El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.

Paul Greenberg

14 de enero de 2012

POLITICA PUBLICA EN EL SECTOR PESQUERO


LAS CIFRAS

La ejecución presupuestal del sector Producción de los últimos once años constituyen una ecuación fría y objetiva de la eficiencia de la administración pública referida en este caso puntual a la pesquería.

Más allá de presupuestos pobres, de contribuciones inadecuadas de la industria, y de ratios cuestionables, el hecho evidente es que la eficiencia en la ejecución del presupuesto tiene niveles deficientes.

Podría utilizarse ese argumento para juzgar que el sector no necesita de más presupuesto ni contribución de la industria pesquera en vista de la pobre capacidad de gasto demostrada; pero eso sería un análisis relativo e injusto. Más allá de que puede haber argumentos que justifiquen la pobre ejecución presupuestal, no se debe dejar de lado la cuestión ética y moral del debido aporte de la industria pesquera para con la sociedad civil por la extracción de recursos naturales.

En un Estado debidamente organizado, con una política definida y con la adecuada voluntad política de ejecutarla, cristalizado en un documento técnico de gestión como el Plan Estratégico Sectorial Multianual, que define objetivos, indicadores y metas para todo el quinquenio de gobierno, lo único que compete a los Titulares  de Pliego es dedicar su gestión al cumplimiento de sus Planes Estratégicos y Operativos, puntualizando su acción y control en la eficiente ejecución del presupuesto.

Sería lo adecuado que los equipos que desempeñarán la gestión pública no tengan un alto índice de rotación sino que sea el menor posible a fin de formar grupos de trabajo expertos e identificados con las metas diseñadas por la voluntad del gobierno de turno.

La máxima expresión de eficiencia sería que las políticas fuesen de largo plazo y sean continuadas por los gobiernos sucesivos, de tal modo que las metas que no pueden alcanzarse en el corto plazo se continúen para alcanzarse en los plazos adecuados.

La estadística de los últimos once años evidencia no solamente poca eficiencia en el gasto público sino ausencia de políticas, de planes y objetivos que se agravan con una excesiva rotación de funcionarios. Cada vez que se cambia al Titular del Pliego, este movimiento genera relevos de casi todo el equipo lo que contribuye alarmantemente a pobres niveles de eficiencia en el  planeamiento y ejecución del gasto.

Los políticos que asumen la cartera de Producción y de Pesquería no están obligados por norma alguna a continuar los planes (si los hubo) de su predecesor, lo que sumerge a la pesquería en una suerte de nave sin rumbo en un océano donde cada vez hay menos peces, mientras la población reclama cada vez mayor proteína y mayores fuentes de trabajo.

La meta principal en el sector, como mínimo, es trabajar para asegurar la eficiencia en la ejecución del gasto presupuestal. Esto implica capacidad de liderazgo y de gestión no solo del Titular del Pliego sino en los directores, que son los responsables directos de la ejecución.

Crear impacto en los medios de comunicación se ha venido convirtiendo en factor casi determinante del accionar y agenda de los funcionarios que desempeñan cargos de confianza, por cuanto una de las principales metas, al parecer, es conseguir una imagen mediática lo más aceptable posible para mantenerse en el cargo. Esta inclinación, generalmente, va en desmedro del trabajo eficiente y productivo, por cuanto se busca prioritariamente la aceptación de los medios y de los agentes del sector antes que ejecutar una política pública que podría significar granjearse enemistades y animadversiones de sectores minoritarios, entendiendo que se administra para beneficio de las mayorías.

En los últimos once años el sector Producción ha dejado de ejecutar casi 340 millones de soles, lo que deja mucho que desear de la eficiencia de sus funcionarios. Esta cifra es casi la mitad de la que se requiere para adecuar la infraestructura pesquera artesanal a la norma sanitaria y además ponerlos en óptimas condiciones operativas.

LA RAZONES POLITICAS

Cabe preguntarse si una de las razones es la alta rotación de funcionarios, o la mayor dedicación de tiempo a publicitarse en los medios de comunicación y con los agentes del sector en perjuicio de una mayor concentración en la ejecución de los planes operativos que disponen de una asignación presupuestal.

Otra razón puede ser el tiempo dedicado a inventar o diseñar nuevas políticas en ausencia de una política de Estado, o la discrecionalidad que evidencian los titulares de Pliego para imponer nuevas orientaciones estratégicas o políticas durante su gestión, que en los últimos 5 años ha sido, por cierto, muy breve o insuficiente por lo menos para ejecutar una Política de Estado que, por otro lado, también brilla por su ausencia.

A la precariedad y temporalidad del empleo de ministro, viceministro y director, debe sumarse la exposición que sufren no solo a los medios de comunicación, sino a toda la crítica maldiciente que existe en el sector y que se complace en el ataque y la crítica destructiva. Se añade a los lacayos que, probablemente pagados por sectores que se ven afectados de una u otra manera por la administración (especialmente si pretende introducir reformas), desatan campañas que incluyen ataques personales.

Es improbable que fuese casual la remoción del Ministro Burneo, justamente en el mismo mes que había dispuesto la realización de un estudio sobre la situación de los derechos de pesca en el país, que permita evaluar la conveniencia y necesidad de introducir un proyecto de ley de regalías pesqueras; y la asunción del control y fiscalización por parte del Ministerio reemplazando a los actuales operadores pagados por los propio s administrados. ¿Alguien con el poder e influencia suficiente sintió que sus privilegio sestaban siendo comprometidos y manipuló para lograr su salida del gabinete?

Factor importante es la existencia de casi 2,000 organizaciones sociales de pescadores artesanales que exigen y demandan tantas cosas que se hace imposible atenderlo a todos. Se suman los gremios privados que no solo efectúan demandas sino que pretenden dirigir el sector en la práctica, lo que configura un sector casi ingobernable.

Finalmente, al término de la gestión cada uno de los funcionarios designados enfrentará procesos investigatorios, juicios y demandas, algunos justificados y otros no porque se derivan del cumplimiento de funciones, a veces con una vehemencia que exige una velocidad mayor a la que el aparato público puede moverse debido a su propia estructura.

La cereza del postre es la inexistencia de un plan político, de un programa, de metas de largo plazo. Si los funcionarios designados disponen de la libertad de introducir sus propias ideas y criterios cada vez que asumen el cargo, el desgobierno se hace presente. Si el Presidente de la República y su entorno no impone una política y objetivos claros, el desgobierno se hace evidente. Si el entorno Presidencial ignora al sector pesquero, bien sea porque lo considera un sector “light” o por ausencia de información real, aún en la presunción de que exista un programa de gobierno para la pesquería, seguiríamos estando en un desgobierno sujeto a la discrecionalidad de los titulares de pliego, que en cualquier circunstancia, son empleados precarios, temporales y sin ningún forma de estabilidad o fecha de término de su gestión, la que pretenden prolongar haciéndose “populares” en los medios y las organizaciones sociales sectoriales.

No podría configurarse un sistema más perverso que el descrito. Es el escenario real en el cual se tiene que mover la administración pública del sector pesquero, para beneplácito de todos los maldicientes, críticos y analistas que jamás encontrarán al funcionario ideal, salvo que fuesen ellos mismos.

El presidente Humala, en Paraguay, calificó al Perú como un "país privatizado" y criticó que haya empresas con más plata que el Estado. "Debe haber un balance", añadió. Volvió a expresar su postura a favor de un Estado con mayor protagonismo en el Perú, al considerar que estamos en un "país privatizado", según explicó durante su alocución en la Cumbre Iberoamericana."Hemos pasado de tener un Estado empresario a un Estado débil (...) Y hablar del Estado era un pecado porque iba en contra de la corriente neoliberal", dijo Humala, quien criticó a ciertos sectores –"poderes fácticos", los llamó- que lo presionaron desde el día siguiente a su victoria en las elecciones presidencial.

Este término ha sido empleado juiciosamente por el Presidente de la República en un discurso en Paraguay, mas no dentro del Perú.

El Perú ha sido secularmente manipulado y dirigido por este tipo de poder en todos los sectores.  El sector pesquero no es ajeno a este tipo de manipulación. Eso lo saben todos los agentes del sector y todos los funcionarios y empleados de la administración.

Más allá de la prueba y del hecho legal o ilegal que ello constituya, se impone la primacía de la realidad. Más allá de lo que digan o dejen de decir los medios, o quienes controlen a los medios, los lacayos y los maldicientes, todos saben que hasta Julio existía un estilo en el cual la fuerza y el poder generado por el dinero que mueve el sector, constituían factor determinante en la regulación del negocio pesquero. La salida del ex Ministro Burneo ha devuelto al sector al status anterior, que era lo que algunos deseaban y han conseguido.

EL RIESGO DE ASUMIR RESPONSABILIDADES POLITICAS

Un ejemplo del riesgo que corre quien de buena fe acepta un cargo público, entre otros riesgos, es el de la ex viceministra Rocío Barrios.  A la salida de Burneo, se le pidió que continuase en el cargo a lo cual ella accedió si se respetaba al equipo que conformó, lo que fue aceptado. Sin embargo, pese a ello, varios de sus directores fueron reemplazados sin consultarle y sin su visto en la Resolución correspondiente, lo que enviaba un mensaje para que se fuera, innecesario por cierto, pues lo primero que hizo fue poner su cargo a disposición el primer día que asumió el nuevo Ministro. Ante dicha situación presentó su carta de renuncia irrevocable, la cual curiosamente no fue tramitada en algún nivel de la administración y más bien se publicó una RS en el cual se dejaba sin efecto su designación sin hacer referencia a su carta de renuncia. Lo que evidencia, que además de la precariedad y dificultad de ser autoridad, se está expuesto a vendettas de tipo político o provenientes de personajes influyentes, seguramente. No es lo mismo renunciar ante una coyuntura de inaceptables condiciones para continuar en el cargo, a que dejen sin efecto una designación. Pero...esas son nuestras formas “políticas”.

Todos los directores de PRODUCE, excepto dos, han sido reemplazados. Obviamente por el tiempo que dure la actual gestión, porque sin ninguna duda el ministro que reemplace al actual hará lo propio y así será sucesivamente. Los gurús, los lacayos a sueldo que defienden a quien les paga, los resentidos, los que todo lo saben y los frustrados, seguirán cumpliendo su rol de críticos descontentos. Seguirán actuando como falsos profetas sin propuestas técnicas  susceptibles de ser convertidas en un documento de gestión pública.

Hasta que no haya un equipo con mística y vocación de servir al país, la pesca estará condenada a sufrir los embates ciegos de una Naturaleza que sonríe ante nuestras necedades y pequeñeces morales esperando su turno de pasarnos su factura y ahogar La Gran Transformación en un mar de visión limitada y  desinterés.

El poder fáctico ha sido determinante en la historia de la pesca. Parece que seguirá siendo así, pese a las buenas intenciones del Presidente de la República. Se aprecia un problema de gestión y de desconocimiento de la realidad pesquera en todos los niveles de gobierno.

No es improvisando ni haciendo ofertas para ganar popularidad ni de lanzando ideas imposibles o ilusorias como se ordenará el sector, sino con una idea clara del futuro de la pesquería, convirtiendo ideas en planes estratégicos y operativos alineados con un presupuesto a través de los documentos técnicos vigentes en el aparato estatal. Existe toda una normativa y metodología para la ejecución presupuestal. Es iluso pensar que pueden introducirse modificaciones sustanciales si es que no tienen una partida presupuestal aprobada u otra fuente de financiamiento.

Al 28 de enero 2012 van 30 días sin que se designe un viceministro de Pesquería. Sin embargo se han designado directores de línea y asesores para el Despacho Viceministerial. ¿Qué margen de acción le deja este escenario al nuevo viceministro?

Somos todavía una tierra de caciques y de curacas. Nos fascina la sumisión ante los poderosos, no importa lo absurda que fuese la manera en que nos gobiernen. Es la principal debilidad del sistema, el cual se protege a sí mismo aprovechando la fascinación popular por la adoración a los caciques de turno y las ventajas temporales que cada quien pueda obtener de ellos.

Se hace más difícil cada vez entender realmente el significado de La Gran Transformación, que fue el argumento bandera de la campaña electoral.

En el caso del sector Pesca ¿hay ingenuidad, desconocimiento, o sutil manipulación?

En cualquier caso, las evidencias apuntan a tener cinco años más de lo mismo. La Sociedad civil tiene que aprender a reaccionar ante promesas que no se cumplen.