El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
27 de junio de 2016
Las exportaciones pesqueras peruanas y el interés nacional
REVISTA PESCA JULIO 2016: EDITORIAL
El
constante elogio de las exportaciones peruanas de productos pesqueros como la
harina de pescado y la pota, en los cuales somos los primeros en el mundo, como
se lee constantemente en algunas noticias, obviamente producen un patriótico
sentimiento de orgullo nacional, lo que no deja de ser una visión sesgada e
incompleta. El análisis del impacto que las exportaciones pesqueras producen en
el PBI, es también frecuente de observar; pero no se analiza el impacto de la
pesca en la alimentación y el desarrollo nacional.
La
percepción completa debe provenir de un análisis simple que muestre cuál es el
real beneficio que ha recibido el Estado peruano y cada ciudadano.
No
es suficiente satisfacer nuestro orgullo, ni preocuparnos por el impacto de la
pesca en el PBI solamente.
Tenemos que saber, si además, se está atendiendo la necesidad
nacional de alimentos con alto contenido proteínico y cómo se está
contribuyendo con el desarrollo del país. Debemos conocer la manera con la cual
se está beneficiando el país, a través
de la presentación de cifras precisas que muestren la participación nacional de
la renta que genera ese primer puesto en las exportaciones. Cuánto dinero
ingresa al Tesoro Público proveniente de la actividad pesquera y cómo se le
distribuye e invierte.
La
Nación necesita conocer:
¿Cuál
es la renta de la industria y qué porcentaje de la misma se destina a
satisfacer necesidades de la población?, ¿Cuánto ganamos los peruanos en
términos reales por la explotación de nuestros recursos pesqueros?; ¿En cuánto
y cómo contribuye la pesca a reducir el índice de desnutrición infantil?; ¿Cómo
contribuye la pesca a incrementar la seguridad alimentaria del Perú, en
especial de las poblaciones vulnerables?
La
alimentación nacional debe ser la prioridad, no así la exportación, que si bien
forma parte importante en el contexto del modelo económico, no tendría por qué
competir con ventaja, con la comercialización de productos pesqueros en el país.
Exportar tiene privilegios y ventajas que no
tiene el mercado nacional.
El
procesamiento de la anchoveta para el mercado interno, así como su
comercialización en estado fresco, carecen de normas apropiadas y promocionales
que dificultan que la población nacional, especialmente las poblaciones más
vulnerables, accedan a este recurso.
Mejorar
la competitividad de la cadena productiva de la pesca artesanal, que es la que
proporciona el abastecimiento al mercado nacional, es un reto que requiere de
voluntad y decisión políticas en un marco de innovación, desarrollo tecnológico,
investigación y capacitación integrales y no a través de acciones aisladas.
Marcos Kisner Bueno
La
revista Pesca es un medio de información alternativo referido a temas del mar y
de la pesquería.
Difunde
información, ideas y corrientes de
opinión que tienen por objeto crear conciencia de la necesidad de hacer
sostenible la extracción de los recursos marinos, de seguridad alimentaria
y del cuidado del medio ambiente. Pero
sobre todo, contribuir con información para que el lector empiece a formarse una
opinión propia sobre la problemática pesquera.
Los invito cordialmente a leer la edición de
la Revista Pesca correspondiente a JULIO 2016 y a compartirla dentro de sus
círculos y redes sociales.
10 de junio de 2016
LA PESQUERIA PERUANA DESDE LA PERSPECTIVA ALIMENTARIA
Estamos lejos de una noción de soberanía alimentaria.
Dicha noción se entiende como el derecho de los pueblos a alimentarse en
correspondencia con sus especificidades sociales, económicas, ambientales y
culturales. Dentro de un concepto de perspectiva holística del sistema
alimentario, donde el alimento sea disponible y autosuficiente. Es decir con
posibilidades de su compra en mercados justos, con calidad y cantidad de
alimentos sanos y libres de todo tipo de contaminaciones.
La soberanía alimentaria supone un cuidado sostenible
de los recursos naturales.
El potencial pesquero que Perú posee por sus
posibilidades de extracción del recurso anchoveta y pota, lo coloca en una
posición privilegiada dentro del contexto mundial.
El mar peruano todavía ofrece varias especies
abundantes que son muy poco utilizadas por la industria o consumidas por el
público. No son atractivas para su explotación porque es más cómodo vender
anchoveta para la harina.
La administración pesquera tiene una tarea delicada
para encontrar un equilibrio permanente entre las lógicas de alimentación
nacional y las lógicas del mercado.
La acuicultura y la maricultura se presentan como las
mejores opciones, sino las únicas, para
la exportación. No así la pesca de captura. Esta última siempre ofrecerá
precios más accesibles a nuestra población por lo cual deben destinarse
prioritariamente al mercado interno. Las primeras, por su alto costo de
inversión y producción, serán siempre de mayores precios y por tanto
inaccesibles para la mayoría de nuestra población. Por tanto son las únicas que
merecen ser promocionadas como atractivas para posibles inversionistas.
La pesca de altura, para poder explotar en mejores
condiciones la captura de jurel, deberá ser promovida. Esto solamente será
posible con una flota congeladora que asegure una oferta permanente para la
población nacional.
La pesca artesanal, la única que realmente abastece de
productos hidrobiológicos el mercado nacional, solo podrá ser potenciada en la
medida que se protejan las biomasas de peces costeros, los cuales
tradicionalmente fueron capturados por los artesanales y quienes hoy cada día
encuentran menos especies que extraer.
Si hubiese una oferta permanente de jurel procedente
de la pesca de altura congelada a bordo, más una oferta regular y adecuada de
especies provenientes de la pesca artesanal, corresponde estimular la creación
de cadenas productivas y de comercialización que permitan el flujo regular y
constante de productos hidrobiológicos hacia todo el interior del país,
generando empleo y más y mejores posibilidades de alimentación.
La cada vez mayor escasez de especies de consumo
tradicionales como el congrio, el mero, la corvina, etc., indican que hay menos
peces. Por eso, salvo una que otra especie, el pescado es caro en un país que se dice
"pesquero". Los pescadores artesanales cada vez tienen que adentrarse
más en el mar para pescar algo con toda la secuela de problemas que ello les
genera. Si dejásemos de capturar tanta anchoveta podríamos probablemente
permitir que las biomasas del resto de especies predadoras de la anchoveta
crezcan y se multipliquen.
En una reunión de la FAO en Roma, Jacques Diouf dijo
que la demanda mundial de alimentos se duplicara de acá al 2030. Para ese
entonces y conforme la crisis alimentaria se agudice, tendríamos mejores
posibilidades de atender esa demanda a mejores precios y en mayores volúmenes.
Una vez alimentados nosotros y asegurada nuestra propia alimentación podremos
empezar a exportar.
Esto requiere de una visión de largo plazo y de una
política de Estado. Y también tomar decisiones realistas sobre el escenario
actual de la extracción de anchoveta, la industria de harina de pescado y su
verdadera contribución para con el país.
La extracción de anchoveta tiene un impacto sobre las
especies de la cadena trófica superior y sobre las aves que se alimentan de
ella. Su captura desmedida no solamente puede poner en riesgo su propia
sobrevivencia, sino que afecta al resto de especies que constituyen los
recursos destinados al consumo humano directo. Estos últimos capturados
principalmente por la flota artesanal.
La captura de volúmenes tan grandes de este pequeño
pelágico está orientada casi en su totalidad para la producción de harina, que
tiene como destino principal su empleo en acuicultura.
El sector pesquero peruano muestra, en
conclusión, tres tendencias muy claras:
- - se centra en la producción de harina de pescado para exportación, para lo cual se ha realizado en el tiempo, una importante inversión en capacidad instalada;
- - minimiza el potencial de la pesca como proveedor de alimentos para su propia población;
- - se orienta hacia el mercado de exportación, priorizando la necesidad alimentaria del habitante de otros países.
En este escenario ¿se puede asegurar, a ciencia
cierta, que se está reservando la suficiente cantidad de biomasa de anchoveta
para la conservación de la especie y para el mantenimiento de la cadena trófica
superior?
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