El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
22 de diciembre de 2012
La ley de la trampa
Hace
más de un año, IDL-Reporteros inició la publicación de una serie de reportajes
que demostraban que los grupos más poderosos de la industria pesquera en el
Perú perpetraban la práctica fraudulenta de pesca negra a gran escala y que el
Estado no ejercía una fiscalización eficiente para frenarla. Hoy, una prolija
investigación del economista Carlos Paredes confirma y complementa estas
revelaciones.
Por Milagros Salazar.-
“Las compañías pesqueras están haciendo plata como jamás lo han
hecho (cada tonelada de harina de pescado llegó a costar 2 mil dólares en
noviembre), pero para ellos mucho no es suficiente, más es mejor. Y ganar más
significa subreportar, hacer trampas”, dice el economista Carlos Paredes, investigador principal del Instituto
del Perú de la Universidad San Martín de Porres.
Paredes realizó cálculos econométricos que corroboran el subreporte que
demostró IDL-Reporteros en un trabajo que combinó el reporteo
y el manejo masivo de bases de datos.
Esta vez, Paredes confirma desde su especialidad que el subregistro es una
práctica común en el sector. A partir de la aplicación de fórmulas, la revisión
de registros de desembarques y el cálculo de la producción de harina, concluye
que en 2009 las empresas no registraron más de 167 mil toneladas de anchoveta
en todo el litoral, lo que representa unas 38 mil toneladas de harina si se
considera que se necesita 4.38 toneladas de pescado para una tonelada de
harina.
Con los precios de la harina que estimó IDL-R en su
momento, esta cantidad puede valorizarse en 61 millones de dólares y con el
precio actual la cifra llega a los 76 millones.
En 2011, el subregistro detectado por Paredes, se duplicó hasta superar las
297 mil toneladas de pescado, el equivalente a 67 mil toneladas de harina. Esto
significa un poco más de 100 millones de dólares, si se toma en cuenta el
precio promedio de la harina del año pasado, y asciende a 134 millones con el
precio de hoy.
En total, en esos dos años, el volumen de pescado que se ‘esfumó’ estaría
valorizado actualmente en más de 200 millones de dólares.
¿Este “subreporte” en realidad no debería llamarse fraude?
-El subreporte significa sobrepesca, sacarle la vuelta al Estado, a la
naturaleza, a ellos mismos (los empresarios) porque están depredando un recurso
que necesitan para seguir desarrollando su actividad.
Pero también están dejando de pagar derechos de pesca al Estado por cada
tonelada que no registran en la balanza.
-El problema es que como todo el mundo subreporta, el que no lo hace siente
que es un estúpido. Desde que se implementó la ley de cuotas individuales de
anchoveta, existen grandes y perversos incentivos para hacerlo. Las empresas no
quieren agotar su cuota porque vale mucha plata. Hasta el año pasado, podían
cobrar 250 dólares por alquilar cada tonelada de su cuota. Una empresa con una
cuota de 10 mil toneladas, entonces podía ganar 2 millones 500 mil dólares. Y
hoy es mucho más porque la tonelada puede estar valorizada en 350 dólares. Qué
rico alquiler. Ningún negocio de alquiler me permite ganar esa cantidad. Por
eso, hago trampa, adultero las balanzas, y digo que pesqué menos porque lo
importante es seguir teniendo cuota.
¿Por qué las empresas necesitan hacer trampas si les va muy bien con un
precio tan alto de la harina?
-Los mismos pesqueros están vulnerando el derecho de propiedad porque no
hay vigilancia. Como el Estado es débil y no controla la actividad, se está
regresando a la misma tragedia de antes de la ley de cuotas cuando había
“carrera olímpica” (y todos se lanzaban al mar para pescar todo lo que podían).
En su investigación, Paredes aplica una segunda metodología: estima el
subreporte a partir de la pesca almacenada en las bodegas de los barcos que
descargaron entre 2009 y 2011. Curiosamente, detecta que las compañías
registran menos pesca después de la ley de cuotas a pesar que la norma permitió
mayor eficiencia en la captura de la anchoveta.
No sólo eso, detectó que las llamadas empresas integradas que tienen
simultáneamente embarcaciones (barcos de acero) y fábricas, registran hasta 9% menos en los
desembarques de lo que traen en su bodega, extrañamente cada vez que descargan en sus propias
fábricas.
El subreporte se incrementa a 13% cuando el análisis se centra en los
desembarques que realizan las siete empresas más grandes del sector en sus
plantas: Tecnológica de Alimentos (Tasa), Copeinca, Austral, Exalmar, CFG
Investment, Diamante y Hayduck.
Este mismo fenómeno fue comprobado por IDL-R cuando comparó las diferencias entre la pesca
declarada y pesada. Las discrepancias siempre fueron más altas en las
descargas en plantas propias que en las de terceros.
¿Entonces queda claro que las mayores responsables del subreporte son las
grandes empresas?
-Queda claro que es más fácil subreportar para quienes tienen barco y
planta, es decir para las empresas más grandes del sector que están integradas
y pescan las tres cuartas partes de la anchoveta del país. No es que el dueño
de un barco de madera que no tiene planta, no lo pueda hacer, sino que es más
difícil que se ponga de acuerdo con la fábrica compradora para hacer algo
ilegal.
Las empresas que incurren en esto son precisamente las que promovieron la
ley de cuotas que se supone iba a ordenar el sector y eliminar la corrupción.
-Al respecto, hay una buena comparación. Nosotros hicimos nuestra ley
general de pesca y la copiamos de la ley de Chile. La ley de cuotas también la
copiamos de Chile, que terminó depredando el jurel. Pero, ¿cómo era posible que
eso pasara si tenían cuota? Este principio de que mucho no es suficiente, más
es mejor, está en el ADN de los seres humanos. Por eso una ley de cuotas exige
mucho control y sanción de verdad. Con todo, en Chile hacen menos trampa que
nosotros. Acá la costumbre es coimear.
“Nosotros hicimos nuestra ley general de
pesca y la copiamos de la ley de Chile. La ley de cuotas también la copiamos de
Chile, que terminó depredando el jurel”.
Allá los empresarios han hecho lobby en el Consejo Nacional de Pesca para legalizar el incremento de las
cuotas y que no se tome en cuenta la recomendación de la autoridad científica
como demostró una investigación conjunta con el ICIJ y CIPER de Chile.
-Así es, el principio de Chile es el mismo, sobrepescar. Mientras que en el
Perú se respeta la cuota solo en el papel.
¿El Estado no debería beneficiarse de este “boom” del precio de la harina?
¿Cómo es posible que se congelara por diez años el porcentaje de derecho de
pesca que deben pagar las empresas por tonelada de anchoveta?
-Eso fue increíble. Los derechos de pesca en el Perú son muy bajos en
comparación a Chile e Islandia, pero mucho más si lo comparamos con la renta
que fue transferida al sector privado. El Estado no cobró nada por otorgar ese
derecho de explotación a las empresas con la ley de cuotas. Y lo que hoy recibe
es solo 0.0025% del precio de cada tonelada de harina, lo que equivale a 3.38
dólares (si la tonelada cuesta mil 350 dólares). Mientras que el derecho que
tienen las empresas por explotar cada tonelada está valorizado en 182 dólares.
(Es decir, 54 veces más de ese 3.38 dólares que cobró el Estado por tonelada).
Con el precio actual de 2 mil dólares la tonelada de harina, el Estado estaría
cobrando 5 dólares por tonelada, mientras que las empresas tendrán una renta
valorizada en unos 350 dólares (70 veces más).
Lo que recauda SUNAT en impuestos por la venta de harina y aceite también
es muy bajo. En 2011 fue apenas 51 millones de dólares, el 2.4% del valor de
las exportaciones.
-Me preocupa que en este tema no seamos transparentes. Aquí hay una renta
muy alta de la que goza el privado y por la que el Estado cobra muy poco.
Nuestro mar es el más rico del mundo. Si en Arabia Saudita pasas el dedo y sale
el petróleo, en el Perú lanzas la red y sale anchoveta en abundancia lo que
genera ahorro a las empresas. Eso debe tomarse en cuenta. Si se cobrara más por
los derechos de pesca, el Estado podría financiar una administración eficiente,
supervisar, realizar cruceros de investigación. Por eso también es importante
que el Estado gaste mejor, si va a recaudar más.
¿Por qué no estimó el subreporte por empresa?, ¿no es importante saber
quién es quién?
-No me interesa saber si la empresa tal o cual está subreportando más, sino
llamar la atención sobre un problema del sector. Te cuento una anécdota: cuando
saqué el informe, un director o directora de una empresa me llamó para
preguntarme si su compañía estaba en la lista. Le dije que no había hecho
ningún cálculo por empresa pero que le aseguraba que su compañía estaba ahí.
Entonces, me preguntó: ‘¿por qué dices eso? Y le respondí: ‘porque todas están
metidas’. Y me contestó: ‘Ay, qué respiro me das, no solo está la mía’.
Imagínate, ¡qué tal hipocresía! Porque todos hacen trampa, la lógica es que no
está mal que yo también lo haga.
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