El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
12 de julio de 2017
¿Hacia donde va la pesquería en el Perú?
La pesquería está conceptuada como factor
de crecimiento del PBI vía exportación, negándonos a aceptar que primero debe
ser fuente de alimentación nacional. Se requiere privilegiar la alimentación de
la población nacional por encima de todo. Se necesita colocar el interés
nacional por encima de los intereses de parte. Lo que no significa que exportar
sea malo o indebido, sino que el mercado nacional merece igualdad de
condiciones, ya que a la fecha está en desventaja con el mercado externo que,
en el caso de los productos de consumo humano directo, recibe subsidios e
incentivos mientras que el peruano no tiene ningún estímulo.
Existe preocupación por los problemas
asociados a la sostenibilidad, al incremento de las capturas en relación a las
capacidades de renovación y sostenimiento de los recursos, al impacto sobre el
ecosistema, a la alimentación nacional y a los costos medioambientales
vinculados con una explotación que puede volverse más intensiva.
Ello requiere de una adecuada
preservación de los recursos pesqueros, del ecosistema y del ambiente, de tal forma que se
garanticen alimentos para toda la población del país en forma prioritaria. De
allí la necesidad de establecer, por parte del Estado la regulación y, más aun, su participación
concreta como actor económico en un área en la que se trabaja con activos cuya propiedad
es de todos los ciudadanos del país.
El índice de desnutrición de nuestro
país nos obliga a utilizar los recursos hidrobiológicos para que nos proporcionen
alimentos. Estos recursos, además de representar un insumo importante para la
alimentación, que reduzca la desnutrición y la anemia infantil, constituyen una
reserva estratégica que en el mediano plazo pueden colocar al Perú en una
posición ventajosa en términos de abastecedor mundial de alimentos.
Se ha aceptado como definición de
desarrollo sostenible aquel progreso que satisface las necesidades del presente
sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus
propias necesidades. Por tanto, tiene que haber límites al crecimiento debido al
agotamiento de recursos hidrobiológicos, lo que se evidencia en especial en los
capturados por la pesca artesanal, que cada vez tiene mayores dificultades en
encontrar cardúmenes que antes se hallaban más fácilmente a su alcance y que
cada vez se aprecian en menores tallas y volúmenes.
En la actividad extractiva, medio en el
cual nadie puede controlar efectivamente el cumplimiento de las normas, la
mejor garantía se su cumplimiento es que los actores del sector asuman
conciencia de que detrás de la regulación hay una necesidad. En consecuencia, la
educación y el cambio o introducción de un modelo educativo para el sector se
torna cada vez más un imperativo y una urgencia.
La educación para el sector pesquero
debe ir más allá del mero entrenamiento técnico para los pescadores y
tripulaciones. Debe ampliar su radio de acción a todos los trabajadores de la
industria pesquera en tierra, a todas las comunidades de pescadores marítimos y
continentales y difundir información a las poblaciones costeras y aledañas a
ríos y lagos. Debe trascender lo tradicional y educar en temas de protección al
ambiente y a las poblaciones ícticas, debe incursionar en temas que tengan por
objeto crear conciencia sobre la necesidad y responsabilidad compartida de
proteger los ecosistemas y el futuro de los peces como elemento clave para
garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria, base de un educación
imprescindible para alcanzar un alto nivel de desarrollo. Debe estimular la
creación de micro empresas formales que abastezcan al mercado nacional.
Si aspiramos a la
soberanía y seguridad alimentarias se necesita una pesquería que produzca, en
primer lugar, alimentos variados, sanos y accesibles para la población peruana
y, en segundo lugar, para las oportunidades del mercado exterior.
La defensa del bien común impone el
diseño de políticas públicas que protejan los recursos pesqueros para las
generaciones futuras y que le den a la sociedad una adecuada participación. El
marco normativo debe imponer reglas y normas regulatorias que hagan posible el
usufructo racional de los recursos, no sólo en términos de su agotamiento y
contaminación, sino de una participación justa de la renta que generan los recursos
en toda la cadena de producción para beneficio del país en investigación,
control y proyectos sociales alimentarios.
La protección de nuestros recursos
solo pueden materializarse a partir de la existencia de un poder político que
establezca planes de largo plazo y optimice el funcionamiento del aparato
estatal.
Las
decisiones políticas, en un sistema democrático, se sustentan en el derecho que
concede el pueblo con su voto, a las autoridades elegidas para administrar el
país. El poder político real de todo Estado, es la resultante de la aplicación
de políticas de Estado que son ejecutadas por la administración de turno.
Existen
iniciativas privadas para el desarrollo pesquero, pero que no dejan de ser
aisladas y con objetivos empresariales, como corresponde. Es la naturaleza
legítima de la empresa privada.
Lo que no
se ve es un diseño del Estado para la actividad pesquera que marque los
objetivos estratégicos para el futuro de la pesquería en el Perú, visualizando
no solamente la sostenibilidad de los recursos, sino el bienestar de las
mayorías nacionales. No existe, en forma visible por lo menos, una definición
de la visión de la pesquería en el largo plazo. Más allá de lo que manda la Ley
General de Pesca, ya obsoleta por cierto, no hay nada de planeamiento a futuro.
Si analizamos el Plan Estratégico Sectorial Multianual vigente, podremos
comprender mejor como a la pesca y acuicultura no se les da el tratamiento que
corresponde.
Más allá de las acciones de gestión propiamente dicha,
de los fundamentos en los cuales debiera basarse y de la situación económica
que impone acciones puntuales marcadas por la coyuntura del momento, ¿Hacia
donde se dirige la pesquería peruana? ¿Cuál es la agenda del gobierno? ¿Cada administración
impondrá su propia agenda a falta de una Política de Estado? ¿Es eso lo mejor
para el Perú? ¿Qué es lo que queremos para nuestra pesca en el futuro? No
existen objetivos estratégicos a alcanzar, ni políticas para lograrlo, como
tampoco indicadores para evaluarlos en el corto, mediano y largo plazo.
Elaborado por:
Marcos Kisner
Bueno
Presidente de
la Revista Pesca
Los fundamentos de la gestión pesquera, la gestión propiamente dicha y viendo más allá de la gestión se pueden leer en el siguiente documento: