El mayor fallo de la gestión es que ni los pescadores ni los gestores poseen los conocimientos necesarios para dirigir algo tan complejo como un ecosistema marino costero. El derecho a pescar no se debería basar en si uno dispone del dinero suficiente para comprarse un barco, sino en los conocimientos y la voluntad de trabajar en colaboración con los gestores y los científicos para hacer que la pesca sea sostenible. El derecho a pescar se debería ganar o perder según la voluntad de aceptar unos límites razonables a las capturas.

Paul Greenberg

21 de diciembre de 2009

INFORMACION Y DESINFORMACION

El desconocimiento del sector pesquero es compartido por la prensa y por la propia sociedad, y por tanto ambos resultan indolentes al problema. Existe un vacío de conocimiento que es aprovechado para manipular información en uno u otro sentido. El ciudadano común está expuesto a una u otra corriente de opinión sin mayor posibilidad de defensa o de réplica.

Los temas pesqueros se analizan con superficialidad. La desinformación es evidente. Si los medios de comunicación y los analistas exhibiesen en un cuadro comparativo los valores de exportación FOB del sector, junto con los pagos que han hecho por impuesto a la renta de tercera categoría y derechos de pesca, y los ingresos recibidos por drawback y restitución de IGV por exportaciones, veremos un panorama distinto al que vemos cuando se elogia exclusivamente a las exportaciones. La labor de los medios debe ser educativa y analítica antes que destructiva y sensacionalista en determinadas circunstancias de coyuntura.

Gracias a unos medios limitados en su información y análisis, seguimos creyendo que somos buenos porque exportamos mucha harina de pescado. No asumimos conciencia, aún, de que como dueños de esos recursos pesqueros, a los ciudadanos del país no se nos está pagando un precio justo por su explotación, ni asumimos con conciencia el impacto que la industria está causando en nuestro ecosistema marino a cambio de nada, o de muy poco.

No tenemos medición del impacto causado al ecosistema derivado de la actividad de extracción. No tenemos medición del impacto causado al medio ambiente derivado de la operación de la flota y del vertimiento de residuos tóxicos al mar. No sabemos cuanto se requiere de dinero para limpiar y reparar los daños producidos al medio ambiente y al ecosistema en todo el litoral.

No se dispone de recursos suficientes para investigación y desarrollo y para controlar la pesca ilegal.

Las cifras, los cálculos, y la metodología tienen que ser revisados dentro del marco conceptual de una política pesquera que pretenda tener una pesquería sostenible. La industria pesquera debe dejar de ser un problema ecológico y además debe contribuir adecuadamente con el país, tal como lo hace la minería y la industria en general.

El Estado deberá prestar mayor atención a la educación de la población sobre las posibilidades del país como país pesquero, propiciando que sean accesibles y entendibles para todos los conceptos de ecosistema, soberanía alimentaria, cambio climático, fenómeno El Niño y sostenibilidad.

Deberá prestar atención a la difusión de los impactos de la industria pesquera sobre el medio ambiente y su verdadera contribución con los intereses nacionales, con el objeto de crear corrientes de opinión y entendimiento correctos sobre el papel que juega la industria pesquera en la vida económica de la Nación. De esta manera los medios de comunicación encontrarán a un público mejor preparado en la materia que no sea fácilmente manipulado, donde los comentarios sobre el sector no sean sesgados, equivocados, inexactos y llenos de críticas destructivas algunas veces y elogiosos sin sustento otras veces. Generalmente con muy poco aporte constructivo.

Un país con educación y bien informado siempre constituirá la mejor garantía para una pesquería sustentable que se enfrenta al futuro.

Una población conciente de la necesidad de preservar el ecosistema y el medio ambiente en beneficio de alimentos asequibles a la población nacional, constituirá la primera línea de defensa contra la sobre explotación de la industria y la desinformación de los medios.

PARA QUE LA PESQUERÍA PERUANA TENGA UN FUTURO SOSTENIBLE SE DEBERÁ:

1. Poner límites a la extracción de todos los recursos a través de una cuota global anual y cuotas individuales.

2. Imponer un pago justo y adecuado por derecho de extracción a todas las pesquerías que realicen extracción con fines comerciales.

3. Reducir el esfuerzo pesquero impidiendo el acceso de más embarcaciones a las pesquerías plenamente explotadas y sobre explotadas, y limitando el acceso a otras especies en base a estudios ecosistémicos que impongan una cuota global que no debe ser sobrepasada.

4. Poner a la exportación de productos hidrobiológicos en las mismas condiciones de competitividad que a la venta en el mercado interno. La exportación goza de privilegios como el drawback y restitución de IGV, en clara competencia desleal con el mercado interno. La industria será quien decida si exporta o vende al mercado interno, pero con las mismas ventajas para ambos mercados.

5. Imponer las más drásticas medidas para detener la contaminación producida por los vertidos de efluentes contaminantes procedentes de las embarcaciones y de las plantas de procesamiento de harina, congelado y enlatado.

6. Introducir el pago de regalías y destinarlo para llevar la investigación a niveles adecuados, para mejorar las condiciones sanitarias de los desembarcaderos pesqueros artesanales y para crear un fondo de limpieza de las bahías contaminadas por la industria.

DEFENDER LOS INTERESES DEL PAÍS ES FUNCIÓN Y DEBER DEL ESTADO

No se puede subordinar tácita o explícitamente el interés público al interés privado. El concepto de Nación y de Estado está ligado a la subordinación de los intereses privados al interés nacional, dentro de un marco legal legítimamente constituído.

Regalías o derechos de pesca, la extracción de recursos naturales renovables como los pesqueros debe pagar un justiprecio.

No es lo mismo que el impuesto a la renta. Lo que falta es que paguen un “justo precio” por el uso de recursos naturales de propiedad pública. “El justiprecio” intenta capturar, para beneficio del país, el valor de la renta económica del recurso pesquero.

Este no es un pago caprichoso para aumentar los ingresos del tesoro público, sino que más bien es un instrumento que permitirá el adecuado balance entre la mortalidad comercial de recursos naturales y los beneficios económicos de las empresas operadoras. Un dividendo por el derecho a explotar un recurso natural, que es de propiedad de todos los peruanos. Una compensación por los impactos generados sobre el ecosistema y sobre el medio ambiente.

Es el justo precio o remuneración que debe recibir el propietario de los recursos naturales, como contrapartida del aporte que éste hace al ceder sus recursos en el proceso extractivo. Así como el trabajador que es dueño de su fuerza de trabajo recibe un salario como retribución a su participación en la producción, y el capitalista una rentabilidad por sus aportes de capital, los dueños de los recursos naturales, deben recibir una retribución justa y consistente con el aporte real que estos recursos hacen a la producción.

Se afirma que el Perú aumentó sus exportaciones pesqueras y que obtuvo éxitos destacables. Lo que no se especifica es quiénes son los que ganaron. Lo que tampoco se menciona es lo que se perdió y quiénes perdieron para que el Perú de las cifras oficiales ganara.

Detrás de las utilidades alcanzadas por la Industria pesquera se oculta un problema proporcionalmente similar o mayor que los beneficios logrados según la información oficial. Bajo las publicitadas cifras que ofrecen la imagen de un sector próspero, se desarrolla el drama real de una pesquería sobreexplotada. De una industria que va dejando tras de sí un país con hermosas bahías contaminadas y devastadas. De un país que una vez agotados sus recursos pesqueros no tendrá nada que ofrecer a los inversionistas nacionales ni extranjeros. Entonces, esos capitales se irán y dejarán al Perú convertido en un país que antiguamente tuvo una riqueza pesquera.

¿Cuántos hospitales, cuántas escuelas, cuantas carreteras, cuantos desembarcaderos, han surgido gracias a la contribución de la industria pesquera? Probablemente algo haya surgido si revisamos las inversiones provenientes del canon pesquero, pero no en proporción a los volúmenes de dinero ingresado por las exportaciones.

Hoy se ve menos pescado que antes en los mercados y cuesta tanto o más que el pollo, con contadas excepciones. El beneficio del país no va de la mano del beneficio de las empresas en el actual modelo.

Los recursos pesqueros son valores que no pertenecen al explotador del recurso sino a su dueño, que en el caso de los peces somos todos los ciudadanos a través del Estado que nos representa.

El modelo exportador se ha ejercido a través de ceder, casi en forma gratuita, o muy barata, la renta de los recursos pesqueros a los grupos económicos en los últimos años.

Los resultados actuales expresan esa captura de la renta, como una seria injusticia en los ingresos fiscales. Instaura el hecho de que se beneficien los explotadores del recurso, y no sus dueños.

Se ha creado un negocio para capturar esa renta porque ahí están los grandes ingresos en una forma relativamente sencilla.

Hoy, existe un mayor dinamismo del sector pesquero exportador pero, ¿porque no irradian este crecimiento al resto del país? Que les vaya bien a estas empresas no significa que le vaya bien al ciudadano medio. Con 60, 70 o hasta 90 días de trabajo anuales por efecto del exceso de flota e infraestructura, no se genera empleo estable ni de calidad.

El sector pesquero exportador se puede renovar científica y tecnológicamente, capturar la renta y el beneficio estructural. Sin embargo, la degradación ambiental, la degradación del ecosistema y la reducción de la biomasa son significativas y amenazan el futuro.

Cuando se agoten los recursos ícticos, bien por efectos del cambio climático o por la sobre explotación ¿cuáles serán las fuentes de ingreso por exportación?

La capacidad de generar ingresos está sustentada en la captura de renta basada en la explotación de recursos naturales. Pero ahí hay límites físicos y biológicos que debemos establecer.

Debido a su impacto en los recursos marinos, la acelerada conversión de naturaleza en dinero, ha significado que el sector pesquero encare problemas como la sobreexplotación y la sobrecapitalización, es decir, embarcaciones y plantas en tierra más allá de la capacidad de los recursos pesqueros para hacerlas operar. A esto se agrega la pesca ilegal. Todos estos problemas hacen imperativo ordenar la pesquería, pero no a costa del Estado. Este último no puede asumir los costos de la irresponsabilidad o de la ineficiencia de la industria, como no ocurre en ningún otro sector de la economía. El inversionista es responsable de su éxito o de su fracaso y no debe apoyarse en el Estado para conseguir beneficios ni para cubrir sus pérdidas.

El futuro se avecina, además, con variaciones en la temperatura debido al cambio climático y tendrá un fuerte impacto en la pesca y la acuicultura. Las especies acuáticas son vulnerables al cambio climático, a diferencia de los animales terrestres, ya que son poiquilotérmicas (su temperatura corporal varía en función de la temperatura ambiente). "Cualquier cambio en la temperatura de su hábitat influye notablemente en su metabolismo, tasa de crecimiento, productividad, reproducción estacional y sensibilidad a enfermedades y toxinas" advierte la FAO.

Entre los efectos del cambio climático en la pesca y la acuicultura se destacan el aumento de frecuencia e intensidad de eventos metereológicos extremos, el más conocido de los cuales es el fenómeno de El Niño.

La FAO indica que se observan cambios en la distribución de los peces en respuesta a las variaciones climáticas, generalmente involucrando expansiones hacia los polos de las especies de aguas más cálidas y contracciones alrededor de los polos de especies de aguas más frías.

Se están produciendo cambios en la salinidad de los océanos, con un aumento de la salinidad en las aguas cercanas a la superficie de las zonas más evaporadas de la mayoría de los océanos mundiales.

Por otro lado, está disminuyendo la salinidad en las zonas marinas de las latitudes altas debido al aumento de las precipitaciones, mayor escorrentía, deshielo y otros fenómenos atmosféricos.

Además, los océanos se están volviendo más ácidos, con probables consecuencias negativas para muchos arrecifes de coral y organismos relacionados con el calcio.

La FAO afirma que, aunque existen grandes diferencias regionales, es probable que el mundo asista a cambios significativos en la producción pesquera en mares y océanos.

"Para las comunidades que dependen en gran medida de la pesca, cualquier disminución de la disponibilidad local o de la calidad del pescado para alimentación o cualquier aumento de la inestabilidad de sus medios de vida puede plantearles problemas muy graves".

El tema de fondo a tratar es la magnitud y orientación del esfuerzo pesquero total practicado por la comunidad pesquera.

Es imprescindible establecer mayores limitaciones al esfuerzo pesquero en el futuro inmediato junto con mecanismos que garanticen un mejor aprovechamiento de las reducidas biomasas disponibles.

La pesquería operó por años bajo el régimen de acceso libre, es decir, el que quería pescar lo hacía donde y cuando mejor convenía a sus intereses. En algún momento se prohibió la práctica pesquera de gran escala en una franja marina costera de 5 millas con la creencia que esta medida sería suficiente para preservar los recursos.

Posteriormente se introdujeron nuevos mecanismos de regulación en salvaguarda de las especies obligando a poseer permisos de pesca para realizar faenas pesqueras y así limitar el crecimiento de la flota y estableciendo cuotas globales de captura.

Un primer esfuerzo en dirección a limitar más el esfuerzo extractivo lo constituye el régimen de cuotas establecido para la merluza y para la anchoveta en el Perú y que sustituye al mecanismo de acceso libre a dicho recurso. Debemos esperar que esta modalidad de regulación se haga extensiva gradualmente al resto de las especies y a todos los agentes pesqueros. Tarea nada fácil pero impostergable que requiere además fomentar en la comunidad una actitud respetuosa y responsable frente a los recursos.

El esfuerzo pesquero artesanal se ha desarrollado hasta alcanzar niveles casi industriales haciendo uso y abuso de las normas vigentes. Desvirtuando la esencia del pescador artesanal que pesca con artes manuales, determinadas normas populistas han calificado a un inmenso número de empresarios pesqueros como pescadores artesanales confiriéndoles autorización para actuar sin limitación alguna.

Esta situación amerita ser corregida estableciendo nuevas y más adecuadas regulaciones a la actividad pesquera artesanal. Debe incorporarse la definición de pesca artesanal como la que se encuentra orientada a múltiples especies y utilizando una amplia gama de artes y técnicas de pesca relativamente sencillas, utilizando embarcaciones o sin ellas. Por el contrario, aquellas personas que pescan con asistencia mecánica deberán denominárseles pescadores comerciales y estarán sujetos a regulación respecto a las cantidades máximas que están facultados a extraer

Resulta sensato reclamar mayor y mejor investigación científica a fin de introducir mecanismos de manejo pesquero que permitan recuperar los recursos y que beneficien realmente a la población costera.

21 de septiembre de 2009

MAS ALLA DEL POTENCIAL PESQUERO


MAS ALLA DEL POTENCIAL PESQUERO



El potencial pesquero que Perú posee por sus posibilidades de extracción del recurso anchoveta, lo coloca en una posición privilegiada dentro del contexto mundial. Sin embargo, se hace necesario una reflexión más profunda que vaya más allá de la aritmética de la economía global.


En el juego del mercado, del libre comercio y de los planes de negocio de cada empresa, cada cual es libre de destinar su inversión a donde crea más conveniente y adecuado para sus intereses financieros.


El Estado no interviene nada más que dando el marco regulatorio dirigido a cumplir metas de control biológico y de protección. Las medidas comúnmente aplicadas son: las vedas, las cuotas, limitaciones al tamaño mínimo, control de artes y sistemas de pesca, etc. El objetivo de este ordenamiento es la preservación de las especies más explotadas, restringiendo la presión sobre su biomasa en etapas críticas. La otra intervención está referida a la recaudación, que significa la distribución de los beneficios de la pesquería para todo el país.

Todo el movimiento exportador genera ganancias, y se realiza dentro de las normas legales vigentes; pero se hace con un recurso natural que es patrimonio de la Nación y que debe ser regulado por el Estado para que alcance a todos sus propietarios, o sea todos los ciudadanos peruanos. Es por eso que existen los impuestos, en especial el impuesto a la renta y los derechos de pesca.

El problema es que analizando las cifras de los últimos diez años, se aprecia que muy poco beneficio práctico y real ha sido trasladado a los habitantes del país, tanto en términos de alimentación como de recaudación por derechos de pesca y de impuestos.

Las condiciones de equilibrio económico se encuentran muy ligadas a las condiciones legales de quienes poseen acceso al recurso.

En situación de libre acceso el equilibrio se producirá cuando el ingreso por unidad de captura se iguala al costo promedio; esto es, cuando el ingreso total sea igual al costo total. ¿Qué significa esto? Que los armadores y pescadores actuarán hasta que los ingresos sean iguales a su costo; o hasta que la renta de las pesquerías de sus stocks sea cero o se disipe.

Estas circunstancias permiten subrayar lo siguiente:
a) Cada armador y pescador posee como criterio básico y principal el hecho de que no tendrá en cuenta el resultado de sus decisiones sobre el bienestar de la sociedad;
b) No tiene en consideración el rendimiento del resto de los pescadores o armadores, ni el crecimiento o situación del stock;
c) El armador o pescador bajo libre acceso no tiene incentivos para considerar dichas cuestiones, ya que lo no capturado por él, será capturado por otro.

En consecuencia, cada armador, cada empresa pesquera, cada pescador, actuarán guiados por la maximización de su renta individual que le garantiza obtener un ingreso neto superior al que le correspondería en otras actividades alternativas.
En la medida que la industria pesquera peruana posee una capacidad de capturas muy superior a la tasa a la que los ecosistemas pueden reproducirse, significa que los recursos hidrobiológicos así como el capital no se están utilizando eficazmente.
De la misma forma, la globalización ha formalizado la desviación de la mayor parte de la producción pesquera de los mercados locales y nacionales hacia los mercados de exportación, lo que crea una triple preocupación:
a) Cómo se distribuyen los beneficios;
b) Como repercute y qué efectos genera sobre los recursos hidrobiológicos, debido a la intensa presión sobre los mismos.
c) Cómo afecta a la alimentación nacional el desvío de sus recursos alimentarios hacia el extranjero.

La rápida innovación tecnológica que permite e incentiva el incremento de las capturas debe obligar al Estado a limitar y a imponer controles y límites a la pesquería. La sobreinversión y la sobrecapitalización del sector pesquero, así comos sus triunfos o fracasos económicos, no son una responsabilidad del Estado, sino del empresariado. Por tanto el éxito o el fracaso económico de esas inversiones no pueden constituir argumento alguno para ejercer mayor presión sobre las capturas o para evadir el hecho de que la pesquería causa un impacto sobre el ecosistema y sobre el medio ambiente por el cual la Nación debe ser compensada.

De ahí la necesidad de regular y controlar el esfuerzo pesquero, dentro del marco de una Política de Estado que privilegie los intereses y las necesidades de la Nación antes que los extranjeros.

Es necesario llevar a cabo políticas de gestión adaptadas a los principios de precaución y de interés nacional.

Es evidente que en el caso de harina de pescado producida en base a anchoveta, no habrá posibilidad, (no debería haberla por lo menos) de incrementar las cuotas de captura, por lo cual no habría forma de incrementar estas exportaciones.

La mejor forma de incrementar la oferta exportable, sin afectar al ecosistema marino peruano, sería con productos provenientes de la acuicultura. Esto nos lleva a la hipótesis de que el sector pesquero peruano solamente puede ofrecer posibilidades de grandes inversiones en acuicultura, más no en mayor oferta de productos terminados para exportación procedentes de la pesca de captura.
Queda vigente la cuestión de si es éticamente aceptable exportar proteína a terceros países en circunstancias en las cuales hay una demanda nacional insatisfecha.

El sector pesquero se inscribe y se inserta en el proceso de la globalización, reflejado por la liberalización de los intercambios, de las inversiones y las dinámicas de especialización productiva. El escondido detrás de esto es la direccionalidad hacia la alimentación de otras poblaciones, utilizando al máximo recursos renovables hasta ponerlos en riesgo, mientras nuestra población tiene insuficiencias y carencias alimentarias.

La pesca responsable es un objetivo que nos atañe a todos. También los consumidores deben contribuir a lograr una pesca responsable asegurándose, por ejemplo, de que el pescado que compran cumple las tallas mínimas autorizadas.
Pero ¿cómo pueden estar seguros de que el producto que compran no proviene de pescado capturado infringiendo las reglas por las que se rige la pesca de la especie en cuestión? ¿Qué posibilidades hay de crear un sistema que permita a los consumidores elegir entre los productos procedentes de fuentes que practican una pesca sostenible y los demás?
Elaborando sistemas de certificación para otorgar una identificación específica o una etiqueta al pescado capturado mediante técnicas que no dañen el medio ambiente o producido según métodos acuícolas responsables y desarrollando campañas de educación e información al consumidor.
Esta actitud no debe aplicarse solamente a los peces capturados en aguas territoriales. La protección de las poblaciones de peces no debe tener fronteras. El consumidor no debe adquirir productos importados que no calificarían dentro de las normas nacionales. No debería permitirse la importación de recursos hidrobiológicos que no respetan tallas mínimas de acuerdo a los estándares biológicos.

EL ENFOQUE ECOSISTEMICO


LA ALIMENTACION DE LOS PECES, EL ENFOQUE ECOSISTEMICO

Los peces constituyen un recurso natural, biológico, móvil y renovable. Su reproducción no requiere la intervención humana ni implica ningún costo. La pesca está sujeta a la disponibilidad de los recursos. La existencia de demasiadas embarcaciones pesqueras acarrea la sobreexplotación y la disminución de las poblaciones. La reducción de la flota debe ser un objetivo fundamental de la política pesquera.

No es posible aprovechar un pez si no se le ha extraído previamente. Para extraerlo se requiere de una inversión, mayor o menor pero hay que invertir. Luego viene el riesgo de salir a pescar sin garantía alguna de una faena exitosa comercial y financieramente. Es como el poker: se paga por ver.

Cada pez capturado deja de estar disponible para los demás pescadores. Cada pescador se ve afectado por la actividad de los demás pescadores, artesanales o industriales. Por tanto, a mayor cantidad de pescadores, menos capturas para cada uno, sobre todo en un escenario de pesquerías plenamente explotadas. Por tanto, la pesquería no debe admitir más participantes. Las poblaciones de peces no se reproducen con la celeridad y en los volúmenes necesarios para permitir que intervengan nuevos pescadores, sean artesanales o industriales. La dependencia y vulnerabilidad de los pescadores respecto de las actividades de los demás pescadores actuales es inevitable. Con mayor razón si entran nuevos.

Lo prudente sería evaluar la magnitud de las biomasas explotables y valorizarlas, deducir el costo de extracción y conocer la utilidad neta a que pueden aspirar los que pretenden emprender la aventura de pescar. De este análisis resultará una primera información útil que les permita evaluar si salir a pescar es negocio o si ya dejó de serlo hace mucho tiempo debido a que los recursos pesqueros van disminuyendo en la medida que el esfuerzo pesquero se va incrementando.

La pesca no puede ser de libre acceso. Para evitarlo es necesario establecer cuotas anuales y cuotas individuales, así como el pago de derechos de pesca según el tipo de embarcación que posea el pescador, la capacidad de pesca del mismo y la especie a pescar. Esto quiere decir que:

-Las especies en mayor peligro, como la anchoveta y la merluza, serán un poco más costosas.
-Una embarcación de alta tecnología, que posea un gran volumen de pesca, debe pagar una tasa mayor a la que pagaría un pescador artesanal, con un volumen menor de pesca.

La idea es que los pescadores artesanales, paguen un valor, aunque sea simbólico, mientras los demás pesqueros paguen un valor significativo. Tampoco se quiere encarecer el producto en el mercado, sólo controlar el acceso a la pesca y a ciertas especies, mientras se trata de normalizar la población de cada una de ellas.

Los pescadores artesanales y los pescadores industriales están compitiendo, por obtener el derecho a la pesca a través del uso de mayor tecnología, rapidez y posible conocimiento del mar y de sus peces. En una competencia, donde todos los pescadores entran a pescar libremente, los más perjudicados serían los actuales pescadores, tanto artesanales como industriales porque cada vez tendrían menos recursos para extraer y menos días de pesca.
Los pescadores artesanales realizan capturas sin pagar ningún derecho de pesca, y los industriales pagan muy poco, lo que afecta considerablemente el manejo y la administración de los recursos pesqueros.

UNA PESQUERIA SUSTENTABLE

Las poblaciones de peces son un recurso común, que forma parte de un patrimonio común que debe gestionarse colectivamente. Para garantizar una pesquería sustentable, cuidadosa del medio ambiente y responsable con el ecosistema, hay que tener en cuenta no sólo el volumen de extracción, sino también las tallas, el tipo de especie, las técnicas de captura utilizadas y las zonas de extracción.

La abundancia de las poblaciones de peces varía en función de factores que aún no se conocen suficientemente.

La pesca tiene repercusiones medioambientales inmediatas en las poblaciones comerciales de peces, crustáceos y moluscos capturadas, pero los artes de pesca afectan también a aves, mamíferos marinos y organismos que viven en el mar.

Las medidas que inciden en la abundancia de las poblaciones de peces no sólo repercuten en las especies que se pescan sino también en sus depredadores (los peces que se alimentan de ellas), en las especies que compiten con ellas y en sus presas.

Estos cambios pueden influir a su vez en la reproducción de las aves y de los mamíferos marinos si el alimento de que disponen sufre una reducción demasiado drástica.

La única garantía de una pesquería sustentable es:
Aplicar un enfoque precautorio en la asignación de cuotas anuales de captura, profundizar la investigación para que las propuestas técnicas de volumen de la cuota sea lo más acertada posible y cerrar totalmente el acceso a las pesquerías impidiendo el ingreso de nuevos pescadores.
Aplicar al entorno marino un "enfoque de ecosistema" basado en:
• la necesidad de tener en cuenta la interacción entre las cadenas alimentarias;
• la protección del entorno químico, físico y biológico necesario para la buena salud de los ecosistemas.

EL PAPEL DE LA INVESTIGACIÓN

El primer paso será incorporar una dimensión medioambiental a la política potenciando la investigación y la recopilación de datos, profundizando la investigación de los ecosistemas marinos en su conjunto. Aunque durante años se han recopilado datos sobre las pesquerías comerciales, casi no se dispone de información sobre las especies no comerciales, por el momento; pero ante el agotamiento de los recursos en algún momento se volverán comerciales. Los datos científicos sobre la situación de los hábitats y sobre los efectos de la pesca en los demás organismos vivos son desiguales, ya que sólo se cuenta con datos recabados para investigaciones científicas específicas y orientadas a las principales especies.

La amplitud de visión de los investigadores debe permitir estudiar y evaluar los volúmenes de forraje necesarios para asegurar el sostenimiento de los predadores superiores.

La investigación desempeñará un papel fundamental para mejorar nuestro conocimiento de los ecosistemas. Deben fomentarse las medidas destinadas a prevenir o corregir las repercusiones de la actividad humana en el medio ambiente aun cuando no existan pruebas científicas de tales repercusiones o dichas pruebas sean incompletas. Ello significa que no se pueden rechazar esas medidas sólo porque quienes las proponen no hayan proporcionado todas las pruebas necesarias.


25 de febrero de 2009

El Sistema de Humboldt

Una presentacion sobre el sistema marino de Humboldt

La ministra de la Producción, Elena Conterno Martinelli, presentó el compendio científico denominado “The Northern Humboldt Current System: Ocean Dynamics, Ecosystem Processses, and Fisheries”, el cual ha sido elaborado por destacados expertos, nacionales y extranjeros, y contribuirá a desarrollar y preservar el ecosistema marino peruano.

Este compendio ha sido catalogado como el más “completo” realizado en los últimos 20 años sobre la corriente de Humboldt y se publicó en la prestigiosa revista internacional Progress in Oceanography (www.elsevier.com/locate/procean), gracias al trabajo desarrollado por importantes instituciones como el Instituto del Mar del Perú (Imarpe), el Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia (IRD), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización de Ciencias Marinas del Pacífico Norte (PICES), y ENDARI.

“En el año 1989 se realizó la última publicación sobre este tema, veinte años después estamos presentado un nuevo informe, el cual recoge 27 trabajos de 217 que fueron elaborados por científicos de más de 20 países del mundo, reflejo de un importante esfuerzo de investigación y de gran relevancia”, sostuvo.

La titular del Sector resaltó la importancia del enfoque ecosistémico que realiza la publicación, el cual permitirá abordar de mejor manera, el tratamiento, manejo y la gestión de los recursos pesqueros.

Asimismo, explicó que gracias a esta publicación el Perú podrá tomar mejores decisiones sobre la industria pesquera, la regulación de la pesca y el aprovechamiento de diversas especies hidrobiológicas. “El ecosistema marino de la corriente de Humboldt es muy especial lo cual lo hace un laboratorio a nivel mundial y tiene un interés para todos los científicos”, dijo.

Señaló que este suceso hace que el mar peruano tenga un gran valor, al recordar las palabras del Dr. Arnaud Bertrand del IRD quien sostuvo que el Perú es el campeón mundial en la producción en peces, al obtener en promedio el 10 % de las capturas del mundo con solamente el 0.1 por ciento de la superficie del océano.

Cabe indicar que también participaron en la presentación de esta publicación el presidente del Imarpe, Héctor Soldi, la embajadora de Francia en el Perú Cécile Pozzo di Borgo, entre otros representantes de la embajada de Francia.

http://www.scribd.com/doc/12816732/El-Sistema-de-Humboldt

28 de enero de 2009

¿SIN RETORNO?

¿SIN RETORNO?


El doctor Marcos Sommer en su extraordinario artículo “Océanos en la agonía sin retorno” publicado en http://www.ecoportal.net/content/view/full/83378 nos dice:

quote
“El mundo debería replantearse la manera en que se está midiendo el crecimiento económico. Durante mucho tiempo las prioridades de desarrollo se han centrado en lo que la humanidad puede extraer de los ecosistemas, sin pensar demasiado sobre como afecta esto la base biológica de nuestras vidas. Se puede decir que ha habido un progreso muy limitado en la reducción de la pobreza en los países en desarrollo, y la Globalización, por si misma, no ha beneficiado a la mayoría de la población mundial. En general, los intentos por impulsar el desarrollo humano y para detener la degradación del medio oceánico, no han sido eficaces durante la pasada década. Los escasos recursos, la falta de voluntad política, un acercamiento no coordinado, y los continuos modelos derrochadores de producción y de consumo han frustrado los esfuerzos de poner en ejecución el desarrollo oceánico sostenible, o el desarrollo equilibrado entre las necesidades económicas y sociales de la población, y la capacidad de los recursos oceánicos y de los ecosistemas para resolver necesidades presentes y futuras.
La responsabilidad de proteger los océanos recae no sólo sobre los políticos quienes definen las condiciones nacionales e internacionales de protección de los ecosistemas, sino también es tarea de cada individuo. La exigencia a los políticos para que tomen medidas más efectivas frente a esta problemática debe estar acompañada del compromiso de cada uno de nosotros por actuar en una forma más responsable en la promoción de la defensa de las metas por la protección de los océanos”.
Unquote

Exportar recursos naturales no renovables como los mineros y recursos renovables como los agrícolas tienen una connotación diferente a la exportación de recursos pesqueros.

La exportación de espárragos, alcachofas o mangos, por ejemplo, no es igual que la exportación de productos hidrobiológicos.
La exportación de los primeros es útil para la economía del país en la medida que su consumo interno no es trascendente para la aliviar la desnutrición ni para asegurar la ingesta proteínica de nuestra población.
La exportación de los recursos hidrobiológicos sí tiene un efecto directo sobre los niveles de nutrición y alimentación básica de nuestra población en la medida en que, si bien es cierto son recursos renovables, su renovación está sujeta a serios riesgos. Uno de ellos es que la extracción de algunas especies perjudique la capacidad de renovación de las poblaciones que dependen de aquellas para su propia alimentación. Otro es el agotamiento de algunas especies y su colapso.

No parece ser la mejor opción arriesgar o comprometer nuestros recursos de alimentación en beneficio de otras poblaciones. Sin dejar de ser solidarios con poblaciones que requieren de mayor aporte de proteína, la obligación primaria del Estado es asegurar la alimentación de nuestra población y recién entonces exportar los excedentes.
Vivimos una época diferente provocada por el cambio climático y la crisis alimentaria. Nuestro mundo no es el de hace 10 años. Es necesario afrontar estos nuevos escenarios con criterios diferentes, con nuevas concepciones que vayan mas allá del libre mercado y de la globalización que, en materia alimentaria pareciera favorecer más a los demás países que al nuestro.

Un mundo nuevo ha empezado a comer y no hay para todos”, afirma José María Sumpsi, subdirector General de la FAO. Y explica que el tema se basa en una “asimetría” entre oferta y demanda: “No se esperaba que los países emergentes -China, India, Indonesia, Brasil- creciesen tanto, y se han expandido a un ritmo anual del 10%-12%. Eso ha producido una explosión de la demanda. No estábamos listos”.

El mercado no puede resolver el problema. Hay una imposibilidad para acceder a los alimentos por parte de amplias poblaciones que no pueden pagar los precios actuales. La solución no puede ser más libre comercio porque más libre comercio implica más hambre y menor acceso a los alimentos. El empresario privado optará siempre por vender sus productos con mayor valor agregado al mejor precio y al mejor postor. En esa lógica de pensamiento siempre encontrará en la exportación un mercado dispuesto a pagar caro por alimentos o materia prima para producir alimentos gourmet que satisfagan no necesariamente el hambre sino exigencias gastronómicas de sociedades que habiendo ya saciado el hambre hoy buscan delicatessen y exquisiteces para satisfacer necesidades, gustos o deseos no primarios sino suntuarios por decirlo de alguna manera. El ciudadano pobre que solo requiere proteína barata tenderá a ser excluído de esa lógica de mercado.

Los alimentos serán, en el corto o mediano plazo, un recurso escaso que podría convertirlos en recursos estratégicos para negociar no solo mejores precios sino condiciones más favorables para el desarrollo del país. Guardar reservas para el futuro pareciera ser una lógica correcta.

La visión debiera ser la de utilizar nuestra producción de recursos hidrobiológicos prioritariamente para nosotros mismos, proteger su renovación y crecimiento aplicando enfoques ecosistémicos, y exportando solamente aquellos que excedan a nuestras necesidades.

La acuicultura y la maricultura se presentan como las mejores, sino las únicas, opciones para la exportación. No así la pesca de captura. Esta última siempre ofrecerá precios más accesibles a nuestra población por lo cual deben destinarse prioritariamente al mercado interno. Las primeras, por su alto costo de inversión y producción, serán siempre de mayores precios y por tanto inaccesibles para la mayoría de nuestra población. Por tanto son las únicas que merecen ser promocionadas como atractivas para posibles inversionistas.

La pesca artesanal, la única que realmente abastece de productos hidrobiológicos el mercado nacional, solo podrá ser potenciada en la medida que se protejan las biomasas de peces costeros, los cuales tradicionalmente fueron capturados por los artesanales y quienes hoy cada día encuentran menos especies que extraer.

“El Presidente de la República, Alan García Pérez, señaló que la posición de su gobierno es que el gas natural sea utilizado primero para el mercado y la producción interna, y dependerá de los futuros gobiernos si este recurso o sus derivados se venden a otros países, dejando en claro que no se venderán durante su gestión” (Del diario Expreso del domingo 8 de Junio 2008)

Si el gobierno asume, en el caso del gas, que es lógico y natural primero satisfacer la demanda interna y exportar tan solo los excedentes, ¿porque no asumir el mismo criterio en la exportación de alimentos hidrobiológicos?

La cada vez mayor escasez de especies de consumo tradicionales como el congrio, el mero, la corvina, etc., indican que hay menos peces. Por eso, salvo una que otra especie, el pescado es caro en un país que se dice "pesquero". Los pescadores artesanales cada vez tienen que adentrarse más en el mar para pescar algo con toda la secuela de problemas que ello les genera.

En una reunión de la FAO en Roma, Jacques Diouf dijo que la demanda mundial de alimentos se duplicara de acá al 2030. Para ese entonces y conforme la crisis alimentaria se agudice, tendríamos mejores posibilidades de atender esa demanda a mejores precios y en mayores volúmenes. Una vez alimentados nosotros y asegurada nuestra propia alimentación podremos empezar a exportar.

Aunque el Estado no ha renunciado a su capacidad de proteger sus recursos pesqueros frente a las estrategias de las empresas, apoyándose en la imposición de reglamentos de ordenamiento y de control, no es menos cierto también que falta mucho por hacer para proteger “nuestros territorios” en función de los intereses de sus pobladores.

En la extracción se debe incorporar como objetivo la regulación de la explotación de los diversos recursos en función a su coeficiente de participación en la cadena trófica. No debiera permitirse que se altere la proporcionalidad natural entre recursos presa y recursos predadores. Esto supone mayor investigación. A esto se refiere el término enfoque ecosistémico.

La sobrepesca de túnidos en los 40's y 50's retiró del ecosistema peruano los mas importantes predadores de la anchoveta. Ello indujo el notorio "crecimiento" de la biomasa de la anchoveta al supervivir un mayor número de individuos, circunstancia que impulsó decididamente a la industria harinera de ahí en adelante.
Las "milagrosas" recuperaciones ocasionales de la biomasa de anchoveta observadas en los siguientes 50 años, están asociadas a la reducción o desaparición de otras biomasas de predadores.
El auge actual de la biomasa de pota se explica como consecuencia de la sobreexplotación del último predador mayor y significativo que quedaba en el gran océano: el tiburón.

En el aspecto económico se debiera incorporar al análisis el concepto de la perdida del valor de las biomasas en trance decadente por factores antropogénicos y su impacto sobre el poblador costero.

La administración pesquera tiene una tarea delicada para encontrar un equilibrio permanente entre las lógicas de alimentación nacional y las lógicas del mercado.

El hambre que azota a la sociedad peruana de menores ingresos poco o nada tiene que ver con la escasez de productos alimenticios, porque no tenemos escasez. Lo que tenemos es una inadecuada distribución de los recursos.
Es éticamente imposible negar esta realidad, menos aún ante una de las características más espeluznantes de la estructura pesquera nacional: la coexistencia del hambre con la exportación de nuestros productos alimenticios hidrobiológicos.

Cuando en el transcurso de los próximos años, los mercados se derrumben, cuando los precios de los metales se vengan abajo y nuestra floreciente economía basada en el libre mercado, en la globalización, y en la exportación colapse, comprenderemos.
Cuando nos enfrentemos al reto que planteará un nuevo escenario en el cual la ingeniosidad de la mente humana sea el factor decisivo de la supervivencia, entonces y solo entonces comprenderemos que la única opción lógica era y será, el desarrollo de nuestras propias habilidades y capacidades para sobrevivir.
La captación de conocimiento y el desarrollo de habilidades empieza por una buena educación y entrenamiento. Ello implica una sociedad que prioriza la educación, el desarrollo del conocimiento. Ambos elementos requieren como elemento básico una niñez bien alimentada que pueda asimilar una buena educación. Sin alimentación apropiada, es poco probable que se pueda asimilar una buena educación. Por tanto, las nuevas generaciones estarán enfrentando futuros inciertos en desventaja frente a otras sociedades.

Es verdad que la lógica de la empresa es maximizar las ganancias y reducir costos. Es la ley del libre mercado, es un aspecto de la globalización. Sin embargo no podemos evadirnos del hecho de que la civilización actual está viviendo una etapa de alto desarrollo tecnológico y de crecimiento económico, en forma simultánea a un alto índice de hambre y miseria en una parte importante del planeta y a una descomposición y deterioro dramáticos del medio ambiente, así como a un cambio climático cuyos efectos pueden cambiar para siempre el paisaje humano y natural de la Tierra.

En ese orden de cosas, debemos buscar el punto de equilibrio, la media precisa para que las ganancias empresariales y las consecuencias positivas de la tecnología y la globalización no se consigan a costa del deterioro del planeta y de la miseria y el hambre de sus pueblos.