El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.

Paul Greenberg

5 de abril de 2011

El jurel vuelve a aparecer frente a las costas chilenas

"El jurel está volviendo. Primero lo hizo a Perú y ahora está llegando a las costas chilenas". La frase, de un importante empresario industrial del área, refleja el moderado optimismo que se está viviendo en este sector, golpeado por una creciente escasez del recurso, la incertidumbre normativa que significa un nuevo marco legal para la pesca antes del 2012 y por el terremoto de febrero pasado, que destruyó parte importante de capacidad industrial de la VIII Región.

Contra todos los pronósticos que se tenían a comienzos de año, las capturas del recurso jurel en enero y febrero fueron mayores a las esperadas, por lo que se cree se podrá completar la cuota asignada para este año, de 284 mil toneladas. Se trata de una cuota que fue drásticamente reducida para 2011 -en un 76%- por el Consejo Nacional de Pesca, en pos de la conservación del recurso. El subsecretario de Pesca, Pablo Galilea, confirma el hecho."El comportamiento del jurel ha estado mejor de lo que esperábamos. Se pensaba que en esta época íbamos a tener menos disponibilidad y no ha sido así", afirma Galilea. Y añade que si bien se creía que incluso la cuota global fijada para este año podía no cumplirse, esa incógnita está despejada:"La buena noticia es que creemos que la cuota que se fijó se podrá pescar (....). Eso es un hecho positivo para todo el sector pesquero, porque significa que habrá actividad", dice a La Tercera la autoridad.

Las cifras le dan la razón. Según datos de Sonapesca, a febrero de este año se capturaron 58.871 toneladas de jurel, cifra menor que la registrada a febrero de 2010 (91.700 toneladas), lo que implica una baja de 35,8%. Sin embargo, a febrero, la cuota fijada se ha cumplido en 20,7%, según Sonapesca, aunque Alberto Romero, gerente general de Pesquera El Golfo -de los grupos Yaconi y Santa Cruz-, indica que la cuota en la zona centro sur se cumplió, a febrero, en un 23% en promedio, "lo que es bastante para la pequeña cuota", dice.

De las capturas totales a febrero, la mayor parte proviene de las zonas entre la V y la X Región(37.850 toneladas), mientras que el resto se reparte entre la III y IV (20.470 toneladas) y el saldo corresponde a las zonas entre las regiones XV-II (apenas 551 toneladas). La mayoría de las capturas entre la III-IV y V-X Región se realizaron entre las 60 y 200 millas, es decir, en la llamada Zona Económica Exclusiva (ZEE), aunque también hubo captura en alta mar.

Galilea advierte que "no se puede cantar victoria" y en la industria tampoco sacan cuentas alegres. Luis Felipe Moncada, gerente general de Asipes -gremio que reúne a los industriales pesqueros de la zona centro sur del país-, explica que el volumen aparecido en la ZEE si bien es de buen tamaño y se encuentra en una zona más cercana que otros años, "se estima que no será suficiente para que la totalidad de la flota pueda completar su cuota anual", dice.

Con todo, el tamaño promedio de los ejemplares hoy es de 31 centímetros, versus los 27 centímentros de 2010. Coincide Héctor Bacigalupo, gerente general de Sonapesca: "Hemos encontrado jureles de entre 29 y 30 centímetros, de buen tamaño. Que haya jureles grandes, que pueden estar desovando más adelante, es una buena noticia en ese sentido. Normalmente, en el norte a esta altura podrían haber sido más chicos".

Moncada explica que se trata más bien de lo que en jerga pesquera llaman una "mancha" y que el grueso de la flota pesquera industrial -cerca de un 80%- se encuentra en la milla 800 buscando el recurso, que es donde se ha localizado en los últimos años. Incluso se ha alejado hasta la milla 1.000, lo que ha acarreado problemas para la flota nacional. "Aumento en el consumo de petróleo, viajes más largos, necesidad de reemplazar barcos por algunos con mayor autonomía y mayor habitabilidad", detalla Moncada, quien advierte que el gasto se ha incrementado en un 300%: un barco que salía a pescar dentro de las 200 millas tiene un gasto promedio de $ 6 millones (ida y vuelta). Hoy un viaje a la milla 800 es de $ 18 millones. Y añade otro elemento de análisis: mayor vulnerabilidad del recurso, que ahora se encuentra mayoritariamente fuera de la ZEE y "a merced de ser capturado por la flota extranjera que ha operado sin respetar medidas de conservación", afirma el gerente.

Esto ha tenido un impacto en la producción. A raíz del terremoto, hay algunas plantas de jurel que no se reconstruyeron en la zona (tres de congelados y dos de harina de pescado). Sin embargo, aún existe capacidad ociosa en las plantas debido a la disminución de jurel, la principal materia prima. Las plantas en condiciones de operar lo han hecho a un ritmo mucho menor. "Estimamos que la materia prima alcanzaría sólo para 44 días de operación continua, muy por debajo de los 100 días que promedia un año normal", adelanta Moncada.

"La cuota que hay es tan pequeña, que igual hay plantas que se van a quedar sin pesca", afirma Romero, de El Golfo. Para hacer frente a la contingencia, redujeron sus embarcaciones de siete a cuatro y se están fusionando con Pesquera Itata, de la familia Sarquis. "Sumas dos cuotas y operas con menos plantas, cinco de harina y tres de consumo humano", dice Romero. El año pasado, la pesquera abasteció sus plantas con 240 mil toneladas, de las que sólo 22 mil fue jurel. Para este año, la cuota es de 26 mil toneladas. El Golfo está con el foco en crecimiento de salmón y comprando la mayor cantidad de sardinas.

En este escenario, las empresas están tratando de obtener mayor rentabilidad del recurso. En las plantas que las empresas tienen en Talcahuano, Coronel y Lota, han destinado el 75% de sus capturas de jurel a la elaboración de congelados (60%) y conservas (40%), productos con valor agregado. Las plantas de harina, en tanto, se están abasteciendo fundamentalmente con sardina y anchoveta. "Lo ideal sería que en el futuro la autoridad prolongara la veda de la sardina, permitiéndole alcanzar un mayor tamaño, para destinarla a consumo humano y así agregarle valor", indica Moncada. Galilea destaca también que la actividad pesquera ha seguido funcionando gracias a la abundancia de sardina. En el último Consejo Nacional de Pesca se subió la cuota, llegando casi a doblarse: de 650 mil toneladas a 1.100.000 toneladas. Esto ha llevado a que la sardina tenga mayor presencia en las plantas de procesamiento. "La baja de jurel en alguna medida este año está siendo compensada por la abundancia de sardina", señala Galilea.

Similar visión tiene Bacigalupo, de Sonapesca."El año pasado la sardina pasó a ser más relevante que el jurel en la matriz de las empresas, en volumen de materia prima disponible para producir. En este momento es un recurso abundante y principal materia prima para la VIII Región

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