El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.

Paul Greenberg

14 de febrero de 2013

Pesca: Exportar o atender al mercado nacional?


Las exportaciones pesqueras, además de no pagar IGV puesto que se restituye este tributo, son incentivadas con un drawback, que no es sino un subsidio a la exportación.

Lo cual es útil en términos de promoción de exportaciones en general. Sin embargo la autoridad correspondiente debería considerar no solamente incentivar y premiar la exportación de proteína, sino colocar al mercado interno en igual de condiciones aplicando un incentivo similar que estimule y premie la venta de productos pesqueros al mercado interno. No es igual exportar espárragos, que muy pocos comen en el país, que exportar pescado que sí todos comen o pueden comer.

La autoridad sectorial de siempre, menciona el incremento del consumo de pescado como un objetivo, pero no presenta acciones concretas que muestren como alcanzarlo. Más allá de una declaración lírica de buenas intenciones, lo real es que el pescado es caro, no existe una red de frío a nivel nacional, ni una infraestructura adecuada para comercialización que asegure la continuidad del abastecimiento, la inocuidad y preservación de estos productos, así como el incremento de su oferta. El Perú, “país pesquero”, carece de pescaderías o tiendas especializadas en todo el país. Más allá de los mercados y supermercados no se encuentra pescado en bodegas, tiendas y barrios, como de hecho sí se encuentra pollo, carne y embutidos.

La inversión privada es nula o pequeña en esta área porque para la industria es más sencillo y beneficioso exportar estos productos. Las cifras así lo confirman. El eliminar el drawback y/o crear nuevos estímulos para generar la inversión en infraestructura de frío y el incremento de la oferta de pescado y mariscos dentro del país resultaría coherente con el discurso oficial y una política inclusiva.

La demanda nacional existe; pero es insatisfecha debido a los altos precios y a la ausencia de medios de distribución, almacenamiento y comercialización en todas las ciudades del país.

Los programas sociales no son una solución a largo plazo, como sí lo serían mecanismos de promoción que hagan atractiva la creación de pequeñas o micro empresas dedicadas a la comercialización interna de los recursos hidrobiológicos del país.

Existiendo necesidad y demanda de alimentos y de proteína, el Estado debe incentivar negocios de este tipo y/o realizar inversiones en infraestructura de frío para ser transferidas o vendidas al sector privado a fin de convertir este abastecimiento en un negocio, que además genere empleo, extendiendo su actuación a la capacitación en esta materia y a la educación al consumidor. La introducción de regalías a la extracción debiera proporcionar el financiamiento de esta inversión, así como para el mejoramiento de los DPAs.

La exportación no debe analizarse solamente desde el punto de vista de la cantidad de divisas generadas, (que son del exportador y no del país), sino desde la perspectiva de cuánto impuesto ha pagado, deducido el drawback y la devolución del IGV, así como el impacto desincentivador sobre el mercado nacional.

EPSEP fue una experiencia exitosa desde la perspectiva de la atención del mercado interno y la creación del hábito de consumo, de la cual debieran rescatarse sus aspectos positivos para introducir un esquema similar hoy día.

El aumento del consumo de pescado per cápita no se producirá con buenas intenciones ni discursos. Se producirá con acciones que estimulen a potenciales inversionistas a crear nuevos negocios y ganar dinero razonablemente, mientras a la vez cumplen una función social de generar empleo e incrementar el consumo de proteína en el país.

La solución ideal es poner a la exportación y a las ventas internas en igualdad de condiciones y estimular la inversión y consumo internos.

4 de febrero de 2013

La UA inviste doctor 'honoris causa' a uno de los impulsores de las reservas marinas


Daniel Pauly recalca que la biodiversidad está amenazada, tras haber sido «explotada durante milenios»

Coincidiendo con la celebración del patrón de las universidades, Santo Tomás de Aquino, el biólogo francés Daniel Pauly fue investido ayer como nuevo doctor 'honoris causa' por la Universidad de Alicante. La festividad, la primera de este tipo que preside el rector Manuel Palomar, contó con la presencia del director general de Universidad, Estudios Superiores y Ciencia de la Generalitat Valenciana, Jose Miguel Savall.

Considerado «uno de los cincuenta científicos más reconocidos e influyentes del mundo», tal y como destacó su padrino (el profesor y director del Departamento Ciencias del Mar y Biología Aplicada, José Luis Sánchez Lizaso), Pauly alertó de que «la biodiversidad que hemos explotado durante milenios está hoy amenazada, así como los muchos ecosistemas en los que los recursos y las especies están incluidas». Criticó los problemas relacionados con «el cultivo del mar», que «consiste en criar pescado grande, como salmón o atún, con una dieta de pescado pequeño como sardinas y anchoas».

«Necesitamos de 2 a 4 kilos de pescado para producir uno de salmón y de 10 a 20, por cada kilo de atún», explicó. Pauly, que ha sido uno de los precursores de las reservas marinas, entre ellas la de Tabarca, primera del Estado español, reivindicó el activismo científico y la participación en Organizaciones No Gubernamentales, para conseguir «aliados» e influir en las políticas orientadas a la conservación y la defensa de la biodiversidad marina «si queremos continuar disfrutando de comida procedente del mar en el futuro».
El nuevo doctor confesó sentir «una profunda emoción y un honor muy grande» por entrar a formar parte de la nómina de doctores 'honoris causa' de la UA, entre los que destacó a personalidades como Ramón Margalef, Jane Goodall y Mario Vargas Llosa.

Tras la investidura, se procedió a entregar los premios extraordinarios de doctorado, grado, licenciatura, diplomatura, arquitectura, arquitectura técnica, ingeniería e ingeniería técnica, en total, 121 premios a los mejores expedientes.

Durante su discurso de clausura de la celebración, el rector reivindicó el papel de las universidades «como motor de las economías locales» y puso como ejemplo que gracias a su contribución «se ha conseguido aumentar en 0,6 puntos la renta per cápita de la Comunidad Valenciana». Pese ello, Palomar pide que la aportación de las universidades no se mida exclusivamente en términos económicos. «No sólo lo mesurable existe», dijo, y apeló «al espíritu crítico, a la participación informada, al conocimiento del pasado para aplicarlo a las necesidades del presente y a la preservación del conocimiento, y del patrimonio cultural, social y local», entre otras cosas, como esenciales para los nuevos ciudadanos del futuro.

El rector se refirió al debate abierto sobre la necesidad de ajustar más la oferta y la demanda en el mapa de titulaciones de muchas universidades públicas, «una oferta que en la UA está bien ajustada».

Fuente: