidad de que su administración
cuente con planes de largo plazo, manejados por funcionarios conocedores de la
problemática pesquera, no ha sido entendida, aceptada, o asumida por el
Ejecutivo desde hace varios años. La pesca no es un tema importante desde hace
un buen tiempo atrás. Existen opiniones,
sugerencias y recomendaciones técnicas procedentes de varias fuentes con
adecuada experiencia pesquera, que pareciera no son conocidas por quienes tiene
capacidad de decisión en el Gobierno.
La inexperiencia en temas pesqueros,
sobre todo de pesca artesanal, ha sido una debilidad de varias
administraciones.
El
desconocimiento del sector pesquero es compartido por la prensa y por la propia
sociedad. Por tanto ambos resultan indolentes al problema. Existe un vacío de
conocimiento que permite la manipulación de información. El ciudadano común
está expuesto a una u otra corriente de opinión sin mayor posibilidad de
argumentación. Lo único claro en el inconsciente colectivo, es que somos buenos
porque exportamos mucho pescado en forma de harina, conservas o congelado. Por
tanto, lo demás deviene en irrelevante. La problemática pesquera seguirá siendo
tema de pocos, ignorado por los más y en manos de la política de turno.
La
restitución del Ministerio de Pesquería, que es un consenso casi general dentro
del sector, no tendrá eco, al menos por
ahora.
La
pesquería no es exclusivamente un tema de macroeconomía, exportación, harina de
pescado, congelados y conservas. Pero eso requiere de funcionarios con
experiencia, conocimiento del tema e ideas al respecto.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería.
Difunde
información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones que tienen por objeto
exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos
marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad alimentaria nacional;
y el cuidado del ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información amplia y
variada para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la
problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a SEPTIEMBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos
y redes sociales.
9 de agosto de 2016
El Plan de Diversificación Productiva en el nuevo gobierno peruano
El tema es que el Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM) vigente está alineado con el
Plan Nacional de Diversificación Productiva, tomó mucho tiempo armarlo y
articularlo y darle soporte técnico legal.
Cambiar o desarmar eso, amerita una
acción similar inversa con el consenso y participación de todos los elementos
técnicos, políticos y sectoriales que intervinieron en su formulación.
El ordenamiento legal en cuestiones de normatividad y
planes estratégicos, no parece ser muy respetado, o conocido. Se trata de
respetar la institucionalidad antes de implementar nuevas ideas y que respondan
a un plan estratégico consensuado.
¿Qué se hace cuando se asume la cartera y no
existen objetivos sectoriales que estén plasmados en el Plan de Gobierno? No se
debe cambiar cada cinco años los planes. Pero si hay que cambiarlos, porque es
potestad del gobierno, debe hacerse adecuadamente buscando que el cambio sea
una mejoría y pensando en la sostenibilidad del plan en el largo plazo.
Lo que se espera al inicio de un gobierno, ante la
ausencia de políticas y objetivos de largo plazo, es que se reformule el PESEM
en función a nuevos estratégicos diseñados para el quinquenio y que estén de
acuerdo con la visión del nuevo gobierno para el período, en la medida que la
tenga. El problema es cuando no la tiene y por tanto no se ha establecido
formal y técnicamente. La improvisación o el cambio por
el cambio no es la mejor receta.
Lo
que se evidencia es la debilidad del sistema y de la institucionalidad. Al no
existir objetivos de largo plazo que trasciendan un período de gobierno,
convertidos en Política de Estado, coherente con el Plan Bicentenario, no hay
garantía de que sean respetados por cada nuevo Gobierno.
Lea
el artículo que origina este comentario en el siguiente link:
26 de julio de 2016
¿Que peso tendrá la pesca en el nuevo gobierno peruano?
En
agosto, que empieza a operar el gobierno elegido este año, una ciudadanía
ilusionada espera cambios que mejoren las cosas en cada sector. En Pesca, el
tema resulta más expectante por cuanto el Plan de Gobierno no hace mención
expresa a la pesquería y el nuevo Titular del Pliego no tiene experiencia en el
sector. ¿Qué peso tendrá Industria y qué importancia se dará a la Pesca y
Acuicultura?
Se
debería empezar por evaluar el Plan Estratégico Sectorial Multianual que deja
el gobierno saliente y que constituyó un nuevo formato para alinearlo al Plan
Nacional de Diversificación Productiva. Lo negativamente novedoso de este
PESEM, es que relegó a la pesca y acuicultura a su simple mención y
participación como aportantes del PBI y diluyó el documento en un mar de
conceptos, fórmulas y análisis complicados y alejados del espíritu simple de
los anteriores planes. Para sus autores, la actividad pesquera y acuícola solo
es importante desde la perspectiva de su aporte al producto Bruto Interno.
En
esta edición se publica una nota detallada al respecto.
El
asunto no debe ser subjetivo ni analizado solamente en función a la experiencia
de las nuevas autoridades. El tema es técnico y merece ser técnicamente
evaluado porque el PESEM es, o debería ser, la brújula que marca el rumbo del
sector por cinco años. De allí deriva todo lo demás.
El
sector es tan complejo y necesitado de tantas reformas, que sería iluso pensar
que se podrá hacer grandes cosas o cambios. Bastaría que se den pequeños pasos
en beneficio de una mejor participación del país en los resultados de la
extracción de recursos pesqueros, en beneficio de hacer a la pesca más
inclusiva desde la perspectiva alimentaria, y en avanzar hacia pesquerías
sostenibles y libres de corrupción.
Difícil;
pero imposible si no se cuenta con Directores Generales y de Línea, jefes y
funcionarios de OPDs honestos, comprometidos con el sector y con experiencia y
conocimiento del mismo. Empezar a trabajar al mismo tiempo que se empieza a
aprender no es la mejor receta, sobre la cual los últimos años han dado el
mejor ejemplo.
Se
requiere de acciones concertadas, técnicas y socialmente inclusivas, dejando de
lado la confrontación y el enfrentamiento. La habilidad para mantener el sector
en equilibrio definirá el éxito de los nuevos integrantes del equipo de este
gobierno.
Es
hora de la alimentación nacional y de lo que la pesca peruana puede hacer por
sus poblaciones más vulnerables. Porque el Estado no puede olvidar su deber y
su obligación con las poblaciones más pobres del Perú. Tiene que dejar de
priorizar y debatir temas de una industria que ya está regulada, para
concentrarse en el objetivo final más importante de la pesca, que debe ser la
alimentación nacional. La desnutrición y la anemia infantil son realidades
sobre las cuales los productos pesqueros pueden significar un aporte
importante.
Las
ciudades principales y las poblaciones costeras de una u otra forma acceden al
pescado y satisfacen más que necesidad de proteína, requerimientos gourmets.
Por otro lado, aunque lejos del alcance de todos los bolsillos, eventualmente
aparecen recursos accesibles como el bonito, caballa y jurel que adquieren
pobladores costeros y de algunas principales ciudades del interior.
Pero
¿qué posibilidades tienen las poblaciones dispersas a más de 3,000 metros de
altura, que solo recordamos cuando la televisión las pone en pantalla en época
de friaje? El problema va más allá de programas sociales asistenciales que no
resuelven el problema de fondo. Hay que buscar soluciones sostenibles.
La
Revista Pesca expresa su saludo a las nuevas autoridades y su deseo porque la
nueva administración de pesquería tenga el mejor de los éxitos.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería.
Difunde
información, ideas y corrientes de
opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer
sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y del cuidado del medio ambiente. Pero sobre
todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una
opinión propia sobre la problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista
Pesca correspondiente a AGOSTO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y
redes sociales.
15 de julio de 2016
El premio otorgado al Ministerio de la Producción por su buena práctica
En
reconocimiento a la implementación de las suspensiones preventivas del recurso
hidrobiológico anchoveta, el Ministerio de la Producción (PRODUCE), recibió el
premio por Buenas Prácticas en Gestión Pública 2016, en la categoría Gestión
Ambiental Efectiva por la organización civil Ciudadanos al Día (CAD).
Este
premio aplica sobre un conjunto de normas que se inician con el DS 008-2012-PRODUCE que establece
medidas para conservación del recurso hidrobiológico en general, continúa con
el DS 009-2012-PRODUCE, que modifica
algunos artículos del reglamento de la ley de pesca dentro del espíritu del DS
008 y culmina en la RD
012-2014-PRODUCE/DGSF, que aprueba la Directiva
014-2014-PRODUCE/DGSF, la cual
establece el procedimiento para la suspensión preventiva de zonas con presencia
de anchoveta en tallas menores a las permitidas. Sería injusto y mezquino no
reconocer que el proceso de suspensiones preventivas empieza en 2012 con el DS
008.
Este
es un caso saludable de continuidad de una política que ha trascendido una
gestión (porque se inicia en 2012 y culmina en 2014) y que ha merecido un
premio.
Meritorio.
Si bien es cierto es un justo reconocimiento sectorial, no hay que olvidar a
las personas y funcionarios que trabajaron en su elaboración. Una simple
expresión de reconocimiento es justa.
Los
DS 008 y 009 fueron concebidos y elaborados durante la gestión ministerial de
Gladys Triveño, siendo la Ingeniera Jesica Pino la directora de Supervisión y
Fiscalización. Ambos documentos son la base sobre la cual el viceministro Juan
Carlos Requejo emite la RD 012 el año 2014, que establece el procedimiento de
detalle para suspender la actividad extractiva de la anchoveta. Esta resolución
se emite en función a la recomendación enviada a través del Memorandum
610-2014-PRODUCE/DGSF-DTS, por el Señor Iván Enrique Malaver Araujo, Director
de Tecnología para la Supervisión.
El
hecho es que el premio por constituir una Buena Práctica en Gestión Pública es
un justo reconocimiento al sector y a su preocupación por cuidar la
sostenibilidad de nuestros recursos pesqueros, en especial de la anchoveta.
Confirma lo que una política continuada y sostenida puede brindar como
beneficio a la administración del sector pesquero, en temas que son
indiscutiblemente necesarios más allá de consideraciones políticas y de
personas; pero no se puede mezquinar la mención de todos los autores y
creadores de la buena práctica.
La
Agencia Andina informó:
Produce recibió premio por Buenas
Prácticas en Gestión Pública 2016
Certamen es organizado por la
organización civil Ciudadanos al Día (CAD)
En reconocimiento a la implementación
de las suspensiones preventivas del recurso hidrobiológico anchoveta, el
Ministerio de la Producción (Produce), recibió el premio por Buenas Prácticas
en Gestión Pública 2016, en la categoría gestión ambiental efectiva por la
organización civil Ciudadanos al Día (CAD).
En total se entregaron 24 premios en
esta décima segunda edición del certamen que reconoce y premia las actividades
y proyectos eficientes, exitosos e innovadores desarrollados en las entidades
públicas.
El premio otorgado al Produce, destaca el uso
de esta medida que suspendió preventivamente la actividad extractiva del
recurso anchoveta en zonas de pesca con alta incidencia de ejemplares juveniles
que durante el 2014 y 2015, lo que evitó la captura de 423,394.02 toneladas
métricas (TM) del recurso anchoveta en estado juvenil.
Así lo dio a conocer el director de
tecnología de la Dirección general de supervisión y fiscalización (DGSF),
Daniel Collachagua.
El funcionario agradeció esta importante
distinción y explicó que el Produce, implementó las suspensiones preventivas
para la conservación del recurso anchoveta desde el año 2014 como una medida
permanente que busca asegurar la sostenibilidad del recurso.
Agregó que en lo que va del año 2016,
se han emitido 57 comunicados de suspensión preventiva de las actividades
extractivas de anchoveta, disponiendo el cierre de 76 zonas de pesca a lo largo
del litoral, que logró evitar la captura de 133,852.49 TM de anchoveta.
Collachagua explicó que cuando los
profesionales del Ministerio de la Producción identifican una alta incidencia
de anchoveta en estado juvenil mayor al 10 % en una determinada zona de pesca,
se determina un cierre preventivo por un lapso de 48 horas en un área promedio
de 30 por 30 millas náuticas (aproximadamente 3,000 kilómetros cuadrados).
Destacó también que entre los años 2014 y 2016
se evitó la captura de 557,246.51 TM del recurso anchoveta juvenil, que
permitió ganar con esta medida una biomasa de 1.94 millones de toneladas de
anchoveta.
Certificación de Buenas Prácticas
Cabe señalar que el equipo técnico de
este concurso, revisó los Informes de postulación presentados, evaluó y
seleccionó a las instituciones que se les otorgó la calificación de Buena
Práctica en Gestión Pública 2016.
Este certamen es organizado por Ciudadanos al
Día (CAD), con el apoyo de la Defensoría del Pueblo, de la Universidad del
Pacífico y del Grupo El Comercio. En esta edición intervino además la
organización Contribuyentes por Respeto.
El
Ministerio de la Producción ha emitido una nota que puede verse en el siguiente
link:
27 de junio de 2016
Las exportaciones pesqueras peruanas y el interés nacional
REVISTA PESCA JULIO 2016: EDITORIAL
El
constante elogio de las exportaciones peruanas de productos pesqueros como la
harina de pescado y la pota, en los cuales somos los primeros en el mundo, como
se lee constantemente en algunas noticias, obviamente producen un patriótico
sentimiento de orgullo nacional, lo que no deja de ser una visión sesgada e
incompleta. El análisis del impacto que las exportaciones pesqueras producen en
el PBI, es también frecuente de observar; pero no se analiza el impacto de la
pesca en la alimentación y el desarrollo nacional.
La
percepción completa debe provenir de un análisis simple que muestre cuál es el
real beneficio que ha recibido el Estado peruano y cada ciudadano.
No
es suficiente satisfacer nuestro orgullo, ni preocuparnos por el impacto de la
pesca en el PBI solamente.
Tenemos que saber, si además, se está atendiendo la necesidad
nacional de alimentos con alto contenido proteínico y cómo se está
contribuyendo con el desarrollo del país. Debemos conocer la manera con la cual
se está beneficiando el país, a través
de la presentación de cifras precisas que muestren la participación nacional de
la renta que genera ese primer puesto en las exportaciones. Cuánto dinero
ingresa al Tesoro Público proveniente de la actividad pesquera y cómo se le
distribuye e invierte.
La
Nación necesita conocer:
¿Cuál
es la renta de la industria y qué porcentaje de la misma se destina a
satisfacer necesidades de la población?, ¿Cuánto ganamos los peruanos en
términos reales por la explotación de nuestros recursos pesqueros?; ¿En cuánto
y cómo contribuye la pesca a reducir el índice de desnutrición infantil?; ¿Cómo
contribuye la pesca a incrementar la seguridad alimentaria del Perú, en
especial de las poblaciones vulnerables?
La
alimentación nacional debe ser la prioridad, no así la exportación, que si bien
forma parte importante en el contexto del modelo económico, no tendría por qué
competir con ventaja, con la comercialización de productos pesqueros en el país.
Exportar tiene privilegios y ventajas que no
tiene el mercado nacional.
El
procesamiento de la anchoveta para el mercado interno, así como su
comercialización en estado fresco, carecen de normas apropiadas y promocionales
que dificultan que la población nacional, especialmente las poblaciones más
vulnerables, accedan a este recurso.
Mejorar
la competitividad de la cadena productiva de la pesca artesanal, que es la que
proporciona el abastecimiento al mercado nacional, es un reto que requiere de
voluntad y decisión políticas en un marco de innovación, desarrollo tecnológico,
investigación y capacitación integrales y no a través de acciones aisladas.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería.
Difunde
información, ideas y corrientes de
opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer
sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria
y del cuidado del medio ambiente. Pero
sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una
opinión propia sobre la problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de
la Revista Pesca correspondiente a JULIO 2016 y a compartirla dentro de sus
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