El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.
Paul Greenberg
16 de julio de 2014
DEBEMOS TERMINAR CON LA POLÍTICA PESQUERA DEL GOBIERNO
COMENTARIO
Este artículo
referido a la problemática pesquera en Argentina tiene muchas características
comunes y/o similares con la peruana.
Con algunas
diferencias de forma mas no de fondo, es destacable la existencia de este
pronunciamiento. Muestra un grado de interés formalmente expresado por un sector
de los trabajadores y de las organizaciones políticas argentina.
En el
Perú, el desinterés de la sociedad y de los ciudadanos por lo que ocurre con la
pesca es, por decir lo menos, curioso.
Declaración del PCR (Partido
Comunista Revolucionario) y PTP (Partido del Trabajo y del Pueblo) Regional Mar
del Plata. Conferencia zonal del PCR de mar del Plata, el 3 de junio.
Saqueo imperialista y pérdida de soberanía
El modelo pesquero en nuestro
país se mantuvo sobre los mismos rieles que terminó de confeccionar el
menemismo durante los años´90: Absoluta
dependencia del mercado externo, flexibilización laboral, depredación del
recurso pesquero, concentración de la producción y de la comercialización en
pocas empresas, evasión fiscal y poca inversión a largo plazo.
Este modelo pesquero condena a
esta actividad a crisis recurrentes y a sus trabajadores a condiciones de
trabajo marcadas por la inestabilidad, la falta de derechos y la
superexplotación.
Los grandes frigoríficos exportadores y el gobierno acuerdan en la
esencia de este modelo: la exportación de casi la totalidad de los productos.
Para el gobierno significa conseguir dólares tan necesarios tanto para la
importación de hidrocarburos como para hacer frente a los vencimientos de deuda
externa (en su mayoría ilegítima). Para los grandes empresarios pesqueros
implica materializar inmensas ganancias en mercados ya desarrollados para sus
productos. También les permite ser parte de las fabulosas ganancias de su
comercialización en mercados de mejor poder adquisitivo. Los grandes empresarios de la pesca han sido, en gran medida, una
verdadera burguesía intermediaria de los intereses de los capitales europeos y
en particular de los españoles.
Estos últimos, proveedores de
la mayoría de los barcos congeladores (verdaderas máquinas de destrucción de
empleo y recursos) fabricados en sus astilleros hace varias décadas. Flota
responsable de la casi extinción de varios caladeros en el mundo.
Lo cierto es que los
compradores de los productos pesqueros (como sucedía con la carne a principio
del siglo 20 con Inglaterra) se fueron convirtiendo en sus verdaderos y únicos
dueños. Esto lo lograron con inversiones directas (instalación de empresas); a
través de fusión con empresas argentinas (joint venture); con ingreso de buques
extranjeros a través de convenios con el Estado; con permisos de pesca otorgados
por el gobierno de Malvinas, títere de los intereses británicos; o con la
instalación de barcos en la milla 201.
En tal sentido, se comprende la casi inexistente política de fomento al
mercado interno en este rubro, escudada, como siempre, en una supuesta
restricción cultural al consumo de pescado. Esta orientación gubernamental está
motivada también por los grandes negocios que mantiene el kirchnerismo con la
industria avícola, competidora directa del pescado en el mercado nacional.
Aumento de la concentración y extranjerización. La política pesquera
del kichnerismo.
Una de las consecuencias más
nefastas de la política pesquera del kirchnerismo es el proceso de
concentración que sufre la actividad pesquera en nuestro país. La aprobación de las (CIT) Cuotas
Individuales Transferibles de Pesca significó darles un marco legal al reparto
y privatización de nuestros recursos ictícolas a los grandes empresarios.
El único límite que establece la Ley es que las empresas no podrán concentrar
más del 10% de la captura, lo que implica, en el mejor de los casos, que solo
diez empresas podrán concentrar el total de la captura por especie. Esto
gracias al carácter transferible de dichas cuotas de pesca lo que facilita
precisamente esa concentración con la progresiva resignación de sus cuotas por
parte de los empresarios pequeños y medianos en beneficio de los monopolios.
Según fuentes de la Dirección de Economía pesquera, en el año 2012 las primeras
15 empresas exportadoras, de un total de 242 que operan en el mercado externo,
acumularon el 49% del total exportado. En el caso de especies como la merluza
hubbsi, principal producto exportado desde Mar del Plata, el porcentaje de
concentración de la exportación es mucho mayor: de un total de 109 empresas las
primeras 10 firmas concentraron el 54,1% del total exportado.
En la actividad pesquera, como en otras ramas de la industria y la
economía de nuestro país, la extranjerización es un fenómeno en crecimiento.
Con sólo decir, que de las primeras 5 firmas exportadoras sólo una es de
capitales “argentinos” y el resto son todas de capitales españoles, estamos
graficando claramente este problema. Las supuestas expropiaciones de empresas
españolas realizadas en el sur, como fue el caso de la empresa Vieira SA en
Puerto Deseado, fueron medidas decorativas que, en muchos casos, solo apuntaron
a salvar a las mismas empresas de sus deudas.
Con respecto a las extranjerización y saqueo de nuestros recursos
pesqueros debemos destacar la decisión del Kirchnerismo de permitir el ingreso
de 10 buques poteros chinos al caladero argentino en el año 2013, lo que
significa en pocas palabras, la vuelta al charteo de buques extranjeros,
aplicada durante la década del 90 por Menen-Cavallo-Solá, cuya vigencia se
mantuvo sin solución de continuidad desde 1993 hasta el 2001, como demuestran
claramente las estadísticas. Existen versiones sobre el posible ingreso de
numerosos buques factorias a nuestro caladero.
Efectos de la crisis internacional
La crisis internacional está
golpeando con fuerza al sector y deja en evidencia lo frágil de este modelo
exportador, totalmente dependiente de los vaivenes internacionales. A la crisis
de los principales mercados de nuestros productos (España - Brasil), hay que
agregarle el crecimiento exponencial de especies asiáticas de carne blanca como
el Pangasius que, producto de los bajos costos de producción (bajo costo de la
mano de obra y no utilización de gas oil) ofrecidos por la acuicultura, van
desplazando a la merluza del mercado exterior. Sumado a este cuadro externo, el
aumento del gasoil a causa de la crisis energética y de otros insumos producto
de la inflación, nos brindan un contexto de estancamiento y recesión. Desde el
2008 los precios internacionales de la merluza siguen estancados o en descenso,
solo tuvieron una leve recuperación en los años 2010, 2011, pero luego
siguieron bajando. La carga del valor del gas-oil en la estructura de costos es
cada vez mayor, llegando al 60-65% de cada viaje. Esto sucede en primer lugar
por la política del Gobierno en relación al permanente aumento de los
combustibles y, en segundo lugar, por la cada vez mayor distancia que deben
recorrer los buques pesqueros para completar sus bodegas. Esto obligado por la
creciente depredación del recurso permitida desde la dictadura videlista hasta
acá, particularmente a partir de la irrupción masiva de Factorías y
Congeladores.
¿Esto quiere decir que los grandes empresarios dejaron de ganar? Aun
perjudicados por esta situación de ninguna manera dejaron de ganar. Los grandes
empresarios descargan la crisis sobre los trabajadores con despidos,
suspensiones, quita de plus por productividad, salarios de hambre,
superexplotación, precariedad laboral, etc. Siguen haciendo fortunas sobre la
base de profundizar, también, la evasión fiscal, la especulación y el fraude
laboral (cooperativas truchas). Al mismo tiempo, reciben ayuda económica del
Estado (Repros, reintegros, créditos).
Se han perdido miles de
empleos, sólo en el año 2012 las cifras rondan entre 2.000 y 2.500 despidos en
las plantas procesadoras de pescado. Las changas se hicieron escasas y el
trabajo en negro recrudeció enormemente. El estancamiento y la recesión afectan
al conjunto del complejo portuario/fabril. La estiba y la industria naval
reciben el impacto directamente. También se ven afectados otros gremios de
servicios y transportes que actúan en torno a la industria. Ni hablar de los
marineros-pescadores que ven reducidos al máximo la cantidad de viajes que
realizan en el año. El gobierno y los empresarios lograron establecer
incrementos salariales por debajo de la inflación lo que significó una
reducción muy fuerte del poder adquisitivo de los trabajadores del sector.
Al agudizarse la crisis los empresarios pesqueros pidieron ayuda
estatal (baja de retenciones, gas oíl mayorista, créditos, etc.) y
devaluación brusca del peso. El gobierno les brindó una ayuda limitada (Repros,
subsidios, reintegros) y les propuso una devaluación graduada. En ningún
momento deslizó un cambio de modelo. A los que el gobierno sí les pidió
paciencia es a los trabajadores, que deben sostener la rentabilidad de las
empresas aceptando pautas salariales a la baja, despidos, suspensiones,
precarización laboral extrema y falta de trabajo.
La devaluación realizada por el
gobierno, en lo que va del 2013 y 2014, fue del 64%. Sin embargo, dándonos
razón a los sectores que nos oponíamos a esta medida como salida a la crisis,
la situación de la actividad continuó estancada, en lo que va del año los
volúmenes y montos en dólares por exportación registraron leves mejoras o mejor
dicho estancamiento. Para los trabajadores significó una fuerte reducción del
salario con el incremento de la inflación y los techos salariales
De la crisis no se sale con
las mismas recetas que nos llevaron a la situación en la que estamos. La
devaluación beneficia solo a los exportadores y golpea a los trabajadores y a
los empresarios que operan en el mercado interno; la vuelta al charteo de
buques trae consecuencias nefastas para la sustentabilidad de los recursos y
resta fuerzas a nuestra industria; los subsidios a los grandes empresarios no
se trasladan al desarrollo productivo y la mejoría de las condiciones de
trabajo, sino, más bien, para la construcción de cámaras para el almacenamiento
especulativo del pescado o directamente totalmente para otros fines alejados
totalmente del tema pesquero. La crisis la tienen que pagar los que se
enriquecieron todos estos años con el sacrificio de los trabajadores (en
nuestra ciudad principalmente Mozzcusa, Solimeno, Valstro). Para esto debemos
pelear por un nuevo modelo pesquero que coloque a los intereses nacionales y
populares en primer lugar.
Recuperar la actividad pesquera para los argentinos significa tener
un instrumento fundamental para la generación de empleo, para garantizar la
soberanía alimentaria del pueblo y para proteger y defender los espacios y
recursos marítimos asediados por las potencias imperialistas.
Los trabajadores luchamos contra esta política
Para lograr este objetivo nos
paramos en las luchas históricas que mostraron un camino para dar vuelta la
realidad. La lucha y el paro activo del 13 de octubre de 1986 contra los
convenios Acuerdos-Marco con la URSS y Bulgaria firmados por Alfonsín; las
grandes luchas marineras y de los obreros del pescado de 1999 y 2000 contra los
Acuerdos firmados por Menem con la Unión Europea y la lucha contra el trabajo
en negro del año 2007. Luchas que conmovieron a la ciudad y al país cosechando
una gran solidaridad y admiración en el conjunto del pueblo. En este camino,
nos dan mucha fortaleza y esperanza las grandes luchas que han protagonizado en
el último tiempo los trabajadores del puerto de nuestra ciudad. El paro largo
de los trabajadores del SOIP en el año 2010, los paros de estibadores, navales
y marineros del año 2012 y las luchas diarias de los trabajadores contra los
abusos de la patronal en cada lugar de trabajo. También sacamos enseñanzas de
experiencias de avanzada en lo que refiere a unir a amplios sectores a la
realidad del puerto y sus trabajadores, en este sentido, destacamos la
Multisectorial lograda a mediados del 2012 que reunió a más de 60
organizaciones sociales, gremiales, políticas y estudiantiles.
Siete medidas para que la crisis no la paguemos los trabajadores y el
pueblo
Convocamos a un gran frente de
fuerzas políticas, sindicales, sociales y estudiantiles que se unan alrededor
de un programa y un accionar común de lucha para que la crisis pesquera no la
paguemos los trabajadores y el pueblo, desde el PCR/PTP proponemos:
1) Declarar la emergencia
socio-ocupacional en el puerto de la ciudad de Mar del Plata en todas las
cadenas que componen la industria: Prohibición de despidos; Ampliación del
listado, reconocido por la subsecretaría de Pesca y el Ministerio de Trabajo,
de 9200 trabajadores afectados a la industria pesquera; Subsidio para todo el
listado mientras se mantenga la falta de trabajo y la parálisis de la
industria; Blanqueo inmediato de todos los trabajadores; Suspensión de cortes
de luz y gas y demás servicios hasta que se normalice la situación laboral;
puesta en la funcionamiento por parte de los trabajadores de aquellas empresas
que generen despidos masivos, presenten quiebra o realicen fraude laboral,
exigiendo el apoyo municipal necesario y su expropiación por parte del gobierno
provincial en beneficio de sus trabajadores.
2) Garantizar el cumplimiento
de los derechos de los trabajadores del sector, verdaderos sostenedores de la
producción: Salarios no menores a la canasta familiar, estabilidad laboral,
trabajo registrado, verdadera cobertura social, jubilación anticipada e
insalubridad. Establecer un piso salarial único para los trabajadores del
Complejo Portuario-fabril de la ciudad de Mar del Plata, como sucede en el
puerto de la ciudad de San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe.
3) Definir al recurso ictícola como un bien común y estratégico de todos
los argentinos y no como el patrimonio personal de un puñado de grandes
empresarios exportadores: no a las Cuotas Individuales Transferibles de Pesca;
cumplimiento estricto de las CMP (Capturas Máximas Permitidas) con el fin de
preservar el recurso ictícola y evitar su depredación; planes reales de
promoción, protección y desarrollo del mercado interno.
4) Promover un modelo pesquero que garantice la ocupación efectiva del Mar
Argentino a fin de fortalecer nuestra soberanía sobre espacios estratégicos.
Que la prefectura tenga los medios necesarios para defender la frontera
marítima y no sea utilizada para la represión interna.
5) Impulsar un modelo pesquero que basado en el desarrollo de la pesca
para abastecer nuestro mercado interno, deje de ver al recurso como un mero
commoditie de exportación con poco o nulo valor agregado: leyes de fomento a la
agregación de valor; fomento de las pequeñas empresas; plan de inversión real
en infraestructura e investigación para el desarrollo de la producción de
alimentos. Apoyo a la pesca fresquera, con limitación de bodega, y anulación de
todas las autorizaciones para operar en nuestras aguas a las flotas de
Factorías y Congeladores, garantizando los puestos de trabajo y todos sus
derechos a los trabajadores de las mismas. Fomento de la acuicultura.
Defensa y desarrollo del Inidep. Jerarquización
y defensa de los Inspectores de Pesca, combatiendo todo tipo de corrupción. Defensa
del recurso por los trabajadores.
6) Desarrollar un modelo
pesquero que sirva de plataforma para el desarrollo de una industria naval
nacional: Ley de promoción de la industria naval que establezca la prohibición
de charteo de buques y compra en el exterior; plan de renovación de la flota
pesquera. Defensa del Astillero Rio Santiago poniéndolo al servicio de los
intereses nacionales y populares.
7) Promover un amplio debate de la legislación vigente y en particular de
la Ley Nacional de Pesca. En este sentido convocar a todos los sectores
interesados e implicados en la problemática pesquera: trabajadores; pequeños y
medianos empresarios; científicos; estudiantes y docentes de carreras
pesqueras; dirigentes políticos y sociales de nuestro litoral marítimo; para
garantizar una Ley que defienda los intereses populares, nacionales y
democráticos de nuestra pesca.
Paro nacional de 36 horas para
que la crisis no la paguen los trabajadores y el pueblo.
Fuente:
Suscribirse a:
Entradas (Atom)