El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.

Paul Greenberg

12 de noviembre de 2010

EL CONSUMO INTERNO DE HIDROBIOLOGICOS EN EL PERU

Esta nota se publica en la revista Pesca de Noviembre acompañada de cuadros estadísticos

Los cuadros que ilustran esta nota reflejan las ventas internas de productos hidrobiológicos. Esta información es extraída del anuario estadístico 2008 de PRODUCE.

El consumo nacional guarda relación con los desembarques destinados al mercado interno.

El incremento del consumo solo podría darse en la medida que se incrementen los desembarques.

La promoción del consumo de pescado es una campaña focalizada en la anchoveta, que es el único recurso, además de la pota, cuyos desembarques podrían incrementarse en función de mayor demanda.

El resto de especies parece que tiene un rango de desembarques que no puede ser incrementado significativamente. Aumentar el esfuerzo extractivo en ausencia de información sobre el tamaño de las biomasas de cada especie podría poner en riesgo su sostenibilidad. Por otro lado significaría incrementar el número de pescadores lo que implicaría mayor competencia entre ellos, lo cual no necesariamente significaría mayor eficiencia.

Por tanto el incremento del consumo de pescado per cápita solo podría provenir de la pota y la anchoveta.

¿Dónde se puede comprar pota y anchoveta fresca o congelada en forma permanente en los mercados del interior del país? Esa información debería acompañar a todas las campañas de promoción y de creación del hábito de consumo.

Acostumbrar a la población al consumo de anchoveta y de pota es una tarea de largo aliento.

La población de menores ingresos económicos es la que más necesita acceder a una fuente de proteína barata. Los recursos pesqueros desembarcados a la fecha son de precio poco accesible para dicho segmento de la población, no teniendo además un esquema de distribución masiva en todo el territorio. Tampoco serían suficientes para atender esa demanda.

Las campañas de promoción de consumo de anchoveta y pota son necesarias pero inútiles si no van acompañadas de la creación de un sistema sostenible de extracción y comercialización. Es inútil acostumbrar a la niñez altoandina a comer anchoveta si las madres de familia no van a encontrarla disponible en sus mercados locales.

Además debe ser a un precio accesible.

Los programas de asistencia alimentaria no pueden ser una política permanente y focal sino accesoria. El tema no es regalar pescado, sino enseñar a comerlo, a extraerlo y a comercializarlo convirtiéndolo en un negocio rentable que haga atractivo dedicarse a esa actividad.

No hay otra manera de incrementar el consumo per cápita en forma real y sostenida.

El recurso proteínico está disponible en abundancia. Hay que profundizar con imaginación su introducción a los mercados fuera de Lima.