El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.

Paul Greenberg

21 de mayo de 2016

LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO PERUANO

El despojo que los conquistadores hicieron del territorio peruano, la destrucción del Imperio Inca y el saqueo de sus riquezas del Imperio, no fue suficiente sino que culminaron con el desarraigo de las poblaciones nativas, condenadas desde ese entonces a la esclavitud, la ignorancia, la miseria y la pobreza. No bastó destruir sus tradiciones y costumbres a través de la “evangelización” ni el ser forzados a cristianizarse. No bastó la destrucción de adoratorios y templos antiguos para construir iglesias sobre ellos en un proceso de sincretización religiosa y la brutalidad en la destrucción de todo vestigio de su cultura, sino que fueron embrutecidos a través del trabajo esclavizado en las encomiendas y en las minas, quedando la población reducida a niveles extremos de pobreza y de miseria por un feroz conquistador, no solo de sus riquezas y territorios sino de sus almas.

No era suficiente poseer sus riquezas materiales y destruir su civilización, sino que querían la destrucción de su alma, subyugar su espíritu. Esa actitud y filosofía de la conquista y de la dominación española, (que repitió la soldadesca chilena durante la Guerra del Pacífico, con total desprecio por la raza aborigen) fueron heredadas por la sociedad criolla peruana que se convirtió en la clase dominante de la naciente República y que finalmente se convirtió en la clase política y dirigente del país y de su actual “democracia” exclusiva, elitista y liberal que no reconoce responsabilidades heredadas, ni admite a  las poblaciones nativas como sus iguales, siendo que estas comunidades son las originales y legítimas propietarias de las tierras que hoy los herederos del invasor posen.

España financió su desarrolló con los recursos naturales saqueados del Perú y América y grandes capitales procedentes de los encomenderos, mineros, inquisidores y funcionarios de la administración imperial,  aparecieron para beneficio privado y no del país ni de las poblaciones originarias. Aquí se originan las principales y más  antiguas fortunas del país, que en determinado momento crean la oligarquía peruana.

Hoy día el esquema persiste y nuestras riquezas naturales se exportan y favorecen a los menos, enriqueciendo a unos cuantos bajo la ilusión de empleos temporales que desaparecerán con la extinción de los recursos naturales.

Recién hace poco están siendo enfrentados a través de programas sociales, que son a veces criticados por quienes, o ignoran la responsabilidad histórica del Estado en la generación de esa miseria, o no se sienten comprometidos en la reparación de un crimen histórico perpetrado por quienes detentaron el poder y el dominio en el Perú Virreinal y Republicano.

La alimentación, que debe reducir el grado de desnutrición y anemia de esas poblaciones,  que debe fundamentarse en el consumo de anchoveta y pota, requiere de múltiples acciones, la más importante de las cuales consiste en formar parte de programas sociales orientados a aliviar la desnutrición y crear el hábito de consumo. Pero otros dirán que sin crecimiento económico no hay dinero para los programas, mientras otros observarán que ese gasto afecta al crecimiento del PBI y comprometen el desarrollo del país.

Deberán admitir, en algún momento, que la pobreza y el hambre secular de las poblaciones indígenas y nativas del Perú son creación de la Conquista y de las clases gobernantes del país, tanto durante la dominación española en el Virreinato, como durante la dominación de la clase política en la República.

Sin embargo la clase dominante, heredera de los conquistadores, seguirá eludiendo responsabilidades sobre las poblaciones nativas, poniendo reparos a los programas sociales y objetando todo aquello que no sea favorable al crecimiento del PBI, a Lima y a las ciudades principales.  Aún el término “provincias” se usa despectivamente para referirse a los que no son limeños, o sea ciudadanos de segunda o tercera categoría.


Estas elecciones son una oportunidad para que la ciudadanía despierte, se vuelva más activa y más consciente de sus derechos y obligaciones.

Marcos Kisner Bueno