El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.

Paul Greenberg

14 de noviembre de 2016

El colapso social

Se ha publicado una nota titulada “El colapso social” en el blog llamado “The Oil Crash”. Extractos de la misma se transcriben a continuación. Por la naturaleza de su contenido, bien podrían ser aplicables a lo que ocurre en nuestro país y en la región.
Merece una reflexión y tal vez una acción…o reacción.

"Como saben, el candidato republicano Donald Trump ha ganado las elecciones presidenciales de 2016 en los EE.UU., pasando muy por delante de la candidata demócrata Hillary Clinton…
A pesar de la enorme asimetría entre unas y otras acusaciones (que Trump es un grosero y un zafio, aparte de un ególatra, es algo conocido desde el principio, en tanto que las acusaciones sobre Clinton eran mucho más graves y fundadas), muchas voces en el partido republicano presionaron para que Trump renunciara, e incluso aceptaban la inevitable derrota frente a Clinton. Dada la negativa de éste a renunciar, las encuestas de los principales medios anunciaban una holgada victoria de la Clinton, que al final se ha acabado convirtiendo en una holgada derrota. ¿Qué ha pasado aquí?

A posteriori el análisis es simple, pues el fenómeno lleva meses de recorrido y quién ha querido verlo lo había visto desde hacía mucho tiempo.  La cosa parece clara: la mayoría de los trabajadores de los EE.UU. no se están beneficiando de la tan cacareada recuperación económica, sino más bien al contrario: cada vez viven peor, con menos dinero y más penuria, y la amenaza constante de quedarse en el paro.

De manera machacona los medios de comunicación repiten las consignas que recogen los puntos de vista de la élite del país, que allí como aquí culpabilizan a los excluidos por su exclusión mientras venden una fantasía según la cual los bravos y decididos "emprenden" y que si no nadas en la abundancia es culpa tuya. Tal sermón de los rectores de la Santa Iglesia del Perpetuo Crecimiento acaba siendo insultante para las humildes y honradas gentes que viven en el mundo real y trabajan de sol a sol para vivir en la frontera de la indigencia, cuando no por debajo de ella.

Sobre todo porque, a la vista de todos, las élites se corrompen y aceptan favores, a cambio de desviar fondos públicos (fruto directo e indirecto del sudor de los trabajadores) para apuntalar grandes empresas que generan poco empleo y para pagar retribuciones obscenas a sus cuadros directivos, los cuales a menudo nutren y se nutren de la élite política. Y toda esa corrupción y desvíos de fondos pasan allí como pasa aquí, y en realidad en todo el mundo occidental. Así que la gran masa de trabajadores siente cada vez más resentimiento con unas élites cada vez más insensibles con su sufrimiento, y al final deciden optar por salirse de las opciones preestablecidas: en vez de optar por el mal A o el mal B, deciden escoger el mal C, que al igual que el A o el B será malo para ellos (lo cual no es novedad) pero también lo será para las élites, y ahí reside su atractivo. Si los votantes de EE.UU. han preferido a Donald Trump no es porque sean mayoritariamente misóginos o xenófobos; muchos lo serán, sin duda, pero lo que les atrae del discurso demagógico del Sr. Trump es la promesa de un futuro mejor como mínimo, si no porque les dé algo mejor a ellos, porque les promete algo peor para las élites.
No cabe esperar que el Sr. Trump vaya a hacer algo significativamente diferente a lo que han hecho sus predecesores, entre otras cosas porque todo el entramado de poder de las élites no permite implementar fácilmente cambios sustanciales. En añadidura, la gran crisis global que lleva ya muchos meses gestándose acabará de explotar durante su mandato y su capacidad de maniobra será reducida, y bastante tendrá con evitar que la implosión económica se le lleve por delante. Donald Trump es tan sólo el síntoma de la enfermedad, y no su cura. Una enfermedad simple y comprensible: las clases trabajadoras se sienten cada vez menos representadas y más traicionadas por las élites tanto políticas como económicas. Y en tanto que los sistemas políticos occidentales continúen siendo democráticos es previsible una cada vez mayor desafección de las clases populares respecto al discurso y los intereses de la élite, y que vayan optando por opciones de voto cada vez más radicales y previsiblemente populistas.
Como decimos, el fenómeno es global: en todo el opulento mundo occidental vemos manifestaciones del creciente espacio que ocupan las opciones que se reclaman rupturistas con el sistema, que atacan de manera abierta a las élites ("la casta", se suele decir en España), y que propugnan un cambio radical de las relaciones económicas y sociales de modo que se pueda recuperar la prosperidad perdida, ese contrato social que favoreció, durante las décadas de expansión económica, el establecimiento del llamado "Estado del Bienestar". Y mientras no se produzca una vuelta al anterior status quo, la animadversión de las masas contra las élites será cada vez mayor y las soluciones que irán surgiendo serán cada vez más radicales y eventualmente violentas.
Aunque la configuración de un sistema social más igualitario y con un mejor reparto de la riqueza sin duda favorece la cohesión social, no es la desigualdad del reparto de la renta la que ha favorecido este cambio tan abrupto de la percepción social. Simplemente, porque la desigualdad del reparto de la renta siempre ha existido, en cualquier escala histórica que se quiera mirar, por lo menos desde la Edad Antigua. Lo que realmente ha cambiado es un descenso relativamente rápido desde unos niveles de renta bastante elevados para amplios estratos de la sociedad occidental. Ciertamente, los niveles actuales son aún más elevados que los que se disfrutaban en Occidente hace tan solo 4 o 5 décadas, pero no venimos del vacío sino que tenemos un pasado. Y si nuestros padres y abuelos pudieron aceptar unas condiciones más precarias con la esperanza de conseguir una vida mejor para sus hijos, en la actualidad lo que se ofrece de manera poco disimulada son unas condiciones cada vez peores y menos garantizadas: ya comentamos que es mucho más difícil adaptarse a un mundo en decrecimiento que a uno en crecimiento. Si de golpe desapareciera toda la población occidental y fuera reemplazada por población de los denominados países emergentes, aceptarían la situación actual y la considerarían un privilegio, incluso sabiendo que el descenso era inevitable.

Es justo esta generación criada en la fase creciente la que tiene más dificultades para aceptar el decrecimiento, sobre todo con el modelo de gestión que se propone desde la élite. Y es por eso que la batalla es aquí y ahora: la generación de nuestros hijos ya habrá crecido en la costumbre de decrecer y para ellos aceptar lo que se da porque "es lo que hay" será algo natural. Por eso es tan importante decidir aquí y ahora cuál es el modelo de decrecimiento que vamos a adoptar, es por eso que es tan urgente abrir públicamente este debate antes de que por la vía de hecho se adopten falsas soluciones aún más devastadoras de la mano de caudillos surgidos por aclamación popular.
Porque ésta es la cuestión de fondo, la que no se quiere discutir pero está en la base de todo lo que está pasando: que estamos decreciendo porque es algo inevitable, algo que es consecuencia de la imposibilidad de continuar expandiendo la base energética y material de nuestra economía. Y si no podemos consumir más energía y más materiales, aun cuando podamos mantener un nivel muy alto, nuestro sistema económico-social tiende a colapsar, pues necesita que el consumo siga creciendo. De otro modo nuestro sistema entra en barrena, entra en una crisis, en la que ya estamos desde 2008, que no acabará nunca, no dentro de este paradigma económico.
Durante los largos años que ya llevamos de esta crisis, que en realidad tiene mucho de crisis energética no reconocida, no pocos han teorizado sobre cómo se tiene que manifestar una crisis energética centrándose en aspectos meramente económicos, tomando éstos en completo aislamiento en el cual transcurre el hecho económico. Pero eso no tiene nada que ver con cómo pasan las cosas en el mundo real. Si la cantidad total de energía anualmente disponible en el planeta Tierra deja de crecer (punto al que todavía no hemos llegado pero al que nos estamos acercando), entonces el PIB de todo el globo, tan estrechamente ligado al consumo de energía, deja de crecer.

Y el día que la cantidad de energía disponible en la Tierra disminuya, entonces el PIB agregado de todas las naciones del mundo comenzará un imparable descenso que durará décadas. Los prestidigitadores económicos continuarán insistiendo en que se puede, gracias al ingenio humano, seguir creciendo consumiendo menos energía, pero es una falacia: como muestran los datos y ya hemos discutido aquí, la única desmaterialización que se puede producir es la de la clase media. Su destrucción, vaya. Así que no es de sorprender que en estos años de progresiva ralentización del consumo energético global a quien le haya tocado recibir el peso de la crisis sea justamente a las clases trabajadoras, y que sean éstas las que estén propiciando el maremoto político que estamos viviendo, desde Grecia hasta EE.UU. pasando por el Reino Unido, Hungría o Polonia, y quién sabe si mañana Francia, Alemania o España.
Y si esto ha pasado mientras la producción total de energía en el mundo aún subía, aunque fuera más lentamente, y mientras la producción del sector energético más crítico y más afectado, el de los hidrocarburos líquidos (llamados, en abuso de notación, "petróleo", como si todos lo fueran) estaba aún llegando a su cenit, ¿qué creen que pasará ahora que todo indica que ya hemos comenzado el descenso de la producción de todos los líquidos del petróleo? ¿Qué pasará cuando la lógica del beneficio inmediato, que causó una gran descapitalización del sector de los hidrocarburos en los últimos años, conlleve una caída rápida, irreversible y sin precedentes de la producción por razón de la excesivamente fuerte caída de la inversión? Nuestros despistadísimos expertos energéticos continúan hablando del milagro del fracking y la quimera de la independencia energética de los EE.UU. cuando estamos a punto de presenciar un colapso sin precedentes del sector. Un colapso que se va a dar en un contexto de precios bajos, no altos, contrariamente a lo que dice la ortodoxia económica, porque no han entendido qué significa entrar en la espiral de destrucción de oferta - destrucción de demanda. Mientras la clase media se desintegra, como consecuencia inevitable del descenso energético y el mantenimiento de las políticas actuales, nuestros expertos siguen esperando la llegada de una señal de precios que no va a venir por donde ellos esperan: para cuando el precio del petróleo se vuelva a disparar (algo que inevitablemente va a suceder en los próximos años) será ya demasiado tarde: algo se habrá roto para siempre.

¿El qué?, se preguntarán. Pues el tejido social que sustenta este sistema económico. El fin del contrato implícito entre las élites y las masas, lo que implica el colapso social. Un colapso del cual la Humanidad sólo ha demostrado ser capaz de salir por tres vías: mediante el aislacionismo totalitario (hacia lo que parece tender el Reino Unido y quizá el EE.UU de Trump), hacia el militarismo predatorio (el camino que más tiempo ha seguido EE.UU. y el que parece ser el preferido de Europa, y sobre el que España tendrá que definirse) o hacia la movilización popular en busca de la resiliencia y la simplicidad voluntaria - el camino más difícil e imposible mientras se siga la ortodoxia económica dogmática actual.

¿Se preguntaban qué era el Oil Crash? El Oil Crash era esto: no precios altos, sino el colapso social. Aunque en realidad lo que estamos viviendo es sólo el comienzo."
Fuente

13 de noviembre de 2016

La revista sobre Pesca

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería. Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Tratamos de comunicar  información objetiva, técnica y política que nos permita contribuir al engrandecimiento del conocimiento mar y de sus recursos por parte de la ciudadanía, la misma que tiene la obligación de conocer para poder defender el buen uso de sus recursos naturales y de sus ecosistemas marinos, fluviales y lacustres.

En 2016 cumplimos 56 años al servicio de la información pesquera.

A partir del 6 de marzo del 2010,  la revista suspendió su publicación en formato impreso y se empieza a publicar en formato digital (PDF) en una página web.

A través de Facebook, en un grupo denominado “Pesca y Mar” se cuelgan noticias  que se evalúa tienen trascendente interés para sus miembros y lectores de la Revista.


Las ediciones en formato PDF pueden bajarse gratuitamente en el portal: 



27 de octubre de 2016

La pesca, denuncias, información y conocimiento

Eventualmente se hacen públicas algunas denuncias o se difunden noticias relacionadas con la pesca; pero en términos generales, una vez pasado el impacto mediático, se olvida el asunto y no pasa nada que genere un cambio. Este tipo de información coyuntural no surte efecto práctico y real de cambio para mejorar las cosas, simplemente crea impactos temporales que son rápidamente olvidados.

La ciudadanía peruana no pesquera, no tiene posibilidad de incrementar su conocimiento e información sobre la pesquería, en gran parte debido a la ausencia de información; pero también por desinterés ya que no tiene motivación para preocuparse por el mar y la pesca.

Las autoridades políticas tampoco evidencian conocimiento suficiente sobre esta materia como para asumir su administración en forma eficaz. Por otro lado cambian demasiado frecuentemente y los planes de trabajo duran poco, se descontinúan y/o se inventan nuevos sin respetar los existentes.

El manejo político de la gestión pesquera es sensacionalista y cortoplacista, busca figurar en la foto mientras dure el mandato, el cual es generalmente más corto que el gobierno mismo. Basta con echar una mirada a la cantidad de ministros y viceministros designados en los últimos 10 años, para darse cuenta del daño que le hace al sector la excesiva rotación de funcionarios. Porque cada cambio genera movimientos adicionales de personal en la estructura. Entre 2006 y 2016 se ha tenido 11 Ministros de la Producción y 9 viceministros de Pesquería (un promedio de uno por año).

El insuficiente conocimiento sectorial sumado a la velocidad con que rotan, limita la capacidad de confección de planes de largo plazo; pero además convierte al funcionario en fácil presa de lobistas y operadores políticos que tienen agendas particulares, o de parte, orientadas a satisfacer intereses de sus empleadores. A menor conocimiento e inexistencia de políticas de largo plazo, mayor capacidad de influencia del lobista.

Lo que sabemos es que el aspecto más elogiado por la prensa y alabado por los agentes económicos es la exportación. Nos han inculcado la idea de que somos buenos porque exportamos y/o pretendemos exportar mucho más. Si eso es lo mejor para el futuro alimentario del país, es discutible. Si la participación del Estado en la renta generada por la pesca y sus exportaciones es la justa, también es discutible.

Deberíamos tener presente que la Constitución establece en su Artículo 66°, que los recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la Nación.  El Estado es soberano en su aprovechamiento. Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento a particulares. La  concesión otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma legal.

Por tanto los pescadores artesanales, los empresarios y los trabajadores de la industria no son los propietarios de los recursos pesqueros, sino la Nación. Es obligación del Estado regular las condiciones de las concesiones que otorga, priorizando el interés nacional y no los intereses de parte. El bien común de las mayorías peruanas necesitadas de proteína que puede provenir de la pesca, se antepone a las necesidades e intereses de los administrados.

Aparentemente la inadecuada comprensión del mandato constitucional ha generado la errónea percepción de que existen propietarios de los recursos pesqueros, o que unos tienen más derechos que otros a su explotación. La verdad es que no es así. El único propietario es la Nación, o sea todos los ciudadanos peruanos. Nadie tiene más o menos derechos que otro. Es el Estado quien establece las reglas para su manejo y debe hacerlo ajustándose al mandato constitucional en la forma más eficiente y eficaz posible.

Marcos Kisner Bueno

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería. Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones que tienen por objeto exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a NOVIEMBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

https://www.yumpu.com/es/document/view/56178611/revista-pesca-noviembre-2016

28 de septiembre de 2016

La pesca artesanal en la nueva gestión pesquera del Perù


Uno de ellos es la pesca artesanal, cuya problemática resulta compleja y agravada por la gran cantidad de organizaciones con las cuales se debe dialogar para establecer consensos. En cambio con la pesquería industrial hay solamente dos grandes gremios principales que representan a la mayoría de los administrados.

Muchos intereses, mucho dinero en juego, muchas organizaciones representativas y muchos administrados, todos ellos con presencia más o menos activa en la defensa de sus intereses empresariales y gremiales.

El producto final de todas las actividades pesqueras es consumido, al final de la cadena, por el ciudadano. Pero ocurre que este no tiene presencia ni participación en la administración del recurso pesquero, mientras que todos aquellos que sí la tienen, usufructúan un recurso natural renovable que no es de su propiedad, sino de toda la Nación y sobre el cual priorizan su exportación. La injusta ironía es que esta no es una invitada al festín donde se reparte lo que es suyo.

La falta de información adecuada y oportuna, así como el desinterés del público en general, favorecen la marginación de la sociedad en la toma de decisiones. Una de las consecuencias es la existencia, por ejemplo, de un programa estéril como es “A comer pescado”, que se orienta a un sector de la población que en términos reales no lo necesita. Otra es que se permite que instituciones como lo fueron el Centro de Entrenamiento Pesquero de Paita y el Instituto Tecnológico Pesquero, hayan sido inútilmente destruidos por administraciones anteriores. El primero absurdamente fusionado con el FONDEPES y el segundo reemplazado por un confuso cóctel de CITES ineficaces que hasta ahora no llegan a estar a la altura de lo que fue el antiguo Instituto Tecnológico Pesquero.

Gran parte del problema ha sido generado por la entrega del manejo sectorial a personas sin las debidas cualidades, ni preparación para manejar estos temas, sobre los cuales carecían de la adecuada información, capacidad y experiencia. Serias denuncias efectuadas por importantes investigaciones no han generado cambios en el sector. El enfrentamiento de algunas administraciones con la industria siempre han dado a la autoridad de turno como perdedora, evidenciando que la mejor opción para administrar el sector es generar consensos y no enfrentamientos.

Sumado a las presiones de los gremios y a la ausencia y desinterés de la Sociedad Civil y la ciudadanía, el resultado es la caótica situación en la cual se encuentran los recursos pesqueros y que hoy resulta difícil enfrentar, más aún ante la inexistencia de una agenda de largo plazo.

En este sentido las declaraciones y acciones anunciadas del Ministro Giuffra, que se reproducen en esta edición, alientan la esperanza de que se aborde debidamente la problemática de la pesca en esta gestión.


La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones que tienen por objeto exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información amplia y variada para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a OCTUBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

26 de agosto de 2016

Perú, el nuevo gobierno y la pesca

En pesquería el discurso viene centrado, hasta ahora, en las zonas de pesca y en dos decretos supremos promulgados por el gobierno anterior. En términos generales se ha mencionado como metas ante el Congreso de la República, el uso óptimo de los recursos pesqueros sin afectar al medio ambiente, acciones sobre tecnología e infraestructura de desembarque artesanal, fortalecimiento del control y el potenciamiento de la acuicultura y la pesca artesanal. Este discurso debe formalizarse a través de planes y presupuestos. Mientras no sea modificado, continúa vigente el Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM) formulado en diciembre de 2015 por la administración anterior.

Al no existir objetivos de largo plazo que trasciendan un período de gobierno, convertidos en Política de Estado, no hay garantía de continuidad de políticas. En el país, cada cinco años las administraciones pueden ignorar los planes y objetivos de sus antecesores y diseñar los propios para el periodo que dura su mandato.

Si el actual PESEM se mantuviese, sería porque la nueva administración no tiene pensado formular uno nuevo. 

También se puede no diseñar nada nuevo ni respetar lo existente, sino seguir la inercia de la coyuntura política. 

Sin embargo, lo que el ciudadano espera al inicio de un gobierno, cuando no hay políticas de Estado ni objetivos de largo plazo, (como es el caso de la pesca peruana), es que se reformule el PESEM en función a nuevos objetivos estratégicos para el quinquenio y que estén de acuerdo con la visión del plan del nuevo gobierno. El problema es ¿Quién pone la agenda cuando no existen objetivos precisos formulados en el Plan de Gobierno?

La intención de hacer cosas durante una gestión, requiere del sustento técnico legal que la soporte y permita elaborar los planes operativos y presupuestos correspondientes, que conduzcan a productos identificables y medibles como resultado de la gestión. El tema es que el ordenamiento legal en cuestión de planeamiento, no parece ser muy respetado, o conocido. 

En la edición de septiembre de la Revista Pesca se analiza la problemática del diseño de planes en la Gestión Pública.

La importancia de la pesca en el Perú y la necesidad de que su administración cuente con planes de largo plazo, manejados por funcionarios conocedores de la problemática pesquera, no ha sido entendida, aceptada, o asumida por el Ejecutivo desde hace varios años. La pesca no es un tema importante desde hace un buen tiempo atrás.  Existen opiniones, sugerencias y recomendaciones técnicas procedentes de varias fuentes con adecuada experiencia pesquera, que pareciera no son conocidas por quienes tiene capacidad de decisión en el Gobierno. 

La inexperiencia en temas pesqueros, sobre todo de pesca artesanal, ha sido una debilidad de varias administraciones.

El desconocimiento del sector pesquero es compartido por la prensa y por la propia sociedad. Por tanto ambos resultan indolentes al problema. Existe un vacío de conocimiento que permite la manipulación de información. El ciudadano común está expuesto a una u otra corriente de opinión sin mayor posibilidad de argumentación. Lo único claro en el inconsciente colectivo, es que somos buenos porque exportamos mucho pescado en forma de harina, conservas o congelado. Por tanto, lo demás deviene en irrelevante. La problemática pesquera seguirá siendo tema de pocos, ignorado por los más y en manos de la política de turno.

La restitución del Ministerio de Pesquería, que es un consenso casi general dentro del sector, no tendrá eco,  al menos por ahora.

La pesquería no es exclusivamente un tema de macroeconomía, exportación, harina de pescado, congelados y conservas. Pero eso requiere de funcionarios con experiencia, conocimiento del tema e ideas al respecto.

Marcos Kisner Bueno

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información obtenida de muchas fuentes, ideas y opiniones que tienen por objeto exponer: la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos; la urgencia de actuar en beneficio de la seguridad alimentaria nacional; y el cuidado del ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información amplia y variada para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a SEPTIEMBRE 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

 http://issuu.com/revistapesca/docs/revista_pesca_setiembre_2016?e=0/38228063

9 de agosto de 2016

El Plan de Diversificación Productiva en el nuevo gobierno peruano

El tema es que el Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM) vigente está alineado con el Plan Nacional de Diversificación Productiva, tomó mucho tiempo armarlo y articularlo y darle soporte técnico legal. 
Cambiar o desarmar eso, amerita una acción similar inversa con el consenso y participación de todos los elementos técnicos, políticos y sectoriales que intervinieron en su formulación.
El ordenamiento legal en cuestiones de normatividad y planes estratégicos, no parece ser muy respetado, o conocido. Se trata de respetar la institucionalidad antes de implementar nuevas ideas y que respondan a un plan estratégico consensuado. 
¿Qué se hace cuando se asume la cartera y no existen objetivos sectoriales que estén plasmados en el Plan de Gobierno? No se debe cambiar cada cinco años los planes. Pero si hay que cambiarlos, porque es potestad del gobierno, debe hacerse adecuadamente buscando que el cambio sea una mejoría y pensando en la sostenibilidad del plan en el largo plazo.
Lo que se espera al inicio de un gobierno, ante la ausencia de políticas y objetivos de largo plazo, es que se reformule el PESEM en función a nuevos estratégicos diseñados para el quinquenio y que estén de acuerdo con la visión del nuevo gobierno para el período, en la medida que la tenga. El problema es cuando no la tiene y por tanto no se ha establecido formal y técnicamente. La improvisación o el cambio por el cambio no es la mejor receta.
Lo que se evidencia es la debilidad del sistema y de la institucionalidad. Al no existir objetivos de largo plazo que trasciendan un período de gobierno, convertidos en Política de Estado, coherente con el Plan Bicentenario, no hay garantía de que sean respetados por cada nuevo Gobierno.

Lea el artículo que origina este comentario en el siguiente link:


26 de julio de 2016

¿Que peso tendrá la pesca en el nuevo gobierno peruano?

En agosto, que empieza a operar el gobierno elegido este año, una ciudadanía ilusionada espera cambios que mejoren las cosas en cada sector. En Pesca, el tema resulta más expectante por cuanto el Plan de Gobierno no hace mención expresa a la pesquería y el nuevo Titular del Pliego no tiene experiencia en el sector. ¿Qué peso tendrá Industria y qué importancia se dará a la Pesca y Acuicultura?

Se debería empezar por evaluar el Plan Estratégico Sectorial Multianual que deja el gobierno saliente y que constituyó un nuevo formato para alinearlo al Plan Nacional de Diversificación Productiva. Lo negativamente novedoso de este PESEM, es que relegó a la pesca y acuicultura a su simple mención y participación como aportantes del PBI y diluyó el documento en un mar de conceptos, fórmulas y análisis complicados y alejados del espíritu simple de los anteriores planes. Para sus autores, la actividad pesquera y acuícola solo es importante desde la perspectiva de su aporte al producto Bruto Interno.
En esta edición se publica una nota detallada al respecto.

El asunto no debe ser subjetivo ni analizado solamente en función a la experiencia de las nuevas autoridades. El tema es técnico y merece ser técnicamente evaluado porque el PESEM es, o debería ser, la brújula que marca el rumbo del sector por cinco años. De allí deriva todo lo demás.

El sector es tan complejo y necesitado de tantas reformas, que sería iluso pensar que se podrá hacer grandes cosas o cambios. Bastaría que se den pequeños pasos en beneficio de una mejor participación del país en los resultados de la extracción de recursos pesqueros, en beneficio de hacer a la pesca más inclusiva desde la perspectiva alimentaria, y en avanzar hacia pesquerías sostenibles y libres de corrupción.

Difícil; pero imposible si no se cuenta con Directores Generales y de Línea, jefes y funcionarios de OPDs honestos, comprometidos con el sector y con experiencia y conocimiento del mismo. Empezar a trabajar al mismo tiempo que se empieza a aprender no es la mejor receta, sobre la cual los últimos años han dado el mejor ejemplo.

Se requiere de acciones concertadas, técnicas y socialmente inclusivas, dejando de lado la confrontación y el enfrentamiento. La habilidad para mantener el sector en equilibrio definirá el éxito de los nuevos integrantes del equipo de este gobierno.

Es hora de la alimentación nacional y de lo que la pesca peruana puede hacer por sus poblaciones más vulnerables. Porque el Estado no puede olvidar su deber y su obligación con las poblaciones más pobres del Perú. Tiene que dejar de priorizar y debatir temas de una industria que ya está regulada, para concentrarse en el objetivo final más importante de la pesca, que debe ser la alimentación nacional. La desnutrición y la anemia infantil son realidades sobre las cuales los productos pesqueros pueden significar un aporte importante.

Las ciudades principales y las poblaciones costeras de una u otra forma acceden al pescado y satisfacen más que necesidad de proteína, requerimientos gourmets. Por otro lado, aunque lejos del alcance de todos los bolsillos, eventualmente aparecen recursos accesibles como el bonito, caballa y jurel que adquieren pobladores costeros y de algunas principales ciudades del interior.

Pero ¿qué posibilidades tienen las poblaciones dispersas a más de 3,000 metros de altura, que solo recordamos cuando la televisión las pone en pantalla en época de friaje? El problema va más allá de programas sociales asistenciales que no resuelven el problema de fondo. Hay que buscar soluciones sostenibles.

La Revista Pesca expresa su saludo a las nuevas autoridades y su deseo porque la nueva administración de pesquería tenga el mejor de los éxitos.

Marcos Kisner Bueno

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a AGOSTO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

15 de julio de 2016

El premio otorgado al Ministerio de la Producción por su buena práctica

En reconocimiento a la implementación de las suspensiones preventivas del recurso hidrobiológico anchoveta, el Ministerio de la Producción (PRODUCE), recibió el premio por Buenas Prácticas en Gestión Pública 2016, en la categoría Gestión Ambiental Efectiva por la organización civil Ciudadanos al Día (CAD).

Este premio aplica sobre un conjunto de normas que se inician con el DS 008-2012-PRODUCE que establece medidas para conservación del recurso hidrobiológico en general, continúa con el DS 009-2012-PRODUCE, que modifica algunos artículos del reglamento de la ley de pesca dentro del espíritu del DS 008 y culmina en la RD 012-2014-PRODUCE/DGSF, que aprueba la Directiva 014-2014-PRODUCE/DGSF,  la cual establece el procedimiento para la suspensión preventiva de zonas con presencia de anchoveta en tallas menores a las permitidas. Sería injusto y mezquino no reconocer que el proceso de suspensiones preventivas empieza en 2012 con el DS 008.

Este es un caso saludable de continuidad de una política que ha trascendido una gestión (porque se inicia en 2012 y culmina en 2014) y que ha merecido un premio.

Meritorio. Si bien es cierto es un justo reconocimiento sectorial, no hay que olvidar a las personas y funcionarios que trabajaron en su elaboración. Una simple expresión de reconocimiento es justa.

Los DS 008 y 009 fueron concebidos y elaborados durante la gestión ministerial de Gladys Triveño, siendo la Ingeniera Jesica Pino la directora de Supervisión y Fiscalización. Ambos documentos son la base sobre la cual el viceministro Juan Carlos Requejo emite la RD 012 el año 2014, que establece el procedimiento de detalle para suspender la actividad extractiva de la anchoveta. Esta resolución se emite en función a la recomendación enviada a través del Memorandum 610-2014-PRODUCE/DGSF-DTS, por el Señor Iván Enrique Malaver Araujo, Director de Tecnología para la Supervisión.

El hecho es que el premio por constituir una Buena Práctica en Gestión Pública es un justo reconocimiento al sector y a su preocupación por cuidar la sostenibilidad de nuestros recursos pesqueros, en especial de la anchoveta. Confirma lo que una política continuada y sostenida puede brindar como beneficio a la administración del sector pesquero, en temas que son indiscutiblemente necesarios más allá de consideraciones políticas y de personas; pero no se puede mezquinar la mención de todos los autores y creadores de la buena práctica.

La Agencia Andina informó:

Produce recibió premio por Buenas Prácticas en Gestión Pública 2016

Certamen es organizado por la organización civil Ciudadanos al Día (CAD)

En reconocimiento a la implementación de las suspensiones preventivas del recurso hidrobiológico anchoveta, el Ministerio de la Producción (Produce), recibió el premio por Buenas Prácticas en Gestión Pública 2016, en la categoría gestión ambiental efectiva por la organización civil Ciudadanos al Día (CAD).

En total se entregaron 24 premios en esta décima segunda edición del certamen que reconoce y premia las actividades y proyectos eficientes, exitosos e innovadores desarrollados en las entidades públicas.

El premio otorgado al Produce, destaca el uso de esta medida que suspendió preventivamente la actividad extractiva del recurso anchoveta en zonas de pesca con alta incidencia de ejemplares juveniles que durante el 2014 y 2015, lo que evitó la captura de 423,394.02 toneladas métricas (TM) del recurso anchoveta en estado juvenil.

Así lo dio a conocer el director de tecnología de la Dirección general de supervisión y fiscalización (DGSF), Daniel Collachagua.

El funcionario agradeció esta importante distinción y explicó que el Produce, implementó las suspensiones preventivas para la conservación del recurso anchoveta desde el año 2014 como una medida permanente que busca asegurar la sostenibilidad del recurso. 

Agregó que en lo que va del año 2016, se han emitido 57 comunicados de suspensión preventiva de las actividades extractivas de anchoveta, disponiendo el cierre de 76 zonas de pesca a lo largo del litoral, que logró evitar la captura de 133,852.49 TM de anchoveta.

Collachagua explicó que cuando los profesionales del Ministerio de la Producción identifican una alta incidencia de anchoveta en estado juvenil mayor al 10 % en una determinada zona de pesca, se determina un cierre preventivo por un lapso de 48 horas en un área promedio de 30 por 30 millas náuticas (aproximadamente 3,000 kilómetros cuadrados).

Destacó también que entre los años 2014 y 2016 se evitó la captura de 557,246.51 TM del recurso anchoveta juvenil, que permitió ganar con esta medida una biomasa de 1.94 millones de toneladas de anchoveta.

Certificación de Buenas Prácticas

Cabe señalar que el equipo técnico de este concurso, revisó los Informes de postulación presentados, evaluó y seleccionó a las instituciones que se les otorgó la calificación de Buena Práctica en Gestión Pública 2016.

Este certamen es organizado por Ciudadanos al Día (CAD), con el apoyo de la Defensoría del Pueblo, de la Universidad del Pacífico y del Grupo El Comercio. En esta edición intervino además la organización Contribuyentes por Respeto.


El Ministerio de la Producción ha emitido una nota que puede verse en el siguiente link:

27 de junio de 2016

Las exportaciones pesqueras peruanas y el interés nacional


REVISTA PESCA JULIO 2016: EDITORIAL

El constante elogio de las exportaciones peruanas de productos pesqueros como la harina de pescado y la pota, en los cuales somos los primeros en el mundo, como se lee constantemente en algunas noticias, obviamente producen un patriótico sentimiento de orgullo nacional, lo que no deja de ser una visión sesgada e incompleta. El análisis del impacto que las exportaciones pesqueras producen en el PBI, es también frecuente de observar; pero no se analiza el impacto de la pesca en la alimentación y el desarrollo nacional.

La percepción completa debe provenir de un análisis simple que muestre cuál es el real beneficio que ha recibido el Estado peruano y cada ciudadano.

No es suficiente satisfacer nuestro orgullo, ni preocuparnos por el impacto de la pesca en el PBI solamente.

Tenemos que saber, si además, se está atendiendo la necesidad nacional de alimentos con alto contenido proteínico y cómo se está contribuyendo con el desarrollo del país. Debemos conocer la manera con la cual  se está beneficiando el país, a través de la presentación de cifras precisas que muestren la participación nacional de la renta que genera ese primer puesto en las exportaciones. Cuánto dinero ingresa al Tesoro Público proveniente de la actividad pesquera y cómo se le distribuye e invierte.

La Nación necesita conocer:

¿Cuál es la renta de la industria y qué porcentaje de la misma se destina a satisfacer necesidades de la población?, ¿Cuánto ganamos los peruanos en términos reales por la explotación de nuestros recursos pesqueros?; ¿En cuánto y cómo contribuye la pesca a reducir el índice de desnutrición infantil?; ¿Cómo contribuye la pesca a incrementar la seguridad alimentaria del Perú, en especial de las poblaciones vulnerables?

La alimentación nacional debe ser la prioridad, no así la exportación, que si bien forma parte importante en el contexto del modelo económico, no tendría por qué competir con ventaja, con la comercialización de productos pesqueros en el país. Exportar tiene privilegios y ventajas que no  tiene el mercado nacional.

El procesamiento de la anchoveta para el mercado interno, así como su comercialización en estado fresco, carecen de normas apropiadas y promocionales que dificultan que la población nacional, especialmente las poblaciones más vulnerables, accedan a este recurso.

Mejorar la competitividad de la cadena productiva de la pesca artesanal, que es la que proporciona el abastecimiento al mercado nacional, es un reto que requiere de voluntad y decisión políticas en un marco de innovación, desarrollo tecnológico, investigación y capacitación integrales y no a través de acciones aisladas.

Marcos Kisner Bueno

La revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y de la pesquería.

Difunde información, ideas y  corrientes de opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria y  del cuidado del medio ambiente. Pero sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una opinión propia sobre la problemática pesquera.

Los invito cordialmente a leer la edición de la Revista Pesca correspondiente a JULIO 2016 y a compartirla dentro de sus círculos y redes sociales.

10 de junio de 2016

LA PESQUERIA PERUANA DESDE LA PERSPECTIVA ALIMENTARIA

Estamos lejos de una noción de soberanía alimentaria. Dicha noción se entiende como el derecho de los pueblos a alimentarse en correspondencia con sus especificidades sociales, económicas, ambientales y culturales. Dentro de un concepto de perspectiva holística del sistema alimentario, donde el alimento sea disponible y autosuficiente. Es decir con posibilidades de su compra en mercados justos, con calidad y cantidad de alimentos sanos y libres de todo tipo de contaminaciones.

La soberanía alimentaria supone un cuidado sostenible de los recursos naturales.

El potencial pesquero que Perú posee por sus posibilidades de extracción del recurso anchoveta y pota, lo coloca en una posición privilegiada dentro del contexto mundial.

El mar peruano todavía ofrece varias especies abundantes que son muy poco utilizadas por la industria o consumidas por el público. No son atractivas para su explotación porque es más cómodo vender anchoveta para la harina.

La administración pesquera tiene una tarea delicada para encontrar un equilibrio permanente entre las lógicas de alimentación nacional y las lógicas del mercado.

La acuicultura y la maricultura se presentan como las mejores opciones, sino las únicas,  para la exportación. No así la pesca de captura. Esta última siempre ofrecerá precios más accesibles a nuestra población por lo cual deben destinarse prioritariamente al mercado interno. Las primeras, por su alto costo de inversión y producción, serán siempre de mayores precios y por tanto inaccesibles para la mayoría de nuestra población. Por tanto son las únicas que merecen ser promocionadas como atractivas para posibles inversionistas.

La pesca de altura, para poder explotar en mejores condiciones la captura de jurel, deberá ser promovida. Esto solamente será posible con una flota congeladora que asegure una oferta permanente para la población nacional.

La pesca artesanal, la única que realmente abastece de productos hidrobiológicos el mercado nacional, solo podrá ser potenciada en la medida que se protejan las biomasas de peces costeros, los cuales tradicionalmente fueron capturados por los artesanales y quienes hoy cada día encuentran menos especies que extraer.

Si hubiese una oferta permanente de jurel procedente de la pesca de altura congelada a bordo, más una oferta regular y adecuada de especies provenientes de la pesca artesanal, corresponde estimular la creación de cadenas productivas y de comercialización que permitan el flujo regular y constante de productos hidrobiológicos hacia todo el interior del país, generando empleo y más y mejores posibilidades de alimentación.

La cada vez mayor escasez de especies de consumo tradicionales como el congrio, el mero, la corvina, etc., indican que hay menos peces. Por eso, salvo una que otra especie, el pescado es  caro en un país que se dice "pesquero". Los pescadores artesanales cada vez tienen que adentrarse más en el mar para pescar algo con toda la secuela de problemas que ello les genera. Si dejásemos de capturar tanta anchoveta podríamos probablemente permitir que las biomasas del resto de especies predadoras de la anchoveta crezcan y se multipliquen.

En una reunión de la FAO en Roma, Jacques Diouf dijo que la demanda mundial de alimentos se duplicara de acá al 2030. Para ese entonces y conforme la crisis alimentaria se agudice, tendríamos mejores posibilidades de atender esa demanda a mejores precios y en mayores volúmenes. Una vez alimentados nosotros y asegurada nuestra propia alimentación podremos empezar a exportar.

Esto requiere de una visión de largo plazo y de una política de Estado. Y también tomar decisiones realistas sobre el escenario actual de la extracción de anchoveta, la industria de harina de pescado y su verdadera contribución para con el país.

La extracción de anchoveta tiene un impacto sobre las especies de la cadena trófica superior y sobre las aves que se alimentan de ella. Su captura desmedida no solamente puede poner en riesgo su propia sobrevivencia, sino que afecta al resto de especies que constituyen los recursos destinados al consumo humano directo. Estos últimos capturados principalmente por la flota artesanal.

La captura de volúmenes tan grandes de este pequeño pelágico está orientada casi en su totalidad para la producción de harina, que tiene como destino principal su empleo en acuicultura.

El sector pesquero peruano muestra, en conclusión,  tres tendencias muy claras:
  • -    se centra en la producción de harina de pescado para exportación, para lo cual se ha realizado en el tiempo, una importante inversión en capacidad instalada;
  • -     minimiza el potencial de la pesca como proveedor de alimentos para su propia población;
  • -    se orienta hacia el mercado de exportación, priorizando la necesidad alimentaria del habitante de otros países.


En este escenario ¿se puede asegurar, a ciencia cierta, que se está reservando la suficiente cantidad de biomasa de anchoveta para la conservación de la especie y para el mantenimiento de la cadena trófica superior?